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El 90% de las patentes de genes marinos, entre los que se incluyen algunos presentes en aguas internacionales, pertenecen solo a diez países, según se desprende de un estudio en el que participan investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que se publica en el último número de la revista "Science". El organismo público de investigación señala que es una "cifra muy llamativa", dado que esta decena de países tiene el 20% de las costas del mundo. Los tres primeros países de la lista -Estados Unidos, Alemania y Japón- abarcan el 70% de estas patentes y otro de ellos, Suiza, no posee si quiera aguas marinas jurisdiccionales.

El estudio indica que la principal razón de este desequilibrio se encuentra en el acceso a la tecnología necesaria, tanto para la exploración marina como para la explotación de los recursos genéticos. Después de Estados Unidos, Alemania y Japón, los siete países más activos son: Francia, Reino Unido, Dinamarca, Bélgica, Países Bajos, Suiza y Noruega. Solo 31 de los 194 países del mundo han solicitado patentes de genes marinos.

Ante estos datos, el artículo, coordinado por una investigadora del Institut Français de Recherche pour l'Exploitation de la Mer, plasma la necesidad de desarrollar un marco internacional que asegure un "acceso ético y equitativo" a los recursos genéticos marinos, especialmente en aguas internacionales, que suponen el 65% de la superficie del océano. "Los datos que presentamos evidencian que habría que fomentar que los países que aún no tienen acceso a estas tecnologías puedan desarrollar estas capacidades. Instamos que estos recursos genéticos marinos sean proclamados Patrimonio Común de la Humanidad, un reconocimiento que sí tienen los recursos minerales del fondo del océano", explica uno de los autores del estudio, Jesús María Arrieta, investigador del CSIC en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados.

Tanto la protección de la biodiversidad como la propiedad de los recursos biológicos dentro de las aguas territoriales de cada país están definidas en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, pero fuera de las aguas territoriales no existe un marco legal aceptado de forma universal, señala el CSIC. En octubre de 2010, la Conferencia sobre Diversidad Biológica de Naciones Unidas, celebrada en la ciudad japonesa de Nagoya, sentó las bases para crear un protocolo para mejorar el acceso a los recursos genéticos marinos y a los beneficios generados por su utilización. A pesar de este avance, no se pudo llegar a un acuerdo, ya que hay países partidarios de proteger estos recursos y otros prefieren mantener la "libre explotación".

Los científicos proponen la creación de un fondo de patentes de organismos marinos extraídos en aguas internacionales. Este fondo debería estar controlado por una agencia internacional, que regularía también el reparto de beneficios.
 

 

Fuente: www.consumer.es