La oferta de infraestructura crea su propia demanda

 

Enrique Cornejo R.

Ex Ministro de Transportes y Comunicaciones

 

Entre los economistas clásicos más conocidos se encuentra el francés Juan Bautista Say (1767 – 1832), quien planteó, entre otros conceptos, la denominada “Ley de Say”, que señala que “toda oferta crea su propia demanda”. Aunque los contextos históricos y objetivos son muy diferentes entre la segunda mitad del Siglo XVIII cuando se hizo este planteamiento y los tiempos actuales, es interesante observar que el planteamiento de Say bien podría ser aplicado de una manera general para explicar el desarrollo de los proyectos de infraestructura en la actualidad.

¿Ha viajado el amigo lector por la carretera Panamericana Sur entre Cerro Azul y la entrada de Chincha? Esa hermosa autopista fue construida porque se firmó una adenda al contrato original de concesión que señalaba que la segunda pista solo debía ser construida a partir del año 2020 porque se suponía que recién en ese año el tráfico (es decir, el número de vehículos que transitan diariamente por la vía) justificaría la mayor inversión. La realidad mostró un resultado completamente diferente a lo planeado: la demanda creció mucho más de lo planeado. El lector se preguntará entonces ¿por qué no siguen haciendo la autopista (doble vía) desde Chincha hasta Ica? La respuesta es simple: el actual Gobierno no quiere formar una adenda que permita ese adelanto de obra.

El tema se repite en todas las obras de infraestructura que se construyen. Las carreteras Interoceánica Norte y Sur superaron ampliamente la demanda esperada (también para los años 2019 al 2021) mucho antes de que terminaran de construirse; el Aeropuerto Internacional “Jorge Chávez” superó los diez millones de pasajeros antes de los diez años de concesión; el Muelle Sur del puerto del Callao alcanzó muy rápidamente la meta de contenedores operados que se había establecido en el contrato e igual sucederá con el Terminal Norte también concesionado. De otro lado, el Tren Eléctrico (Metro) de Lima y Callao ya superó en poco tiempo de operación el número de pasajeros proyectado. Y sucederá con cuanta obra de infraestructura se decida construir en el país. ¿Por qué? La brecha de infraestructura es todavía muy importante (alrededor de US$ 40,000 millones) existe, por lo tanto, una gran demanda insatisfecha. De otro lado, por diversas razones existe en amplios sectores de la población desconfianza en cuanto a los anuncios del Gobierno sobre la realización de futuras obras: ha habido tantas promesas incumplidas en el pasado que cuesta creer que la obra realmente se va a ejecutar. Por eso, cuando la gente ve que empiezan los movimientos de tierra y los desplazamientos de maquinaria no duda en adoptar decisiones económicas con gran velocidad.

Los tiempos de trayecto disminuyen, los precios de los terrenos aumentar, los productos y servicios pueden ser ofertados competitivamente en los mercados, se integran las economías locales y regionales, se crean empresas de transporte y otras empresas de servicios, mejora la calidad de vida de los ciudadanos. Su educación, la atención de su salud, su autoestima se eleva. Todo esto ocurre solo con el inicio de las obras de manera que al poco tiempo ya el tráfico (número de vehículos, pasajeros, contenedores, etcétera) es superior al previsto. Este tema debería ser analizado seriamente por las autoridades y funcionarios que priorizan y evalúan la viabilidad de los proyectos de inversión pública: si la demanda responde con tanta velocidad los proyectos también deberían ser aprobados con mayor velocidad y con mayor seguridad en que van a ser exitosos.

 

Publicado en Gestión el 14 de agosto del 2012