La revolución tecnológica se adentra en la moda de lo que vestimos

 

Richard Waters para Financial Times.

 

La revolución formará parte de lo que vestimos. Pero, como la mayoría de las revoluciones tecnológicas, no llegará tan rápidamente o en la manera en la que predicen los videntes.

A eso apuesta Silicon Valley acerca de su más nuevo y publicitado adelanto: los dispositivos 'inteligentes', como relojes y anteojos, representan el próximo frente en el campo de la informática personal.

La caída dramática del hardware y la difusión de las redes inalámbricas sin duda apuntan hacia una era en la cual la inteligencia digital y la conectividad se infiltrarán en diversos artículos personales –por no hablar del mundo más amplio de los objetos inanimados– creando un muy esperado 'Internet de cosas'. Más difícil de prever es la forma en que se sentirá esta revolución, aunque hay ciertos indicios.

Brian Krzanich, el nuevo presidente ejecutivo de Intel, predice que existirán tres categorías de dispositivos –para los oídos, los ojos y las muñecas, y cada una con su propio conjunto de aplicaciones– que pronto serán comunes. Cuáles de todas estas aplicaciones serán mega-exitosas, sin embargo, sigue siendo una incógnita.

Hasta el momento, es probable achacar el hecho de que la tecnología de los dispositivos de vestir es más un tema de discusión que de experimentación práctica a los típicos problemas de la puesta en marcha. Como informó el Financial Times a principios de esta semana, el muy esperado iWatch de Appleprobablemente no aparecerá hasta finales del próximo año como muy pronto. Con otras empresas de tecnología personal apresurándose para producir algo similar, seguramente otros relojes inteligentes aparecerán antes –pero hasta que Apple emita su propia visión, el mundo de la tecnología personal seguirá conteniendo la respiración.

Mientras tanto, el otro producto bandera de la revolución de los dispositivos de vestir, el Google Glass, ha enfrentado algunos vientos en su contra. Los líderes del Congreso de EU expresaron su preocupación recientemente sobre las implicaciones que acarrean las infracciones a la privacidad, de un dispositivo montado en la cara capaz de monitorearlo todo continuamente y grabar todo en frente del usuario. Y a principios de esta semana llegó la noticia de que una falla del software, que ya se corrigió, habría permitido a los hackers asumir el control de los dispositivos.

Las capacidades tecnológicas no son el principal factor limitante aquí. La cuestión crucial, como siempre, es determinar si los beneficios de una nueva tecnología superan la resistencia a su aprobación –desde sentirse cómodo con las nuevas interfaces y el nuevo hardware hasta desarrollar las normas culturales y sociales que exigen las nuevas tecnologías.

Hay 2 visiones muy diferentes de cómo la computación 'de vestir' irrumpirá en el mercado general. Una de ellas sostiene que se filtrará en la vida cotidiana, por medio de aparatos que realizan una sola función, pero siguen siendo en gran medida invisibles. Las pulseras hechas por Nike y Jawbone son los precursores de estos dispositivos inteligentes, midiendo e informando a sus aplicaciones para realizar un seguimiento y analizar los aspectos de la condición física y la salud de los usuarios.

La otra visión implica un asalto frontal completo al campo de la computación personal de propósito general. En esta versión de los hechos, un reloj o un par de anteojos convertirán en obsoletas muchas de las grandes aplicaciones de los teléfonos inteligentes, como hacer llamadas telefónicas, revisar los mensajes de texto o tomar fotografías, antes de finalmente volver redundantes a los dispositivos favoritosactuales. Con la apertura de estos dispositivos como plataformas para programadores independientes, sus creadores esperan aumentar las probabilidades de que vayan a crear aplicaciones que vuelvan a estos aparatos indispensables.

De los dos, el pasado de la tecnología personal apunta a la primera opción como la más probable. Lasplataformas de computación de propósito general, desde la PC hasta el internet, tardan años en dominarse. La consigna clave para el éxito de la integración total de una tecnología en la vida personal es la fluidez sin tropiezos. Las cosas que simplifican la vida irán a la cabeza –especialmente si su hardware se mantiene invisible y sus funciones son automáticas.

Irónicamente, una de las primeras grandes aplicaciones de estos aparatos probablemente serán aquellas que civilicen el teléfono inteligente. Los teléfonos de hoy en día han impuesto su tiranía en nuestras vidas personales, cortando conversaciones y convirtiendo las aceras de las ciudades en desfiles de distraídos. Los primeros relojes inteligentes buscan mediar en este mundo dominado por los teléfonos inteligentes, por ejemplo, señalizando alertas de texto de una manera menos invasiva.

El momento verdaderamente revolucionario de la computación 'de vestir' se dará probable solamente después de que un suficiente número de estos aparatos hayan encontrado su propio lugar en el mundo, creando una constelación que en sí misma se haya convertido en una nueva plataforma informática.

Los teléfonos inteligentes se mantuvieron al margen por años hasta que Steve Jobs intimidó, engatusó e inspiró a sus colegas de Apple para crear el iPhone. Los inversores que hayan basado sus esperanzas en un adelanto como el iWatch podrían llevarse una seria decepción.