El mundo prosigue una evolución económica y financiera compleja, que presagia una nueva crisis global en dos o tres años y que, obviamente, impactará fuertemente en todos los países emergentes, como ya ocurrió hace una década en la llamada Gran Recesión.

 

 

INCUBANDO LA SIGUIENTE CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL

 

 

 

 

AUTOR: RICARDO VALCÁRCEL
ANALISTA ECONOMICO



Mientras en el Perú seguimos bregando para superar la desgracia generada por las inundaciones y huaicos, el mundo prosigue una evolución económica y financiera compleja, que presagia una nueva crisis global en dos o tres años y que, obviamente, impactará fuertemente en todos los países emergentes, como ya ocurrió hace una década en la llamada Gran Recesión.

Hoy están presentes, y con mayor intensidad, varios de los factores que concurrieron a esa Gran Recesión que se desplegó inicialmente en los países desarrollados. En realidad, esa crisis nunca terminó, solo ha sido contenida con soportes descomunales, especialmente de los bancos centrales de EE.UU., Europa y Japón. Al ir removiendo esos puntales que sostienen artificialmente sus economías, como está sucediendo en EE.UU., se corre el gran riesgo de sufrir otra recesión.

Ello no acontecería el 2017, pues Trump está dispuesto a estimular la economía estadounidense con una disminución de impuesto, incentivos a las empresas, gastos en enormes proyectos de infraestructura y de expansión militar, y un proteccionismo comercial que, como una droga, crearán un ambiente optimista en el corto plazo. Algo de ello se experimentó entre el 2002 y el 2007 y acabó de la peor manera. No se aprende.

Pero actualmente, lo que Trump pretende realizar se dificulta bastante pues la Reserva Federal no puede acompañar esa estimulación al haber agotado sus instrumentos. Ya en el banco  central no le es posible bajar su tasa de interés y, al contrario, desea subirla para sofrenar los indicios de una inflación creciente. Similarmente, es contraproducente  seguir comprando bonos del tesoro para sostener o aumentar  su precio artificialmente.

Tampoco puede apelar su política de mercado a un mayor endeudamiento, pues este ha crecido a niveles exagerados, por lo que cualquier aumento de la tasa de interés  incidiría fuertemente en el  ya abultado déficit fiscal del Gobierno, y en las empresas y familias, reprimiendo su economía.

Esa alza de interés también haría más fuerte al dólar y menos competitivo a EE.UU. en el comercio mundial, por lo que podría incrementarse el desempleo, bajando su consumo interno que es la base de su economía.

El proteccionismo de Trump, acarrearía, por su lado, sendas refriegas comerciales y monetarias a nivel mundial, así como la aceleración de los cambios geopolíticos que ya tienen discurriéndose en estas dos últimas décadas, con EE.UU. En una lenta decadencia, aun enmascarada.


Pese al panorama descrito y los riesgos que conlleva, si el Perú mantiene su política de mercado abierto y mantiene sanos  sus indicadores macroeconómicos, mientras refuerza sus debilidades instituciones, podría ser uno de los países beneficiados al convertirse en un polo atractivo de inversiones, aprovechando el bono  demográfico y los recursos naturales que tenemos.

Entre el 2004 y el 2007, en esa columna se alertó, en una veintena de artículos, sobre la crisis que estaba por llegar. Nada sería más grato para todos, errar en esta ocasión.

 

 



Publicado por: Diaro Gestión ( 16 de Abril del 2017 )