EDUCACIÓN PARA EL CONSUMO


 

 

Por  Marta Vázquez-Reina

 


No es una asignatura obligatoria, ni se recoge como tal en el currículum escolar. Sin embargo, es esencial para la formación integral del alumno. La educación para el consumo es uno de los ejes transversales obligatorios que los centros educativos de nuestro país deben trabajar de forma complementaria en las diferentes áreas curriculares. Fomentar una actitud crítica hacia el consumo, aprender a planificar el uso eficaz del dinero o conocer sus derechos y deberes como consumidores son algunas de las competencias básicas que pueden adquirir los estudiantes en este ámbito.

La educación del consumidor es uno de los objetivos declarados por la Unión Europea para que la evolución del espacio común se desarrolle en un área económica sostenible y próspera. Esta formación es aplicable a todos los ciudadanos, pero en especial a los más jóvenes, las nuevas generaciones, que serán los consumidores del futuro más cercano.

Por este motivo, la educación reglada incorpora ya estos contenidos de forma obligatoria, tal como dictan la Ley Orgánica de Educación (LOE 2006) y los Reales Decretos que establecen las enseñanzas comunes de las distintas etapas. Junto con la educación ambiental, la educación vial o la educación sexual, entre otras, la educación del consumidor se integra en el currículum con carácter transversal, es decir, se debe trabajar como complemento en las actividades de enseñanza y aprendizaje y debe impregnar todas las actuaciones del centro educativo.
 


Competencias consumidoras
Se persigue que los estudiantes adquieran competencias básicas relevantes para la vida diaria
La educación del consumidor en las aulas de enseñanza reglada persigue que los estudiantes de todos los niveles adquieran determinadas competencias básicas que son relevantes para la vida diaria. La idea es que los alumnos alcancen los conocimientos, capacidades y actitudes apropiadas para decidir qué consumir, cómo hacerlo y porqué y que basen sus decisiones en el valor real que para ellos tienen los productos, según sus necesidades y deseos.

DOLCETA, un completo proyecto de la Unión Europea destinado a difundir la educación para el consumo en todos los niveles y coordinado por la Asociación Europea de Centros de Educación Superior y Continua (EUCEN), propone en su programa formativo, diseñado para la educación formal, cuatro áreas temáticas a las que se adhieren estas competencias:

Integración en el currículum
Una opción es tratar los contenidos como unidades didácticas que complementen los temas de una materia
Los contenidos de educación del consumidor se pueden integrar en el diseño curricular de los distintos niveles educativos con varias metodologías. Una opción es tratarlos como unidades didácticas que complementen los temas de una determinada materia, como entender el valor del dinero en una clase de matemáticas o identificar posibles impactos del consumidor en el medio ambiente en el aula de biología. También se pueden trabajar como proyectos independientes de la actividad académica estricta, ya sea en forma de concursos escolares, excursiones y visitas extraescolares, etc.

Distintos proyectos de ámbito nacional, autonómico y europeo ponen a disposición de los agentes educativos materiales on line y recursos didácticos y pedagógicos, que aportan interesantes ideas para incluir estos contenidos transversales en la dinámica diaria de las aulas o proponen actividades y programas de considerable valor educativo.


Fuente: 
www.elpais.com