Fútbol y elecciones

 

Autor: The Economist

EL 2014 SERÁ CRUCIAL PARA BRASIL, LA MAYOR ECONOMÍA DE AMÉRICA LATINA, PUES SERÁ UN AÑO ELECTORAL IMPREDECIBLE.

"No se trata de los 50 centavos", reza una pinta en una tienda de la avenida Faria Lima, una de las principales vías de Sao Paulo. En el establecimiento de al lado, el mensaje es más contundente: "Al diablo con la Policía". Seis meses después de que una pequeñas manifestación contra el incremento de 50 centavos en el pasaje de los buses se tranformó en las mayores protestas callejeras que Brasil ha tenido en una generación, que dan pocos signos visibles de la rabia que revelaron en torno a la corrupción, los pésimos servicios públicos y el incremento del costo de vida.

Los recientes intentos para organizar una repetición solo han atraído a algunos cientos de manifestantes. El apoyo a la presidenta Dilma Rousseff, que cayó tras las protestas de junio, ha resurgido. Una encuesta de noviembre sobre intención de voto para las lecciones de octubre próximo le otorgaba el 47% frente al 30% de sus dos probables adversarios.

Pese a ellos, la carrera por la presidencia es difícil de predecir. La misma encuesta halló que dos tercios de los votantes quieren que el próximo presidente de Brasil implemente cambios profundos en la política gubernamental. Esto sugiere que el espíritu de junio sigue vivo -y que algo del respaldo que ahora disfruta Rousseff podría desvanecerse si emerge una alternativa fuerte-.

Los analistas políticos señalan que la estrategia de voto de muchos brasileños consiste en inclinarse por quien lidera las encuestas, quienquiera que sea, lo que significa que un candidato que logre avanzar en las encuestas podría tomar el liderazgo rápidamente.

Ninguno de los probables adversarios de la presidenta está haciendo proselitismo seriamente. El Partido de la Social Democracia Brasileña, de Aécio Neves, Ha sido golpeado por evidencias de sobornos y aumento fraudulento de precios en los contratos públicos en el estado de Sao Paulo, en tanto que Eduardo Campos, el gobernador del estado de Pernambuco, está elaborando un programa de gobierno con su probable candidata a la vicepresidencia, la ambientalista Marina Silva.

La situación de la economía brasileña ofrece una línea de ataque para ambos candidatos. Desde que Rousseff asumió el cargo el 2011, el crecimiento ha sido anémico. Si bien el desempleo es bajo hasta hace poco los ingresos han aumentado más rápido que la inflación, la creación de empleo y el incremento de los salarios se están enfriando mientras que los precios continúan elevándose. Además, las finanzas públicas se han deteriorado y no serán reparadas durante un año electoral.

Un calendario satírico que circula por las redes sociales pinta el 2014 como otro año perdido para el crecimiento, con un Carnaval que se extenderá desde Navidad hasta marzo y tres meses de relajo en la época del Campeonato Mundial de fútbol: mayo estará dedicado a los preparativos, junio a la realización del torneo y julio a la celebración -o al luto nacional, dependiendo-. El gasto extra en cerveza, camisetas de la selección y nuevos televisores apenas podrán compensar el cierre de colegios y oficinas gubernamentales que se ha autorizado para los días de los partidos.

El Mundial significará otros riesgos para Rousseff. Las marchas de junio pasado coincidieron con la Copa Confederaciones y esa ocasión alimentó la ira de los manifestantes al resaltar el contraste entre los fastuosos nuevos estadios y la baja calidad de la infraestructura pública, además que les brindó la oportunidad de mostrar su descontento con todo el mundo espectador.

Pese a que la pasión de los brasileños por el fútbol y el orgullo nacional hacen improbable una repetición de las protestas, los "bloques negros" -jóvenes irascibles y sin líderes que machan vestidos de negro, con capuchas y máscaras, y buscan confrontaciones violentas con la Polícia- no muestran tales reparos.

Esther Solano, investigadora de la Universidad Federal de Sao Paulo, ha entrevistado a miembros de estos grupos y señala que, sin excepción, su objetivo es perturbar el evento. La Polícia está buscando evitarlo mediante el monitoreo de sitios en Internet vinculados con protestas y compartiendo información de inteligencia. Pero la naturaleza amorfa de estos bloques hace imposible juzgar el éxito policial.

Otro riesgo para Rousseff es que al menos un estadio podría ser descartado de la competencia. Eso sería una gran verguenza pues las entradas para los partidos en los doce estadios ya han sido vendidas. Aunque se suponía que todos ya debían estar listos en estos momentos, seis continúan en construcción debido a problemas de caja, huelgas y accidentes. El fatal colapso de una grúa ocurrido en noviembre en el nuevo estadio de Sao Paulo, donde se realizará el partido inaugural, no ha dejado lugar para más postergaciones.

Pero a pesar de estos apuros, será difícil derrotar a Rousseff. Los beneficiarios de "Bolsa Família", un subsidio directo para 14 millones de familias pobres, son los más proclives aparobar su gestión. Un falso rumor surgido en mayo, respecto de la eliminación del programa casi provoca amotinamientos en pueblos económicamente marginales del noreste, lo cual es un recordatorio del tamaño y poder de este grupo de votantes.

Otras políticas identificadas con la presidenta, como la importación de médicos cubanos para que trabajen en zonas pobres, también son mucho mejor calificadas por las masas que por la élite. Por ello y pese al apetito de los brasileños por el cambio, los contendientes de Rousseff tendrán que persuadir a los electores que, si ganan la elección, muchas de tales políticas permanecerán.


Publicado en: Diario Gestión (09 de Enero del 2014)