¿PREDISPONE AL FRAUDE LA CRISIS?

 

 

Por Nancy Yong

 

 

El impacto de la desaceleración económica mundial y de la consiguiente restricción crediticia, está hoy en día desafiando incluso a las más grandes y sólidas instituciones. Por ello, tanto en el sector publico como privado, los responsables de la gestión empresarial deben abocarse tanto a la definición de medidas de corto plazo para combatir la amenaza de un fracaso empresarial, así como enfrentarse a desafíos en torno a la protección contra el fraude, corrupción, despilfarro y el abu7so de los programas de estimulo “trillonarios”; tratando además de mantener las provisiones de servicios cuando los recursos necesarios para ello pudieran no estar disponibles.

 

En este contexto, los dilemas que se enfrentan son los de manejar la recuperación en el corto plazo, sin perder de vista los intereses de los inversionistas, manteniendo y desarrollando los servicios de cara al largo plazo. Pero conforme la economía declina, emergen nuevas amenazas y fraudes previamente no detectados que comienzan a aparecer desde las sombras.

 

Cuando la supervivencia económica está amenazada, la línea que separa la conducta aceptable de la inaceptable puede, para algunos, volverse difusa; esbozándose así las tres variables que el notable criminólogo Dr. Donald Cressey denomina como el “triangulo del fraude”:

 

a)      Incentivo/presión: si bien desde una perspectiva legal, la mala conducta puede ser perpetrada por una compañía, los pasos dados para la comisión del delito dados para la comisión del delito son siempre acciones de individuos. Muchas veces se asume que la gente comete fraude por beneficio personal (dinero), pero la realidad es mucho más compleja; el beneficio personal es a menudo un factor, pero también la motivación puede ser la reputación personal, o por presiones de arriba, o un deseo exacerbado de ayudar al éxito de la organización.

 

b)      Oportunidad: todo cambio trae consigo oportunidades; lo que es nuevo sin embargo es como la crisis económica está forzando y afectando el ritmo del cambio. Las organizaciones que buscan reducir costos y gastos ahora deben hacerlo con poco tiempo para reflexionar, pudiendo aparecer brechas en el sistema de control. Con menos personal, habrá menos eficiencia en la asignación y desempeño de obligaciones y deberes, afectando un componente clave del control interno en relación con el fraude. En tales circunstancias, serán descuidados las revisiones y los balances necesarios para el mantenimiento del control, asimismo, los procedimientos orientados a detectar anomalías podrían caerse.

 

c)      Racionalización: referido a la habilidad de los individuos de sistematizar y justificar los actos fraudulentos. Lamentablemente, en tiempos de crisis económica se incrementa la capacidad de mucha gente, aparentemente honesta, para justificar el fraude y la corrupción; por ello los principales funcionarios de las organizaciones, con el apoyo de la plana directiva, deben estar permanentemente alertas, así como definir y diseñar las políticas y procedimientos que sean necesarios y suficientes para prevenir y proteger a sus organizaciones; bien dice el refrán: “mas vale prevenir que lamentar”.

 

 

 Fuente: Diario Gestión (18/01/10)