GESTIÓN DE RIESGOS FRENTE A LA AMENAZA DE UNA CRISIS

 

Las empresas tienen que identificar los riesgos y medirlos. Tienen que equipararse de estrategias y herramientas para tener respuestas oportunas y efectivas a los problemas que se presenten

 

 

Una de las precauciones que la crisis financiera internacional ha generado es que, a partir de ella, se ha iniciado una ola recesiva que ya ha afectado a las principales economías del mundo y amenaza con extenderse a todos los países, con diferentes grados de incidencia.

 

Así como la crisis financiera cobraba dimensiones mayores con el paso de los días, se teme que suceda lo mismo con la crisis economía; sin embargo esta proyección sicológica que hacen algunos agentes económicos debería ser controlada de algún modo, mediante un análisis objetivo de evidencias concretas.

 

Repercusiones internas

En el Perú, el gobierno estima que la crisis económica hará que nuestro PBI crezca entre 6.5 y 7% el próximo año. Hay quienes son más pesimistas y estiman que el próximo año nuestro crecimiento estará cercano a 0. En realidad, para efectos de pronósticos, no hay peor momento que aquel en el que la incertidumbre es alta. Por lo tanto, lo mejor que podemos hacer es apelar a los fundamentos de gestión de la incertidumbre.

 

Desde esa perspectiva, lo primero que tenemos que considerar es que la magnitud de la probable crisis que suframos dependerá en gran medida de la forma en que reaccionen los principales actores económicos.

 

El MEF y el BCR son las instituciones que se encuentran en la primera línea de responsabilidad, equipadas con recursos e instrumentos sólidos y suficientes para controlar y mitigar los efectos macroeconómicos que pudieran surgir en futuro.

 

El sistema bancario y las AFP, se ubican en una segunda línea de responsabilidad, ya que de sus reacciones depende que el pánico financiero se detenga o se propague al interior de la economía peruana. Hasta ahora, ambos grupos se mantienen cautos, acumulando liquidez y en espera de un mejor panorama para tomar decisiones. Esta situación no puede prolongarse por mucho tiempo porque es necesario que el crédito fluya normalmente y que la Bolsa de Valores tome la senda de la recuperación.

 

Detrás de estos primeros frentes de responsabilidad señalados se encuentran las empresas productivas en cuyas manos esta la tarea de enfrentar diversos shocks específicos que, a pesar de tener una dimensión sectorial, pueden causar suficiente malestar social y económico y desencadenar un efecto dominó  que afecte al resto del país.

 

En un sentido positivo, lo que tienen que hacer las empresas es lo que técnicamente se denomina como la gestión del riesgo. Es decir, las empresas tienen que equipararse de estrategias de herramientas para tener respuestas oportunas y efectivas a los problemas que se presenten; tienen que lograr una interacción coordinada con las autoridades económicas y las entidades crediticias para tener un blindaje integral frente a la crisis.

 

 

Identificación de riesgos

El análisis de la evolución de la crisis en países afectados por esta nos ayuda a identificar los frentes por los que puede ser afectada  una empresa; incluso, podemos hacer una tipificación de estos riesgos.

 

“El MEF y el BCR son las instituciones que se encuentran en la primera línea de responsabilidad, que cuenta con recursos sólidos y suficientes para controlar y mitigar los efectos macroeconómicos que pudieran surgir en el futuro”.

 

Riesgo de liquidez: se produce cuando una empresa tiene dificultades para vender sus activos financieros, sea porque estos están comprometidos con las burbujas financieras que han reventado en la crisis o porque el clima de desconfianza ha hecho que su valor de mercado caiga. Generalmente, las empresas dedicadas a inversiones financieras las mas expuestas a este riesgo y pocas las empresas dedicadas a inversiones financieras las mas expuestas a este riesgo y pocas las empresas productivas.

 

Riesgo crediticio: La probabilidad de no obtener créditos sí es un riesgo que enfrentan las empresas productivas y exportadoras. La desconfianza reinante en el mundo, por ejemplo, ha dificultado la emisión de cartas de crédito, lo cual, a su vez, afecta el comercio de comodities. Los exportadores brasileños que utilizaban créditos para sus clientes, también reportan dificultades.

 

Riesgo cambiario: Este riesgo ha sido más alto en países, como México y Brasil, que mantenían un tipo de cambio flotante. La salida de dólares provoco una fuerte devaluación de las monedas locales, afectando a empresas que tenían deudas en dicha moneda. Una figura inversa se da en Japón en el que la apreciación de su moneda afectó seriamente a sus exportadores.

 

Riesgo de mercado: Este es un riesgo en el lado real de la economía, asociado a la recesión, la reducción de la demanda y la caída de los precios. Es un riesgo propio del sector exportador. Sumado al riesgo crediticio, ha causado serios problemas a la industria automotriz, a las confecciones, e incluso a la industria de juguetería de otros países.

 

El seguimiento cercano de la evolución económica de los mercados de destino ayuda mucho a anticipar un incremento de este riesgo. Importantes países como Estados Unidos y de la región europea son los más afectados por la recesión, en tanto que China se mantiene como el motor que dinamiza la economía mundial.

 

Riesgo de competividad: Nada peor para una empresa exportadora que enfrentar una contracción del mercado teniendo debilidades competitivas propias o del entorno. La industria de juguetes de China ha sido reducida a la mitad en esta crisis debido a que enfrentaba costos crecientes y un cuestionamiento en el aspecto sanitario.

 

 

Fuente: ADEX Comercio Internacional,  Gestión.