La
''enronitis'' o miedo de los inversionistas a
cualquier manipulación contable asestó un duro golpe a las fusiones, pues las
empresas miran dos veces antes de comprar compañías cuya salud podría ser
menos brillante que sus cuentas oficiales.
Para los expertos, el número de fusiones ya disminuyó sensiblemente tras los
atentados del 11 de septiembre, los cuales acentuaron la desaceleración de la
economía mundial. Pero la quiebra de Enron aceleró
esta tendencia.
Las fusiones y compras anunciadas en enero en el mundo fue sólo de mil 734,
cifra menor si se compara con las de diciembre, cuando se anunciaron mil 838,
y 2 mil 774 en enero de 2001, según cifras difundidas por la firma Thompson Financial.
El valor de estas operaciones ascendió a 73 mil 600 millones de dólares, un
descenso de 41 por ciento respecto a diciembre, tendencia a la baja que
debería continuar en los próximos meses, según especialistas.
''No hay muchos banqueros que esperen acuerdos durante la primera mitad del
año'', estimó a su vez la publicación Acquisitions Monthly. Este enero fue el peor de los cinco o de los
diez últimos años, lo que paraliza ese tipo de operaciones, dijo la
publicación.
''El caso de Enron es otro 11 de septiembre porque
evidentemente infunde miedo a todos los bancos. Eso provoca incertidumbre y
el acceso al crédito se hace más difícil'', añadió.
Desde la quiebra de la firma estadunidense, las
empresas del sector energético aborrecen las fusiones pese a una baja de sus
acciones, señaló un especialista de la institución financiera SG Barr Devlin. ''No tienen
confianza en las cifras. Hay una incertidumbre que hace que la gente sea más
prudente'', agregó.
El caso Enron hace particularmente crucial la
búsqueda de información sobre un blanco o socio potencial. El objetivo,
dijeron expertos, ''es hacer aparecer lo más posible los riesgos, y si eso no
es posible, integrar al contrato cláusulas de protección contra la posterior
aparición de estos riesgos''.
La mayor quiebra en Estados Unidos pudo haber causado una ola de indignación
en Estados Unidos, pero el encubrimiento de deudas parece una práctica más
extendida en Asia.
En aquel continente existen negocios de propiedad familiar, cuya estructura
es piramidal, con un grupo en la cúspide y subsidiarias sobre subsidiarias.
Esta práctica se usa para esconder activos, deuda o transacciones, dijo un
especialista en Hong Kong.
Muchas de las firmas que operan en los mercados de Asia, fuera de Japón, son
propiedad de o están controladas por magnates que funcionan también como
importantes ejecutivos.
Sus intereses personales están muy por encima de los de los accionistas minoritarios,
dicen quienes demandan una mayor regulación de las empresas. Los activos
propiedad del presidente ejecutivo son frecuentemente vendidos a la empresa a
precios inflados y los préstamos y otras transacciones entre compañías son
una práctica común.
Mientras, accionistas del banco J.P. Morgan Chase demandaron a la
institución por supuestas violaciones a la ley de seguridad internas y que
habrían causado pérdidas por los préstamos concedidos a Enron.
La demanda fue archivada en Nueva York por una
firma de abogados con sede en Los Angeles, y señala
que la institución bancaria fue imprudente al no medir los riesgos al
mantener relaciones con Enron. Al igual que Citigroup, J.P. Morgan Chase prestó dinero al
consorcio en quiebra, según documentos dados a conocer por la prensa estadunidense. Reproducido de la Jornada México.19.02.02
Fuente:
www.noticiasdot.com
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