Un nuevo estudio ofrece poco consuelo a quienes invierten en criptomonedas

ASÍ NACEN LAS BURBUJAS

 

AUTOR: The Economist

 

Tras los vertiginosos días de fines del 2017 y enero último, las criptomonedas entraron en retirada. El ejemplo más conocido, bitcoin, vale la tercera parte del máximo que alcanzó entonces.

Pese a ello, aún quedan abundantes creyentes, quienes indican que los precios están muy por encima de sus niveles del 2016. Además, el interés de los niveles del 2016. Además, el interés de los inversionistas institucionales todavía es sólido.

Un creciente informe del banco de inversión Barclays dedica más de su análisis al impacto del cambio tecnológico sobre las finanzas y la economía que a los activos de renta variable o fija, y describe las criptomonedas como " una solución en busca de un problema". El informe identifica cuatro retos que esa tecnología enfrenta. El primero es la confianza: en la mayoría de países, los consumidores y las empresas tienen fe en el dinero que sus gobiernos emiten.

El segundo es la soberanía: el potencial de la evasión tributaria y la pérdida de control financiero significan que ni gobiernos ni bancos centrales verán con buenos ojos el despegue de las criptomonedas. El tercero es la privacidad. Aunque permiten el uso de seudónimos, son menos fiables que el dinero en efectivo pues la tecnología blockchain de la que dependen registra todas las transacciones.

El cuarto reto está relacionado con la capacidad de anular una transacción en casos de error o fraude las transacciones vía blockchain son difíciles de revertir. Por encima de estos problemas está el hecho de que las alternativas existentes parecen funcionar perfectamente, pues ya es fácil hacer pagos y transferir dinero en un instante.

Habría que preguntarse, entonces, cuál es el atractivo de las criptomonedas. Pues podrían serlo en sociedades donde la confianza es baja, o los gobiernos no quieren o no pueden ofrecer medios de intercambio confiables por ejemplo, en tiempo de guerra o durante periodos de default de la deuda soberana.

Barclays también sugiere que en países donde las oportunidades de inversión son limitadas, "las criptomonedas podrían ser una de las pocas formas de diversificar el ahorro doméstico".

Ninguna de esas condiciones aplica en los países ricos, pero sí en algunos mercados emergentes.

También podrían ser demandadas por delincuentes en el mundo desarrollado aunque mayormente prefieren efectivo. Los supuestos que hace Barclays sobre el tamaño de tales mercados arrojan un valor total de las criptomonedas de entre US$ 660,000 millones y US$ 780,000 millones, que era su valor aproximado a inicios de este año.

Pero el valor máximo no es lo mismo que el valor facial. Las encuestas indican que la mayoria adquiere bitcoins como una inversión. Solo el 8% de estadounidenses que tienen esa moneda virtual lo hace para comprar o hacer pagos. Ello sugiere que el principal motivo para adquirir criptomonedas es la especulación, lo que también explica su reciente y espectacular alza y caída, como ha ocurrido con tantas burbujas previas, desde los tulipanes (siglo XVII) hasta la acciones dotcom.

Es difícil diseñar modelos para las burbujas especulativas ¿cómo hallar la manera de analizar la irracionalidad?, pero Barclays usa el ingenioso paralelo de una enfermedad contagiosa. Una burbuja nace con un pequeño número de propietarios de activos (los "infectados"), al que se suman nuevos compradores ("los contagiados") que ve cómo los precios de esos activos suben y temen perder la oportunidad de enriquecerse. Un porcentaje significativo de la población es inmune y no sucumbirá.

Los compradores usan una combinación del precio actual del activo y una extrapoblación del alza para estimar su valor esperado. Mientras más veloz sea el alza, las esperanzas de los inversionistas serán más insensatas y la propagación de la infección será mayor.

A la larga, el mercado se queda sin participantes potenciles y el alza se ralentiza. Cuando el precio comienza a caer, los tenedores pierden la fé en grandes ganancias y empiezan a vender. La epidemia termina.

El modelo de Barclays se ajusta bastante bien a la historia del precio del bitcoin, e indica que la perspectiva de largo plazo para el valor de las criptomonedas es sombría. Es que infinidad de gerente habrá comprado cuando el entusiasmo estuvo a tope, algunos habrán asumido riesgos de más para hacerlo, y en lugar de la opulencia que esperaban, estarán registrando pérdidas.

Algunos estarán interesados en vender sus tenencias, pero será muy complicado tentar a nuevos compradores puesto que las criptomonedas ya no serán consideradas una apuesta segura. Todo esto es una buena noticia.

Tal vez la tecnología blockchain resulte ser útil para otros fines por ejemplo, el registro de transacciones de bienes, pero ha sido difícil pensar en tales innovaciones potenciales cuando toda la atención estuvo centrada en la continua alza de precios. Pero, finalmente, la fiebre de la criptomonedas está empezando a bajar.

 

Publicado por : Gestión, 17 de abril del 2018.