LA OBESIDAD DE LOS RICOS Y LOS POBRES

 

 

ELMER HUERTA
Especialista en salud pública@drhuerta

Un reciente estudio publicado en la revista "The Lancet" analizó patrones alimenticios de 4,500 millones de personas en 187 naciones y determinó que en los países con menos recursos se está incrementando rápidamente el consumo de alimentos pocos saludables.

En la actualidad, es más fácil para el usuario acceder a alimentos poco saludables. Esto ocasiona que la población empiece a demandar cada vez más esta clase de productos. Este círculo vicioso solo podrá romperse con firmes e inteligentes medidas regulatorias de los gobiernos, un mayor esfuerzo de la industria y un sólido compromiso de la sociedad civil.

Esa es la conclusión de una serie de importantes artículos publicados recientemente en la prestigiosa revista "The Lancet Internacional", en la que analizan los patrones alimenticios de 4.500 millones de personas en 187 países.

En estos días que se discute el futuro de la alimentación de los niños y adolecentes en el Perú, pensamos que es necesario dejar de mirarse el propio ombligo y empezar a examinar el cuadro general del estado de nutrición mundial. Los artículos publicados en "The Lancet" nos dan un ecxelente panorama de lo que eles podría pasar al Perú y a otros países latinoamericanos si no se toman las medidas correctivas en la alimentación de la población

El estudio tiene dos conclusiones importantes. La primera es que el consumo de alimentos saludables está aumentando, especialmente en los países ricos. La segunda es que el consumo de alimentos no saludables se está incrementando en un grado mucho mayor que el de los productos con alto valor nutricional, especialmente en países pobres y de medianos recursos, como el Perú.

Es decir, mientras que los países ricos están saliendo del problema de una alimentación no saludable, los países pobres están metiéndose cada vez más en él. Viene entonces aquí el primer concepto importante: ¿Qué es un alimento saludable? Se considera que un alimento es saludable cuando tiene un correcto balance de los cinco principales grupos nutricionales: granos; frutas y vegetales; proteínas; lácteos y grasas; y azúcares.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace las siguientes recomendaciones con respecto a la alimentación de poblaciones e individuos:

-Debemos apuntar a un equilibrio energético y un peso corporal saludables.

-Debemos limitar nuestro consumo de energía total proveniente de las grasas. Hay que preferir grasas insaturadas y poco saturadas.

-Debemos aumentar nuestro consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos.

-Debemos limitar nuestro consumo de sal.

Viene entonces ahora el segundo concepto importante: ¿De dónde deben obtenerse esos alimentos balanceados y nutritivos?. Pues hasta la mitad del siglo pasado, había una única respuesta a esa pregunta, los elementos nutricionales fundamentales solo se obtenían de productos animales y vegetales naturales, es decir, de fuentes de alimento " que estuvieron vivas" hasta antes de cosecharlas o sacrificarlas para el consumo.

Las amas de casa cocinaban todos los días prodcutos frescos y comidas naturales. Pero desde mediados del siglo pasado, especialmente en los países ricos, la gente empezó a obtener sus elementos nutritivos de los llamados alimentos procesados y ultraprocesados, los cuales llenan las estanterías de todos los supermercados del mundo. No todos los alimentos procesados son iguales. Distingamos tres tipos: los mínimamente procesados, como la frutas y verduras picadas, las nueces y maní en bolsas o el café.

En segundo lugar, tenemos a los alimentos medianamente procesados. Son aquellos en los que los ingredientes naturales ya han sido convertidos en algo nuevo y diferente. Por ejemplo, el trigo se convierte en harina, y de él se hacen el pan, las galletas, los fideos o los queques. Del mismo modo, de la leche se obtienen el queso y el yogur. Otro ejemplo es el de la carne, de la cual se obtienen las hamburguesas; el cacao, del que se obtiene una pasta para hacer chocolates, y las papas cortadas, listas para ir al horno y convertirse en papas fritas.

Estoy seguro de que, al leer esta lista de alimentos medianamente procesados, usted dirá: ¿Pero qué tienen de malos los alimentos su contienen productos naturales?

Ahí radica el centro del debate que se vive en el Perú y en otros países del mundo. La disputa radica en la cantidad y la calidad de los ingredientes adicionales que se agregan a esos alimentos medianamente y altamente procesados para que puedan conservarse largo tiempo en almacenamiento, para que tengan cierta textura, color o sabor que los haga más atractivos, sobre todo para los niños.

Ahí empezamos a hablar de grasas trans (que en el reglamento peruano han quedado misteriosamente fuera del documento) y de la cantidad de azúcar, sal y grasa que tienen esos alimentos procesados para que sean atractivos para el consumo público.

En el reglamento peruano, se han adoptado los límites de la OMS, los cuales no requieren ser reconocidos por la industria nacional, y se ha llegado a insultar la inteligencia de los peruanos al comparar el contenido de grasa de un producto químicamente manufacturado, como una barra nutricional, con el de un huevo natural. El tercer tipo de alimento es el altamente procesado, conocido popularmente como comida chatarra.

En estos productos, ya no se encuentran ingredientes naturales, pues están "químicamente confeccionados" y tienen colorantes, saborizantes, preservantes, edulcorantes y sus engañosas etiquetas dicen "100% natural" o "con sabor a". Allí están las barras energéticas, los cereales excesivamente azucarados, las galletas rellenas de productos cremosos químicamente manufacturados, los queques de colores cubiertos de pegajosas cremas repletas de azúcar, los caramelos y chocolates que muchas veces ni tienen pasta de cacao natural, los pedazos de pollos fritos llamados "chicken nuggets" que tienen la fama de que si se dejan a la intemperie nunca se pudren.

Aquí están también los macarrones con queso y las bebidas con altísimos contenidos de azúcar, como las gaseosas. ¿Se da cuanta de cómo en los últimos 70 años el mundo ha ido de lo natural a lo artificial en lo que se refiere a la alimentación? ¿Se da cuenta también de cómo - según "The Lancet"- los países que empezaron con este problema están deshaciéndose de él, mientras que las naciones pobres como el Perú, con la ayudita de políticos desinformados y de una agresiva industria, están recién empezando?

El artículo de "The Lancet" dice también que los niños en EE.UU. consumen ahora 200 calorías diarias más de las que consumían en 1970. Eso equivale a un gasto extra de 400 dólares anuales por niño, lo cual suma una ganancia de US$20. 000 millones por año para la industria. ¿Se da cuenta de por qué la industria pele con uñas y dientes cualquier ley de alimentación saludable en el Perú o en América Latina?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, en el año 2014, el 39 por ciento de la población mundial ya tenía sobrepeso y el 13 por ciento ya tenía obesidad y en el 2013, 42 millones de niños menores de 5 años ya tenían sobrepeso u obesidad. Tim Lobstein, de la Federación Mundial de Obesidad dice que la industria tiene un especial interés en apuntar a los niños porque acostumbrarlos desde chiquitos a los sabores de esos productos los convertirá en consumidores leales por el resto de sus vidas. Al respecto, ¿se ha dado cuenta de la enorme cantidad de propagandas de comida chatarra dirigida a los niños? Y por si no lo sabía, en el 2007 la venta de alimentos procesados para niños subió de 13.700 millones a 19.000 millones de dólares anuales.

El artículo de The Lancet concluye llamando a una supervisión y regulación más estricta de la oferta de alimentos, incluyendo un código internacional de comercialización de alimentos para proteger la salud de los niños. Debe regularse también, dicen, la calidad nutricional de los alimentos en las escuelas, aumentar los impuestos sobre los alimentos no saludables, subsidiar los alimentos saludables para las familias más pobres e implementar un etiquetado de los alimentos que sea claro y de fácil entendimiento para el usuario, lo cual obligaría a la industria a producir alimentos más sanos.

Al respecto, que envidia con el Ecuador amable lector, ellos tienen un sistema clarísimo de etiquetado de alimentos, el cual está basado en un simple semáforo de luz verde, ámbar y roja para darse cuenta del contenido de sus ingredientes. Entristece también que las industrias peruanas que comercializan sus productos en el Ecuador tengan esas claras etiquetas para nuestros vecinos del norte, mientras que al mismo tiempo las niegan para su propia gente. ¿Cuál será la razón de ese doble estándar?

 

 

Publicado en El Comercio el 11 de mayo del 2015