Lo que Grecia ganó

Autor: Paul Krugman

EL ANALISIS ACUERDO DE DEUDA. De este país con la UE ha sido negativo, pero en realidad le hace un bien a Europa

 

 

Luego de mucho drama, el nuevo Gobierno de Grecia alcanzó un acuerdo con sus acreedores y ya ha proporcionado algunos detalles sobre cómo cumplirá lo pactado. ¿Fue positivo este resultado? Pues si creyésemos las noticias y artículos de opinión de los últimos días, uno pensaría que fue un desastre: afirman que Syriza se "rindió".

Incluso algunas facciones de la propia coalición creen que así fue. Pero no es verdad. Al contrario, Grecia salió bastante bien de las negociaciones, aunque las grandes batallas todavía están por lucharse. Y al haberlo hecho bien, este país le ha hecho un favor al resto de Europa.

Para darle sentido a lo que pasó, necesitamos entender que el principal asunto en disputa involucra un sólo número: el tamaño del superávit primario griego, es decir, la diferencia entre los ingresos y los gastos del Gobierno sin considerar el pago de los intereses de la deuda.

El superávit primario mide el dinero que Grecia está transfiriendo a sus acreedores. Todo lo demás, incluyendo el monto nominal de la deuda- que a estas alturas es un número más o menos arbitrario, que tiene poca relación con el monto que cualquiera espera que el país pague-. solamente importa en la medida que afecta el superávit primario que Grecia está forzada a registrar.

Dada la recesión que afronta, con niveles de depresión que han provocado una fuerte caída de la recaudación tributaria, es un destacable que el resultado primario sea positivo, el resultado de increíbles sacrificios. No obstante, Syriza siempre ha dejado en claro que su intención es mantener un superávit pequeño.

Si alguien está molesto porque las negociaciones no consideraron una reversión total de la austeridad, un giro hacia un estímulo fiscal de estilo keynesiano, entonces no ha estado prestando atención. La pregunta era en realidad si Grecia sería forzada a imponer más austeridad ya que el anterior Gobierno había aceptado un programa bajo el cual el superávit primario se triplicaría, lo cual habría representado un costo inmenso para la economía y la población del país.

¿Por qué un Gobierno admitiría algo así? Por temor. En esencia, los sucesivos líderes griegos y de otros países deudores no se atrevieron a desafiar las extremas exigencias de los acreedores, por miedo a ser sancionados- con recortes de los flujos de efectivo, o peor, implosionar sus sistemas bancarios si se resistían a recortes presupuestarios más duros-.

¿Retrocedió el nuevo Gobierno griego y aceptó dirigir sus políticas hacia esos superávits que se traen abajo la economía? No. De hecho, Grecia obtuvo una flexibilidad fiscal para este año y el lenguaje del acuerdo en torno a furturos superávits es ambiguo.

Y los acreedores no aplicaron ningún castigo. Más bien, pusieron a disposición del país nuevo financiamiento para los próximos meses. Esto equivale , si se quiere, a colocar ataduras más ligeras y significa que la gran confrontación sobre el futuro está por llegar. Sin embargo, el Gobierno griego no sucumbió al apresuramiento ni la intimidación y eso, en sí mismo, es una especie de victoria.

Entonces, ¿a qué se debe tanta mala prensa? Hay que ser justos y reconocer que la política fiscal no es el único problema. También hubo y hay argumentos sobre asuntos como la privatización de activos públicos, tema en el que Syriza ha aceptado no revertir lo acordado anteriormente, así como la regulación del mercado laboral, sobre el que algo de la "reforma estructural" de la era de la austeridad aparentemente permanecerá.

Syriza también se comprometió a reprimir la evasión tributaria, aunque para mí continúa siendo un misterio el porqué constituye una derrota que un Gobierno de izquierda quiera recaudar más por impuestos. Pero ni eso justifica la generalizada retórica de que la negociación fue un fracaso.

Tengo la sensación de que estamos presenciando una alianza impía entre analistas de izquierda con expectativas irreales y la prensa de negocios, que gusta hablar sobre la debacle griega porque se supone que eso le ocurre a los deudores altaneros. Pero no hubo ninguna debacle. Al menos provisionalmente, Grecia parece haberle puesto fin a un cada vez más salvaje ciclo de austeridad.

Y como ya dije, le ha hecho un favor al resto de Europa. Recordemos que detrás del drama griego está una economía continental que, a pesar de algunos recientes números positivos, parece estar deslizándose hacia la trampa de la deflación. Europa en su conjunto necesita desesperadamente terminar con la locura de la austeridad y la semana pasada hubo algunas ligeras señales en esa dirección. Notoriamente, la Comisión Europea ha decidido no multar a Francia e Italia por exceder sus metas de déficit fiscal.

Haber aplicado gravámenes habría sido insano, dadas las realidades del mercado: Francia puede endeudarse a cinco años con una tasa de interés de 0.002% anual, sí con esa tasa. Pero ya hemos visto esa clase de demencia en años recientes y habría que preguntarse si el caso griego ha jugado un rol en este rebrote de sensatez.

Entretanto, la primera revuelta verdadera contra la usteridad está teniendo un comienzo decente, incluso si nadie lo cree así. ¿Cómo se dice "mantén la calma y sigue adelante" en griego?.


Publicado por Diario Gestión (04 de Marzo del 2015)