EL "AUGE" DE LA ECONOMÍA AMERICANA

 

AUTOR: Jorge Vega Castro

Profesor del Departamento de Economía de la PUCP

El presidente de Estados Unidos seufana de estar logrando un notable crecimiento económico en su país, superando lo hecho por anteriores gobiernos. Sin embargo, las cifras de crecimiento del PBI registradas en lo que va de su Gobierno y, más aún, las que se proyectan para los próximos años no son meritorias. Los resultados económicos obtenidos son insostenibles, ya que se basan en cuantiosos estímulos tributarios que están generando un sustancial déficit fiscal y un creciente endeudamiento público.

El PBI de Estados Unidos creció en promedio 2.3% anual durante los últimos 3 años del Gobierno de Obama, habiendo registrado un máximo crecimiento de 2.6% en el 2015. En octubre del 2016, antes del sorpresivo triunfo electoral de Donald Trump, el FMI proyectaba que el PIB americano crecería 2.2% en el 2017. El crecimiento efectivamente registrado en dicho año, ya con Trump en e1 Gobierno, fue de 2.3%, apenas 0.1 puntos mayor que el proyectado anteriormente.

El crecimiento esperado para el presente año es de 2.9 %, cifra superior en 0.4 puntos al crecimiento de 2.5% proyectado inicialmente. Entonces, el "factor Trump" tendría un efecto positivo acumulado de 0.5 puntos sobre el crecimiento del PBI en sus dos primeros años de Gobierno. Sin embargo, este favorable resultado sería efímero y no se podría repetir en el futuro. Para el 2019, las últimas proyecciones del FMI indican que la tasa de crecimiento del PBI descendería a 2. 7%. Pero estas proyecciones tendrían que ser revisadas a la baja, incorporando los efectos de la desastrosa política comercial emprendida recientemente por Trump.

Así, el BBVA estima que la guerra comercial ocasionaría una caída de hasta 0.4 puntos del PIB en el 2019.

El optimista crecimiento esperado para el año se explica principalmente por el generoso estímulo fiscal aprobado por el Congreso republicqano en diciembre del 2017, que otorga reducciones impositivas a la renta personal y empresarial a apartir de enero de 2018. La reducción impositiva a la renta personal es relativamente pequeña (aunque regresiva), pero la rebaja de la tasa de impuesto a las utilidades es enorme (cae de 35% a 21%), y está generando una importante merma de ingresos tributarios y un creciente déficit fiscal que se aproxima a 4.5% del PBI, prácticamente duplicando el monto del déficit de Obama.

Esto, más la amnistía tributaria otorgada para la repatriación de capitales, está estimulando el consumo mucho más que la inversión, lo cual ha empezado a acelerar la inflación.

Para contrarrestar este efecto, la Fed elevaría pronto sustasas de interés, lo que a su vez atenuaría el crecimiento de la actividad económica. Sin embargo, lo que visiblemente ha empezado aneutralizar el impulso fiscal son las alzas de aranceles a la importación, que están estancando especialmente al sector exportador americano y están generando mucha incertidumbre económica internacional. En este escenario, Noriel Roubini augura que los efectos del mencionado estímulo fiscal se apagarán a mediados del 2019.

Los arquitectos de las rebajas tributarias sostienen que ellas harían crecer el PBI americano entre 3% y 5% en 10 años. Este efecto no es creíble para una mayoría de economistas, que no observan relación entre reducciones tributarias y crecimiento económico. En todo caso, siguiendo el mismo diseño de plan, se calcula que solo por dichas rebajas, la deuda pública federal aumentaría en 1.5 trillones de dólares, cifra equivalente a 7.4% del PIB actual.

Sin embargo, lo más trágico es que la política comercial de Trump sabotea sus propios objetivos económicos. Diversos estudios estiman que una intensificación de la guerra arancelaria tendría un costo permanente de entre 2% y 3% del PBI estadounidense, lo cual borraría el supuesto efecto positivo del estímulo fiscal.


Fuente : Gestión, 03 de Setiembre del 2018.