La quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, en setiembre del 2008, desató un pánico financiero global que estuvo a punto de hacer colapsar al sistema financiero internacional y que registró como principal manifestación una recesión sincronizada en el 2009.

LA CAÍDA DE LA BOLSA EN 2008

 

AUTORES: William Ríos Rosales

Fabián Vallas Trujillo

 

Por lo general, los países desarrollados y los organismos financieros internacionales piden a las naciones en vías de desarrollo que se sometan a una disciplina fiscal, instituciones económicas sanas, les prohíben el sobreendeudamiento, la apertura de los mercados financieros y la transparencia económica.

Pero en 2008, los indisciplinados fueron los países desarrollados, y, en particular, Estados Unidos. No obstante, todos pagamos las consecuencias de la crisis y tal vez, hoy una guerra comercial entre las potencias podría originar semejante resultado.

En aquella oportunidad, un grupo de bancos estadounidenses originó la recesión en la misma primera potencia del mundo, la Eurozona y Japón, mientras que se desaceleró la economía de China, América Latina y distintos países emergentes.

El inicio

Antes de 2008, se produjo un auge crediticio en medio de innovaciones financieras que hacían parecer que lo riesgoso era seguro. Las finanzas florecieron gracias al desarrollo de las tecnologías de la información.

Todo comenzó con la entrega de préstamos hipotecarios a personas con escasa capacidad de pago por parte de la banca comercial, que fueron denominadas “subprime”. No fue un problema para las entidades financieras, pues estos las unían con otras hipotecas y creaban un producto financiero nuevo, en el que empaquetaban diversos préstamos, unos buenos y otros malos.

El empaquetado era vendido a los bancos de inversión, entre ellos Lehmann Brothers, quienes a su vez lo ponían a la venta a través de la bolsa de valores a cualquier inversionista en el mundo. Todo funcionaba bien mientras los bancos de inversión siguieran comprando los empaquetados financieros que eran complejos, opacos y exóticos, por decir lo menos.

En un inicios, los analistas advirtieron el riesgo del efecto contagio en el mercado financiero. No obstante, reinaba un falso optimismo que las hipotecas “subprime” iban a tener un mínimo efecto en la economía. Otros confiaban que el peso de las economías asiáticas iba a diluir el peligro.

Es cierto que el riesgo era muy difícil de medir, pero, aun así, seguían comprando, pues se deshacían de ellos inmediatamente. La crisis estalló cuando los bancos de inversión, que se habían endeudado con otras entidades financieras y no financieras, ya no tenían más crédito y debían millones. Ya no pudieron comprar más hipotecas a los bancos comerciales sobre todo cuando la Reserva Federal (Fed) aumentó el precio del crédito.

Lehman Brothers, un banco de inversión creado en 1908, enfrentaba pérdidas por 639,000 millones de dólares, debido a las deudas que tenía. Al colapsar la burbuja inmobiliaria todos le debían a todos. Quedaba más claro que nunca que una crisis financiera es una de exceso de endeudamiento.

¿En qué confiaba Lehman Brothers? La entidad financiera preveía que sería rescatada, como se había hecho con varias entidades financieras en los días previos al 15 de setiembre.

No fue así. De ahí en adelante en ninguna parte del mundo se dejó caer a entidad financiera alguna, en consonancia con la expresión, “muy grande para quebrar”.

Lecciones

En opinión del economista de la Universidad del Pacífico Carlos Parodi, hay varias lecciones. En primer lugar, los sistemas financieros son intensivos en información y por eso deben ser regulados y supervisados.

Un segundo aspecto son las innovaciones financieras, pues las crisis financieras de la historia mundial coinciden con las mismas. Muchas veces la regulación no alcanza a la innovación y cuando se diseña, surge una segunda innovación que hace que la regulación existente sea ineficaz pues se trata de un nuevo producto.

El futuro

¿Pero estamos hoy libres de una nueva crisis semejante a la del 2008? Bajo el concepto que “cada crisis es diferente” muchos creen ver amenazas en el horizonte, aunque no de la misma naturaleza originada por los “subprime”.

Una de las grandes amenazas es la tensión comercial a escala mundial. El peor escenario económico es que el mundo ingrese hoy a una “guerra comercial”. Estados Unidos amenaza a China con nuevos aranceles, el gobierno de Beijing responde con semejante medida. Donald Trump también amenazó a la Unión Europea y con un solo tuit hizo bajar el 20% el precio de la lira turca.

Además, la nueva versión del Tratado de Libre Comercio para Norteamérica se encuentra en suspenso debido a la férrea posición comercial tomada por Canadá. Esta incertidumbre golpea al mercado regional. Se teme que la guerra comercial origine desconfianza y los inversionistas huyan de mercados emergentes en búsqueda de seguridad.

De hecho, el sistema financiero aprendió de la crisis del 2008 y hoy las cifras de la economía estadounidense están en azul. El sistema bancario está saneado, se aprobó la ley Dodd-Frank para reducir el riesgo de las entidades financieras y hay una agencia dedicada a la protección del consumo.

Unas declaraciones de Aaron Klein, del centro de estudios de Brooking, recogidas por la AFP, aseguran: “No sé qué causará la próxima crisis pero estoy seguro de que no serán los tulipanes de Holanda, ni las subprimes”.

Otras enseñanzas

El profesor Carlos Parodi añade que otras lecciones es que la regulación debe ubicarse al inicio de la secuencia, cuando el banco comercial le otorga un préstamo a alguien que no podrá pagar.

Además, se debe tener cuidado con la forma de salir de la crisis, pues en ella puede estar sembrándose la semilla de la siguiente crisis. También debemos tener presente que la reducción de tasas de interés como herramienta para enfrentar una crisis financiera no es efectiva, pues la gente no pedirá más préstamos dado que está sobreendeudada.

Por último, Parodi indica que el solucionar la crisis implica reducir la deuda de las personas y bancos, pero la crisis del 2008 se enfrentó asumiendo más deuda.

Datos

10 millones de estadounidenses se quedaron sin trabajo tras crisis del 2008.


Publicado por : Gestión, 17 de setiembre del 2018.