“Weimar en el Ego"

 

Autor: Paul Krugman

 

 

Las elecciones de la historia y los paralelos entre la Alemania de los años veinte y la Grecia de hoy

ElSi hablamos de las políticas necesarias para revertir una depresión económica mundial, alguien de seguro pondrá como contraejemplo el fantasma de la República de Weimar, que supuestamente es una lección sobre los peligros de los déficits presupuestarios y la expansión monetaria.

Es que la historia de Alemania después de la Primera Guerra Mundial escasi siempre citada de forma curiosamente selectiva. Oímos incesantemente sobre la hiperinflación de 1923, cuando la gente cargaba billetes en carretilla, pero nunca sobre la mucho más relevante deflación de principios de los años treinta, cuando el gobierno del canciller Heinrich Bruning- tras haber aprendido las lecciones incorrectas- intentó defender la paridad del marco con eloro con una política monetaria restrictiva y una dura austeridad fiscal.

Además, recordamos lo que pasó antes de la hiperinflación, cuando los victoriosos aliados intentaron forzar a Alemania a pagar enormes reparaciones de guerra. Este también es un relato con gran relevancia actual, porque tiene una similitud directa con la crisis de Grecia.

El punto es que ahora, más que nunca, es crucial que los líderes de Europa recuerden la historia correcta, Si no lo hacen, el proyecto europeo de paz y democracia a través de la prosperidad, no sobrevivirá.

Respecto a las reparaciones: Reino Unido y Francia, en lugar de ver la nueva democracia alemana como un socio potencial, la trataron como un enemigo derrotado, exigiéndole que compense las pérdidas que habían sufrido durante la confrontación.

Esto fue profundamente insensato, pues dichas demandas eran imposibles de ser cumplidas por dos razones. Primero, la economía alemana había sido devastada por la guerra. Segundo, la real carga sobre esa empequeñecida economía sería mucho mayor que los pagos que exigían los vengativos aliados - así lo explicó John Keynes en su impactante libro "Las consecuencias económicas de la paz".

Al final, el monto que los aliados se cobraron fue muy inferior a sus exigencias. Pero el solo intento de gravar un país en ruinas - aunque parezca increíble, Francia invadió la región industrial del Ruhr- le hizo daño a la democracia alemana y envenenó sus relaciones con sus vecinos. De regreso a la confrontación entre Grecia y sus acreedores, se puede argumentar que este país se creó sus propios problemas, auqnue recibió gran ayuda de dinancistas irresponsables.

Sin embargo, en estos momentos la simple verdad es que Grecia no puede pagar la totalidad de sus deudas, pues la austeridad ha devastado su economía de la misma forma que la derrota militar destruyó Alemania - el PBI per cápita griego cayó 26% en el periodo 2007-13, mientras que el alemán se contrajo 29% entre 1913 y 1919-.

A pesar de la catástrofe, Grecia está pagando a sus acreedores y registra un superávit primario de 1.% del PBI- ingresos menos gastos, excluyendo los intereses-. Y su nuevo gobierno está dispuesto a mantener esa tasa, pero no aceptará las demandas de su acreedores de triplicarlo, ni de continuar manejando enormes superávits en los próximos años.

¿Qué pasaría si Grecia buscase generar esos superávits? Tendría que reducir aún más el gasto público, pero los recortes ya han conducido al país a una profunda recesión, que empeoraría si la política fiscal se sigue endureciendo.

Además, la caída de los ingresos significaría menos recaudación tributaria, de modo que el defícit fiscal disminuiría mucho menos que la reducción del gasto.

En suma, para cumplir su meta, Grecia tendría que aplicar una ronda de recortes tras otras.

"La caída de los ingresos significaría menor recaudación tributaria, de modo que el déficit fiscal disminuiría mucho menos que la reducción del gasto".

Es más, una economía emprequeñecida provocaría la caída del gasto privado - otro costo indirecto de la austeridad -. Si juntamos todos estos efectos, pretender sacar el 3% del PBI adicional que exigen los acreedores, le costaría a Grecia mucho más: alrededor de 8% de su PBI.

Recordemos que esto sucedería en medio de una de las peores recesiones mundiales de la historia.

¿Que pasaría si Grecia se rehusase a pagar? Bueno, los ejércitos de los países europeos del siglo XXI no son utilizados para cobrar acreencias. Pero existen otras formas de coerción: por ejemplo, ahora sabemos que en el 2010, el Banco Central Europeo (BCE) amenazó con colpasar el sistema bancario irlandés a menos de que Dublín aceptase un programa del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Una amenaza similar se cierne implícitamente sobre Grecia, aunque mi esperanza es que el BCE, que hoy está bajo una gestión diferente y más abierta, no adopte la misma actitud.

En cualquier caso, los acreedores europeos deben comprender que la flexibilidad - otorgarle a Grecia la oportunidad de recuperarse - también favorece sus interes. Posiblemente el nuevo gobierno de izquierda no sea de su agrado, pero ha sido elegido legítimamente y, por todo lo que he escuchado, pero ha sido elegido legítimamente y, por todo lo que he escuchado, sus líderes están sinceramente comprometidos con los ideales democráticos.

Europea podría terminar peor de lo que está, y si sus acreedores son vengativos, así será.

Publicado por Diario Gestión ( 18 de Febrero del 2015)