Offshore, negocio global

AUTOR: DARIO TROPEANO
Abogado. Docente de la Facultad de Economía - UNComahue

 

En momentos en que transitamos un escándalo de proporciones mundiales en torno a la investigación de los Papeles de Panamá resulta útil precisar algunos conceptos para que los lectores conozcan cuestiones vinculadas a la llamada –y fracasada– globalización.

Las sociedades offshore son un vehículo, un instrumento. Las acciones –títulos que representan la propiedad de la sociedad– son generalmente al portador, el o los dueños son en realidad quienes tienen los títulos (acciones) en su poder. Pero toda sociedad debe tener una o varias personas que la administren, que generalmente son las personas físicas que aparecen creando originalmente las sociedades offshore. No son los propietarios de ellas, sino los que aparecen en el registro del país que las inscribe. Los dueños tienen en su poder las acciones, no aparecen en la creación de la sociedad ni son registrados en los organismos públicos donde se inscriben. El accionista de la sociedad offshore dispone a través de poderes de los activos de ellas. Tienen varias ventajas: pueden ser unipersonales –un solo socio dueño–, al transmitir por endoso los títulos (acciones) se otorga la propiedad de la sociedad, sus cargas tributarias son bajísimas o nulas ya que en los "países" que las permiten promocionan su creación mediante esta ventaja. Desarrollan sus actos comerciales fuera del país en que han sido creadas (de ahí el termino offshore, fuera de la costa), asegurando secreto en la información de las circunstancias y documentos que dieron origen legal a su inscripción.

Existen estudios de abogados y contadores que se dedican exclusivamente a esta actividad en algunas decenas de países. Se trata de miles de profesionales que ofrecen este servicio incluso brindando los nombres de los directores, los que se reiteran en miles de ellas, pudiendo incluso ser los titulares de las acciones (los propietarios de la sociedad) quienes las administren.

Estas sociedades pueden ser titulares de bienes en cualquier país de mundo, pero fundamentalmente son utilizadas para la apertura de cuentas bancarias o cajas de seguridad. Existen países de vieja tradición bancaria (Suiza, Inglaterra, principados de Europa, etc.) donde se asegura el secreto bancario y la discreción en la información de sus clientes. La cuenta bancaria suele ser cifrada, esto es individualizada con un número. El dueño de la cuenta es registrado por el banco con un nombre y sus datos, pero ese titular es una sociedad offshore, una pantalla radicada en Panamá, Islas Caimán, Bahamas, Islas Vírgenes Británicas, Hong Kong, Delaware (este último, pequeño estado de Estados Unidos cuya actividad es casi exclusivamente prestar servicios offshore o radicación de sociedades con escasa exigencia fiscal: Coca-Cola, Apple, Walmart, JP Morgan, Google).

Otra de las finalidades es intermediar con precios de transferencia: las empresas compran o venden mercaderías con esas sociedades subsidiarias a precios más altos o bajos que el valor del destino de esas mercaderías. Un ejemplo es vender una tonelada de granos a $ 10 pesos a una sociedad de las Islas Vírgenes y luego que ella lo venda a $ 15 con destino final China, produciéndose un ahorro impositivo notable. Estos países que permiten la registración de sociedades offshore, en todos los casos tienen sucursales de grandes bancos internacionales (HSBC, UBS, JP Morgan, Citi, etc.) o bancos locales que son corresponsales de ellos en el exterior.

A través de la red de comunicaciones financieras llamada Swift, que agrupa a la gran mayoría de entidades bancarias del mundo, cada una de ellas dispone de un código de identificación para transferir dinero. Por el sistema financiero, entonces, se transfiere ese dinero de Argentina a Panamá o directamente al banco donde finalmente se encuentra la cuenta cifrada de la sociedad offshore. Los profesionales que las constituyen también se encuentran vinculados con bancos de esos países, ofreciendo además servicios de apertura de cuenta bancaria, para que la sociedad creada reciba dinero de sus propietarios reales (por ejemplo de Argentina), quienes los transfieren desde un banco que opera en Argentina hacia la cuenta bancaria que la sociedad offshore tiene en el país de creación, o directamente a la cuenta numerada que esta tenga en Estados Unidos, Suiza o el país donde esté el banco elegido para depositar los fondos.

Es importante tener claro que las entidades financieras transfieren ese dinero de los dueños de las sociedades offshore, en la mayoría absoluta de los casos, sin declarar a las autoridades regulatorias del país, cobrando altas comisiones por " esa operación de riesgo " que asumen. Se trata generalmente de dinero que no tributa impuestos o es producto de algún ilícito, incluso del narcotráfico (HSBC, Citi y otros han recibido multas en Europa y Estados Unidos por lavar miles de millones de dólares de actividades ilegales, pero jamás se les quitó la matrícula para operar como bancos). Paradójicamente se inició aquí hace un par de años una causa por lavado de activos contra el banco HSBC por transferir a decenas de cuentas del exterior dinero de argentinos sin registrar, investigación que involucraba a otros bancos, entidades estas que mantenían su documentación en el depósito de la firma Iron Moutain (Barracas, Ciudad Autónoma de Buenos Aires) que paradójicamente se incendió por aquella fecha falleciendo diez personas.

Los Papeles de Panamá revelan además la existencia de varios bancos globales involucrados en la facilitación del lavado de activos, por lo que concluimos que, fundamentalmente, el negocio de las sociedades offshore –al igual que el narcotráfico– se relaciona en forma directa con el negocio financiero. Se trata de grandes bancos globales que utilizan esas herramientas para generar ganancias –la célebre libertad y circulación de capitales que dio origen a la globalización–, no prestando dinero a la economía real, que continúa en depresión, sino acelerando una proceso de concentración del ingreso donde una pequeñísimo grupo controla los resortes de la política y la economía mundial.