HUANCAYO, ESCENARIO DE BELLOS PAISAJES

 

Nos enrumbamos en un viaje al Huaytapallana, a 5.557 m.s.n.m. en Huancayo. Una aventura llena de esfuerzo y reflexiones sobre los estragos que va dejando el calentamiento global. Revive el viaje a este hermoso lugar en esta crónica.


Entre cerros rocosos y rodeados de lagunas hermosas, el nevado Huaytapallana se alza imponente y bello ante la mirada de los que llegan por primera vez, tras varias horas de caminata a más de 5.000 m.s.n.m. y con la satisfacción de haber cumplido un verdadero desafío de altura.

La aventura comenzó desde las primeras horas de la mañana del día pactado para el ascenso: un viernes a  las ocho y media de la mañana, hora en la que abordamos el bus que nos llevó desde la conocida plaza Constitución de Huancayo hasta la zona denominada Virgen de la Nieves.

Antes de llegar a la zona de partida, nos paramos en una tienda pequeña ubicada al lado del río para comprar todos los implementos necesarios para la gran tarea que tendríamos dentro de algunos minutos. Muchos se abastecieron con frutas, agua, rehidratantes y golosinas para soportar el intenso frío.

También compramos cigarros, hoja de coca, licor y algunas velas para la ceremonia del pago a la tierra que haríamos antes de invadir el espacio del apu, ya que los guías advierten que pueden existir malas energías y si no pedimos permiso para ingresar, algo puede jugar en nuestra contra.

Esto nos anima más a descubrir lo que esconde el Huaytapallana y solo nos demoramos unos minutos en la tienda para avanzar. Un mediano recorrido en el bus, divisando paisajes verdes, llenos de vida, acompañados del cielo azul y animales del lugar, nos hace llegar por fin al punto de partida.

Aquí el aire es más agresivo con nuestros rostros y manos. Cogimos los abrigos y las mochilas para empezar la caminata, mientras los más entusiasmados fueron primero y atrás los que tenían un poco de expectativas por batir sus propios récords.

Los primeros minutos hicieron que un par de personas se rindieran y quedara en el bus a esperarnos. El guía advirtió que serían tres horas, si es que nadie se demoraba, hasta llegar al pie del nevado, algo que nos daba algo de miedo porque ya íbamos 15 minutos de caminata y estábamos cansados.

Entre paradas para descansar, rocas que escalar y caminos a disfrutar, llegamos al mirador de la montaña, aproximadamente una hora después de empezar la subida, donde sacamos los cigarros, el licor y hoja de coca para el ritual mencionado que duró unos diez minutos.

Mientras realizaba la ceremonia, el guía contó que en esta montaña hay energías negativas por la magia negra que realizan algunos chamanes, algo que, para los más débiles o creyentes, puede resultar malo y causante incluso de accidentes.

El día avanzaba y teníamos que llegar temprano para disfrutar un poco más del pico del nevado, por lo que iniciamos nuevamente la caminata, encabezada por dos jóvenes de Huancavelica que, sin duda, ya estaban acostumbradas a esa altura y nos dejaban atrás.

Los rayos del sol hicieron del tracking una experiencia un poco menos dolorosa, además de las vistas de las lagunas que acompañan al nevado.

Llegamos al pie de la montaña por fin a la 1 de la tarde y la emoción de ver la nieve tan cerca a nosotros nos invadió.

Subimos el pico a punta de cuerdas y pisamos el hielo, desde donde se podía ver el largo recorrido que pasamos. El disfrute de algunos consistió en deslizarse con plásticos, el de otros tomarse fotos y grabar videos, mientras, los demás solo se dedicaron a apreciar el nevado que ya evidencia los estragos del calentamiento global.

Sin darnos cuenta, la hora y media que teníamos para estar allí se pasó como segundos y el clima nos avisaba que teníamos que bajar. La nieve y la neblina empezaban a manifestarse para hacer de nuestro descenso algo complicado.

descenso, sin duda, fue más complicado. Ya nadie se podía adelantar porque la neblina tapó todo el camino, la nieve también lo dificultaba y ni qué decir los intensos vientos que le dieron dolor de cabeza a muchos de los integrantes del grupo “los valientes”, que al final terminaron haciéndole honor a su nombre.

Llegamos al punto donde iniciamos, casi a punto de perdernos. Entramos al auto para coger un poco de calor y después, por suerte o agradecimiento del nevado, empezó una fuerte lluvia. No esperamos más y salimos de Virgen de las Nieves.

Vimos cómo el cartel grande del “Huaytapallana” desaparecía a lo lejos, entre la nieve, como llamándonos a visitarlo otra vez. La aventura había terminado y entre todos conversábamos de lo fuerte que había sido, mientras dábamos consejos a los principiantes para que se calienten un poco.
Minutos más tarde, y después de comer platos a base de trucha, llegamos a la plaza Constitución otra vez, cansados, con dolor de cabeza y mucho frío. El guía se despide y nos reparte unas postales, eran del Huaytapallana. “Para que nunca se olviden de su montaña preferida”, nos despide.

El viaje

Si te animas a viajar a Huancayo para recorrer los paisajes del Huaytapallana,  lo primero que debes hacer al llegar a la ciudad es reservar el tour que cuesta de 35 a 40 soles, todo depende de la agencia que contrates, y no te preocupes por ello, que tendrás muchas ofreciendo su servicios en la plaza Constitución.

Recuerda que debes llevar guantes, gorro y ropa abrigadora, de lo contrario se te hará difícil el ascenso y más complicada la bajada. Aunque si eres de los que está acostumbrado a la altura, con unos buenos guantes, puedes ir muy bien.

Es recomendable que antes de la aventura no consumas alimentos que puedan afectar a tu organismo y dificultar la caminata.
Recuerda proteger el medio ambiente

Si haces el tour, tienes que cuidar el medio ambiente y no dejar basura en la montaña. Ayuda a preservar la naturaleza y belleza que todavía tiene el Huaytapallana.
Ruta

De Lima a Huancayo en bus son aproximadamente siete horas. El recorrido es por la Carretera Central, lo que puede demorar el trayecto por las congestiones vehiculares que se presentan en la zona.

 


 

Fuente: Larepublica.pe (setiembre 2016)