LAGUNA AZUL: UN PARAÍSO TROPICAL EN TARAPOTO

 

 

A solo hora y media de Tarapoto, es un destino imperdible de nuestra selva amazónica con un clima más fresco y templado.


Su nombre nativo era Tucuna. Después fue conocida como Sauce, antes de que –en los 80– Mariano Prado levantara en sus orillas un complejo turístico. Así, fue rebautizada como Laguna Azul, igual que una cursi película entonces en boga. En aquellos tumultuosos años fueron los compañeros del MRTA los que terminaron ocupando ese flamante albergue. Se fueron sin pagar, claro.


Pero el camino estaba abierto para que este espejo de agua de cinco kilómetros de largo se convierta en uno de los destinos fetiche de los viajeros que recalan en Tarapoto. Llegar a sus dominios implica cruzar –en Puerto López– el Huallaga en ‘chatas’ que también tienen capacidad para trasladar vehículos. Es más un espectáculo que un susto. Al otro extremo del río la carretera trepa hasta el pueblo de Sauce, a cuyos pies duerme la Laguna Azul.


Una buena opción para disfrutar la laguna de día y las constelaciones de noche es el Sumaj Lagoon Lodge (vivesumaj.com), ubicado en un recodo con el bosque mejor conservado de la zona. Allí, el ingeniero Jorge Panduro ha hecho realidad su proyecto de alojamiento de primer nivel con cero contaminaciones (paneles solares, tratamiento de residuos sólidos, biodigestores y carritos eléctricos tipo Jurassic Park).

 

 

Casi el frente se estira La Soñada, un parque temático con jardín botánico, mariposario, alambique y un taller que muestra el proceso que va del cacao hasta el chocolate. Las esculturas de nativos amazónicos del recordado Felipe Lettersten armonizan con este espacio, su espacio, administrado por su hermana Michelle. Dicen que, previa sesión de ayahuasca, los personajes del artista cobran vida y se sumergen en la Laguna Azul.

 



 

 


Fuente: El Comercio( 24 de Julio del 2017)