Nueva vida para una mala idea

Autor: The Economist

 

 

 

 

LA UNION EUROPEA ESTA CONTEMPLANDO La implementación de un impuesto a las transaciones financieras

 

La aplicación de impuestos a las transacciones financieras (ITF) ha tenido una historia accidentada en Europea. Reino Unido grava con un impuesto de timbre las compras de acciones, pero quiere proteger su mercado bursátil de otras cargas fiscales; Suecia lo internó en 1980, pero descartó el plan cuando la negociación de valores emigró; y Francia e Italia han aplicado recientemente diferentes tipos de ITF.

Pese a ello, en la primera reunión de ministros de Finanzas de Europa del año, Francia y otros diez miembros de la Unión Europea (UE) con ideas similares, desempolvaron un moribundo plan para introducir un ITF armonizado.

Países como Reino Unido y Luxemburgo - que vive del manejo de activos financieros - han frustrado por años los intentos de implantar un ITF común y, en respuesta, el 2014 una coalición de miembros más entusiastas de la UE anunció su intención de comenzar a gravar productos financieros el 2016. Desde entonces, "los once": Alemania, Austria, Bélgica, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Francia, Grecia, Italia y Portugal, han estado debatiendo qué y cómo hacerlo.

¿Se gravará un amplio rango de instrumentos financieros, incluyendo los derivados, como quieres Alemania y Austria? Francia, aunque a favor de un ITF, quiere excluir la mayor parte de derivados: sus bancos poseen por lo menos una cuarta parte del mercado europeo de derivados de renta variable.

¿Determinará la ubicación geográfica del emisor? - o de compradores y vendedores de los títulos- si la transacción es gravable y qué país cobrará el impuesto? Los países pequeños con pocas empresas financieras grandes temen perder si se opta por la emisión y no por la residencia. Cuando las negociaciones del ITF se rompieron a finales de diciembre, parecía definitivo.

Fue el abrupto cambio de posición de Francia lo que revivió el debate y el 5 de enero, el presidente Francois Hollande declaró que su país respaldaría un ITF lo más amplio posible, pero con una tasa baja.

Con la ayuda de Austria, los franceses recibieron más apoyo y, el 27 de enero, la coalición anunció que había acordado trabajar hacia una propuesta siguiendo los lineamientos austrofranceses.

Además, le solicitaron a la Comisión Europea jugar un rol más importante (el exministro de Economía Francés, Pierre Moscovici, es ahora el comisionado a cargo del tema en Bruselas). El ministro de Finanzas austriaco, Hans Jorg Schelling, es el encargado de dirigir el proyecto y aunque parezca implausible, todavía se tiene planeado implementar algo el 2016.

Las experiencias de Francia e Italia serán instructivas. El 2012, el primero impuso un ITF de 0.2 % sobre las compas de acciones o valores comparables emitidos por empresas basadas en el país con una capitalización de mercado de US$ 1,100 millones o más. Italia fue más radical: desde marzo del 2013 grava las transacciones en acciones de empresas basadas allí y capitalizadas en más de 500 millones de euros, con un ITF de 0.12%.

La tasa inicial sobre las transacciones "over the counter", es decir, las negociadas directamente entre comprador y vendedor, un lugar de las que utilizan algún tipo de intermediación, era significativamente más alta (0.22%). Desde setiembre del 2012, los derivados también están gravados. Aunque la fórmula para calcular el impuesto es complicada , puede resultar en 200 euros para transacciones con un valor nominal superior a 1 millón de dolares.

Nuevos cálculos realizados por el banco Credit Suisse muestran que luego del sacudón inicial, el volumen de las negociaciones de valores en Francia no ha sido muy afectado por el ITF. El valor promedio diario de las acciones negociadas desde la implementación del impuesto está alrededor de 12% por debajo del 2011, el año previo a su introducción.

Pero en el resto de Europa la negociación ha caído en casi 10% y existe poca evidencia de que las empresas no están siendo capaces de financiarse a sí mismas o de cuánto del negocio ha emigrado.

En constante, en Italia sí ha habido una fuerte reducción de los volúmenes negociados. Desde que el ITF fue aplicado, la negociación promedio en todos los mercados italianos se ha reducido en alrededor de 12% respecto del 2012, mientras que en el resto de Europa se incrementó en 7%.

Un objetivo de la medida fue desviar las negociaciones turbias hacia mercados más transparentes, lo cual se logró. Pero el costo de mejorar transparencia parece haber sido una salida de fondos del mercado italiano, indica Mark Buchanan de Credit Suisse.

En teoría, la coalición está encaminada a diseñar un ITF que se asemeje al de Francia. Las disputas internas podrían sabotear nuevamente el plan, pero la gente en los mercados financieros, que una vez sintieron confianza de que el ITF nunca vería la luz del día, ahora ya no está tan segura.

"No digo que el impuesto sea probable", señala un preocupado banquero francés, "pero con este nivel de respaldo político al más alto nivel, parece que ahora sí se ve posible".

 


Publicado en: Diario Gestión ( 03 de Febrero 2015 )