"Pantera negra" se resiste a un mito de la teoría económica, pero perpetúa otro.

EL CASO DE WAKANDA

 


AUTOR: The Economist

Wakanda, el reino ficticio africano de enorme riqueza y sofisticación que sirve de escenario a la saga “Pantera Negra” y la reciente película que inspiró, se presta a varias lecciones rápidas de teoría económica. La fuente de su opulencia es el vibranium, un mineral obtenido de asteroides que impactaron en su suelo, que puede absorber el sonido y el movimiento.


Al igual que otros tesoros naturales, el vibranium atrae a malévolos intrusos, pero a diferencia de otros países con tal abundancia, Wakanda nunca ha sucumbido ante adversarios foráneos. Eso le ha permitido eludir la “maldición de los recursos”: la persistencia de la pobreza cuando las materias primas desplazan la industrialización o abren la puerta a gobiernos que los depredan.

Muchos países ricos en recursos, como Botsuana y Noruega, han prosperado sin la ayuda de superhéroes. Según un artículo del 2015 de Brock Smith, de la Universidad Estatal de Montana, los 17 países que descubrieron petróleo, gas o diamantes después de 1950 alcanzaron un PBI per cápita 40% mayor del que habrían tenido si hubieran seguido creciendo en línea con sus pares.

La creencia en la maldición de los recursos descansa en parte en una ilusión estadística. Los países que usan bien sus riquezas naturales tienden a poseer economías vibrantes en las que los recursos son una porción decreciente.
A medida que sus PBI aumentan, el tamaño de sus sectores extractores mengua, lo que podría hacer parecer que son menos “ricos en recursos” que las estancadas economías que dependen profundamente en su abundancia natural.

Aunque el vibranium está entrelazado con la floreciente economía de Wakanda, su minería es probablemente una parte pequeña del PBI, en especial debido a que su casi inacabable oferta redundaría
en un bajo precio. Sin embargo, el manejo que Wakanda hace de su recurso natural es inusual en otro aspecto: no solo extrae vibranium sino que diseña y construye una deslumbrante variedad de aplicaciones industriales, tales como el traje nanotecnológico de Pantera Negra, calzado que silencia las pisadas, armamento y hasta medios de transporte.

Además, Wakanda controla todo el proceso productivo del mineral. Es como si Botsuana no solo extrajese, cortase y puliese diamantes, sino que además diseñase y produjese todos los collares, taladros y rodamientos del mundo; o como si Noruega tuviese el monopolio del petróleo, petroquímicos y plásticos.

El deseo económico de muchos países que dependen de recursos naturales es liderar en los rubros más sofisticados de sus cadenas de valor. En las mentes de muchos gobernantes, esta es “una progresión lógica y natural”, señalan en una monografía del 2008 Ricardo Hausmann, Bailey Klinger y Robert Lawrence, de Harvard.

En pos de ese deseo, los gobiernos aplican fuertes impuestos a las exportaciones de minerales sin procesar, y hasta las prohíben. Wakanda va más lejos, pues impide la exportación de bienes manufacturados. Su economía prospera en reclusión y autarquía: es el único proveedor de vibranium y sus aplicaciones, y es prácticamente el único comprador. Es como si los noruegos fuesen los únicos consumidores de petroquímicos o los botsuaneses, los únicos en lucir collares de diamantes.

Pero en la realidad, ese modelo es raramente beneficioso. No siempre los países bendecidos con recursos naturales disponen de la combinación requerida de fuerza laboral, capital, competencias e infraestructura para prosperar a lo largo de la cadena productiva.
Por ejemplo, el mejor lugar para cortar y pulir diamantes no es Botsuana, con sus 2.3 millones de habitantes, sino la costa de India, que posee una mayor oferta laboral.

Con frecuencia, los países descubren
que es más fácil avanzar diagonalmente que verticalmente, y se especializan en productos que pertenecen a diferentes cadenas de valor, pero que requieren de combinaciones similares de fuerza laboral, capital y know how. De acuerdo con Hausmann y sus coautores, solo un tercio de los exportadores de azúcar también
exporta golosinas, pero dos tercios exportan ropa; y solo un tercio de los exportadores de oro y plata también exporta joyas, pero la mitad exporta productos pesqueros.

No todos en Wakanda respaldan su aislamiento. En el comic book, a diferencia de la película, Killmonger pone de manifiesto su propio credo económico: poseedor de un MBA, ha convertido su villa en un parque corporativo y cuando la hierba sagrada con forma de corazón cae en sus manos, lo primero que piensa es en hallar una manera de comercializarla.

Cuando Pantera Negra intenta desbaratar su esquema vía la expropiación de las empresas extranjeras, Killmonger vaticina el resultado: pánico financiero, sanciones y caos económico; pero por suerte, Pantera Negra da marcha atrás. Así que tras batallar contra zombis, alienígenas, guardaespaldas granujas y Hulk, utiliza su poderío para restaurar la confianza del mercado.

¿Qué superpoder o ritual místico le hace lograr esta heroica proeza? Pues la paridad de la moneda
local con el dólar estadounidense.

 

Fuente: Gestión, 03 de Abril del 2018.