INDUSTRIA PERUANA

Un vino en ascenso

 

Diversos vinos peruanos logran medallas en el ámbito internacional. Los especialistas sostienen que una mejor promoción, que incluye maridajes con nuestra gastronomía, y seguir apostando por la tecnificación son medidas que permitirán consolidarlos.

 

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José Vadillo Vila
jvadillo@editoraperu.com.pe

 

Desde hace una década, más o menos, se vive un despertar del pisco, con un crecimiento constante en las exportaciones, y sobre todo en el consumo interno de este licor de bandera, que se ha triplicado. Hoy, como dice el especialista Eduardo Dargent, los jóvenes y viejos ya no se vanaglorian de tomar alcoholes extranjeros, que son también buenos, sino que hablan de un buen mosto verde o un buen chilcano.

Pero qué sucede con el vino peruano, también viejo compañero de las rutas del sabor en la historia nuestra. Dargent, quien acaba de publicar Vino y pisco en la historia del Perú (Lima, Fondo Editorial de la USMP, 2013), reconoce que, desde hace un par de décadas, los vecinos argentinos y chilenos están produciendo vinos de altísima calidad. No es gratuito: sus productores decidieron mejorar su producción. ¿Y en el caso peruano?

De gustos peruanos

Si bien no contamos con grandes terrenos de producción de la vid, el vino peruano también es de altísima calidad. Por el lado del consumidor, vamos a contracorriente que el resto: el peruano promedio es amante del vino dulzón, borgoña. Y Dargent, presidente del Instituto del Vino y del Pisco (IDVIP), considera que básicamente al hablar de exportación, la mayor parte va para las comunidades peruanas en el extranjero que quieren recordar ese sabor.

Iván Livschitz, gerente de marketing de la firma Tabernero, explica: “Los grandes volúmenes se dan en países con importantes colonias peruanas, estas sin duda extrañan la particularidad y calidad de nuestros productos”. Sin embargo, recuerda, desde hace unos años se ve la producción peruana como “una alternativa de vinos exóticos para los países que no se caracterizan por tener una importante presencia de connacionales: es aquí donde vemos importantes oportunidades.”

Que a uno le guste su borgoña no es pecado y no tiene por qué cambiar, dice Dargent, “pero como todo, uno va probando, va comparando, así hemos desarrollado lo del pisco: hace tres años se ofrecía el pisco y pocos querían porque tenemos ideas huachafonas de capital de virreinato que solo tomo whisky y cosas así, pero vemos que tenemos productores que hacen buen pisco. Ha ido cambiando la mentalidad y ahora el peruano tiene orgullo de su pisco.”

Livschitz está de acuerdo con que, con los años, el paladar del consumidor peruano se está refinando. Y que al gozar de un mayor poder adquisitivo busca incorporar a su hábito de consumo diferentes tipos de vino. “Sin embargo, es bueno recalcar la particularidad de nuestras preferencias, la cual nos coloca como un gran consumidor de vinos dulces, es por esto que sería más exacto decir que no se está migrando a los vinos secos [generalmente extranjeros], sino que agregamos al consumo del mercado estos tipos de vinos.”

Hoy los productores nacionales hacen grandes inversiones para producir vinos de alta calidad, se capacitan, traen técnicos extranjeros y apuestan por tecnología de punta. “El resultado es que tenemos más vinos de alta calidad y creo que para fines de esta década los vinos peruanos competirán limpiamente en el mercado internacional con cualquier otro de la región”, augura Dargent. Algunas firmas como Tacama, por ejemplo, están logrando medallas en mercados exigentes con algunos productos, recuerda el especialista.

Crecer con ¡salud!

¿Cómo seguir aumentando la demanda de los vinos peruanos? Dargent considera entre las tareas trabajar blends que se adecúen con nuestra comida criolla. Ya hay trabajos aislados al respecto que han hecho chefs y someliers en algunos restaurantes limeños.

Otra medida es que los restaurantes de cinco tenedores, que en la actualidad cobran carísimo por el vino, deberían fomentar el consumo de buenos vinos nacionales como sucedió en Mendoza (Argentina), donde hubo un sistema que promocionó su industria vitivinícola local: los restaurantes vendían un “vino turístico”, de marcas locales, a precios cómodos para que los visitantes gozaran con sus vinos, pero esta producción no se podía adquirir en las tiendas. La medida creó un boca a boca de la calidad del vino mendocino, que fue positivo para su desarrollo.

Para Dargent, otra medida sería que en las góndolas de los supermercados se promocionen, en primer término, a los vinos peruanos premiados, invitando a que los prueben y comparen con los extranjeros.

Livschitz se muestra de acuerdo con que el auge de la gastronomía peruana sirva para que sean los restauranteros quienes incentiven el consumo y maridaje de los vinos peruanos de calidad en sus locales. “En las góndolas de los supermercados, creo que el vino peruano tiene un importante espacio. El tema es que debido a la gran variedad de vinos de tantas partes del mundo y con precios tan competitivos, esto no se nota mucho a veces”, opina.

Mejoran producción

Diversas empresas del interior del país, como las moqueguanas, están interesadas en tecnificarse para mejorar su producción de vinos, piscos y damascos.

El presidente del IDVIP, Eduardo Dargent, recuerda que en Argentina y Bolivia se apuesta por ampliar las zonas de producción de los vinos interandinos, con buenos resultados gracias a las nuevas técnicas. Así, considera que las grandes empresas deben apostar por cultivar en valles altos como el Urubamba, en Cusco, que sería un buen derrotero.

Al respecto, Iván Livschitz, de Tabernero, cree que en el fascinante mundo del vino “uno debe explorar siempre nuevas alternativas: la vid se comporta de diferentes maneras en diferentes latitudes y uno se puede llevar grandes sorpresas. Y nuestra empresa está en constante investigación y la elaboración en esas condiciones es una posibilidad que no descartamos”. Dargent cree que el orgullo que nos da nuestro pisco va a jalar al vino. “Vemos que algunos de los vinos que han salido, cada día tienen mejores ofertas, tanto en tintos como en blancos. Si hay peruanos que tienen dudas sobre eso, que empiecen a probar con la mente abierta. Si tenemos una gastronomía peruana sorprendente, debe de ser acompañada por unos buenos vinos peruanos”, finaliza.

Historia

El Perú es un país tradicionalmente productor de vino desde la época virreinal.

Los primeros vinos de América se produjeron en nuestras tierras.

El historiador Pedro Cieza de León, quien llegó al Perú junto al pacificador Pedro de la Gasca, empezó a recorrer de norte a sur el territorio en 1547 y en los valles costeños, como Piura, encuentra parras sembradas.

Los libros del Cabildo de Lima de 1549 ya hablan del negocio de las viñas.

Diversos cronistas han documentado la gran calidad de nuestros vinos durante la época virreinal.

Durante el siglo XIX el Perú perdió su velocidad de producción, antes que por las guerras de independencia y fronterizas, por la filoxera que casi destruye los viñedos. Se optó, entonces, por cultivar algodón.

10%

espera crecer la exportación de vinos peruanos este año.

 

Publicado en El Peruano el 4 de marzo del 2014