"Salvaron a los acreedores, no a Grecia"

 

Autor: Dimitris Hatzopoulos

 

 

 

En esencia quizás se trata de la salvación de los acreedores (y no de Grecia), con medidas draconianas (y no simplemente drásticas) en perjucio del pueblo, el cual es puesto bajo el dominio (y no simplemente la tutela) de los acreedores.

Los dos primeros préstamos, desde el año 240 mil millones de euros, los cuales ya habían significado limitaciones al dominio nacional, los está pagando desde ya el pueblo griego, y continuará pagándolos por muchos años, con la imposición anual de intereses de mil millones de euros. Los acreedores han hecho una buena inversión de su dinero, sobre los intereses legales bancarios.

De acuerdo con el "Financial Times", de los 88,5 mil millones de euros del nuevo acuerdo, que se necesitarán para cubrir las necesidades financieras de Grecia hasta diciembre del 2018, los 25 mil millones irán directamente al sistema bancario y el resto cubrirá la deuda pública. En vez de dar incentivos para el desarrollo y una mejor posibilidad de pago de la deuda, se imponen medidas obligatorias de un valor de 12 mil millones, que hundirán aun más el nivel de vida del pueblo, mientras conducirán la economía a una mayor recesión.

Asimismo, Grecia asume participar en el acuerdo con otros 2 mil millones de euros, que provendrán de privatizaciones, con 4,5 mil millones de euros, que provendrán del superávit presupuestario primario, mientras hipotecará, por medio de un fondo espcial nuevo, el patrimonio público por un valor de 50 mil millones de euros.

Las nuevas meidas, que abogan la economía y a las personas, se dan en un momento en que el ciudadano de a pie griego está exhausto, después de 5 años de continuo sangrado de su ingreso, el que se ha reducido en un 60%. Casi 1,500.000 de ciudadanos están desempleados, 400.000 empresas han cerrado, los fondos de salud y jubilación han sido disueltos, 350.000 investigadores y profesionales especializados han emigrado al exterior, mientras el país cuenta con 3 millones de nuevos pobres a causa de la crisis.

Los sacrificios dramáticos del pueblo griego, durante 5 años, no se transformaron en perspectivas de desarrollo o esperanza de recuperación económica, a causa de recetas económicas erradas por parte de los acreedores, como algunos de ellos han admitido públicamente. Al inicio de la crisis griga, en el año 2010, la deuda pública del país era de 120% del PBI, mientras 5 años más tarde, y después de medidas draconianas y de sacrificios económicos, en vez de disminuir, sobrepasó el 180% del PBI.

Los préstamos desde el año 2010 reciclan y aumentan la deuda, sin ayudar al pueblo griego ni a la economía nacional, la cual estos últimos 5 años ha perdido el 25% de su PBI.

Cuando Grecia se convirtió en el décimo socio de la Unión Europea en 1981, la deuda pública estaba bajo control, el potencial humano en el sector público se mantenía en un marco lógico y las necesidades para los préstamos eran limitadas, sobre todo porque habían empezado a confluir en el país las primeras subvenciones comunitarias para apoyar su economía. La administración irracional de las dotaciones comunitarias, en combinación con conveniencias políticas, exigencias sindicales y continuos aumentos de compras militares por parte de Grecia bajo la presión de las industrias europeas, fueron la base de una necesidad de préstamo del país que fue creciendo. Grecia tuvo y tiene grandes presiones para conservar a nivel mundial uno de los más altos porcentajes de gasto militar (en relación a su PBI) por razones relacionadas a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pero también por sus necesidades defensivas.

En las décadas de los 80 y 90 (con año culminante en 1996, año de la gran tensión en sus relaciones bilaterales con Turquía) las compras para defensa lanzaron a Grecia en las primeras filas del cuadro mundial. Según datos que se han publicado, las compras de defensa (a Alemania, Francia y EE.UU) por parte de Grecia pasaron los 83 mil millones de euros.

Los préstamos "fáciles" de bancos de Alemania y Francia, desde finales de la década del 80, volvían enseguida y casi en su totalidad a las economías e industrias de los dos países, mientras se utilizaban para la compra de material de defensa o para construcciones de grandes obras en Grecia (metro, aeropuerto, carreteras, obras, olímpicas, etc) por empresas de estos dos países, o finalmente para satisfacer las demás necesidades en bienes de consumo o equipamiento industrial, una vez más por medio de importaciones que oxigenaban las industrias de los conocidos países europeos.

Entre tanto, mediaron préstamos para la infraestructura y la organización de los Juegos Olímpicos del 2004, mientras, por dos décadas, el mundo político se demoraba en avanzar con cambios estructurales en el sector público (potencial humano, fondos de pensiones, salud, educación, mecanismo de recaudación de impuestos, etc), debajo del peso del "costo electoral" y las presiones y exigencias de organismos sindicales laborales.

La entrada del euro en el 2001 encontró la economía sin preparación frente a la presión del incremento de los precios. El punto de inflexión para la deuda griega coincidió con la crisis mundia, en el 2007, cuando se vencieron los grandes préstamos a 10 y 15 años.

Los bancos extranjeros cargaron entonces la deuda al sector privado griego, sobre todo a los bancos, los cuales hasta entonces no se enfrentaba al problema similar que tenían bancos de otros países de Europa. Por esta razón 240 mil millones de euros de los primeros préstamos, aproximadamente el 85%-90%, fueon canalizados directamente hacia el sistema bancario.

Todos los países del mundo tienen deuda pública, pequeña o grande, la deuda pública, pequeña o grande, la deuda pública de los grandes países se cuenta en trillones de dólares por cada uno. La historia reciente de Europa, se ha construido sobre la base de la cancelación de las deudas del pasado y este hecho lo conoce, mejor que todos, Alemania. El milagro económico alemán de la posguerra se construyó con la solidaridad de parte de la comunidad internacional, la cual no castigó, ni marginó el pueblo alemán por errores de gestión u opciones erradas de sus gobernantes. En cambio, la comunidad internacional borró su deuda, rcibió la importante ayuda económica del Plan Marshall que le permitió aprovechar, en gran medida, la mano de obra barata de muchos países de Europa.

El nuevo acuerdo del domingo pasado, bajo el dilema "o acepta las medidas tal cual o sale de la Eurozona", fue un golpe muy grande para el pueblo griego, después de 5 meses de negociaciones, que significaron la estagnación de la economía. El acuerdo, en su forma actual, más allá de las medidas de reformas sanas para la economía de Grecia, contiene medidas que sin razón castigan al pueblo a la miseria, mientras hunden en una mayor recesión la economía del país. Estos exactamente son los puntos que insisten en imponer los acreedores, pero que el pueblo griego no acepta y a los cuales muchos medios de comunicación europeos caracteizaron de "durísimos, crueles e inhumanos".

La solidaridad entre los miembros de esta familia, de la Unión Europea, parece que hoy no se aplica. Pueblos inocentes son castigados de manera ejemplar, para que los números prosperen. Los índices económicos no se ajustan por la ética, la justicia y las necesidades de prosperidad de los pueblos, sino por organismos financieros invisibles que juzgan y valoran los países, condenando su futuro en el altar de la ganacia y de la especulación en las bolsas internacionales.


Publicado por Diario El Comercio ( 19 de Julio del 2015)