HUACA DE LA LUNA

 

 

Génesis del Proyecto

El descubrimiento de relieves polícromos realizado en 1990 por el restaurador Ricardo Morales Gamarra motivó a que en mayo de 1991, la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo (Perú), con apoyo de la Fundación Ford y de la Sociedad Cervecera de Trujillo inicie la ejecución del Proyecto Huaca de la Luna.
Los objetivos del Proyecto son la Investigación, conservación y puesta en valor del monumento arqueológico, ubicado en el complejo Huacas de Moche, uno de los sitios prehispánicos más importantes del norte del Perú.

Aunque el estudio de la arquitectura monumental de la Huaca de la Luna resulta muy importante para el proyecto, no es el único objetivo, pues también se están realizando estudios multidisciplinarios para ampliar nuestros conocimientos respecto al origen del estado y del desarrollo urbano andinos, con el objeto de comprender mejor a la sociedad Mochica, que en su época fue una de las más exitosas de la región, que actualmente pertenece a la costa del norte peruano.
 


Desde sus inicios, el Proyecto Huaca de la Luna (Trujillo-Perú) está a cargo de dos directores: el arqueólogo Santiago Uceda Castillo y el restaurador Ricardo Morales Gamarra. Ambos expertos han programado el trabajo a largo plazo, con un enfoque multidisciplinario, que involucra a arqueólogos, antropólogos, historiadores, conservadores, arquitectos, ingenieros y otros especialistas para garantizar el rigor de las investigaciones científicas y el éxito de los trabajos de conservación y puesta en valor del monumento arqueológico.

Tras 14 años de paciente labor, los principales logros del Proyecto Huaca de la Luna radican en haber resuelto muchos enigmas respecto a la cosmovisión de los mochicas y en haber realizado trabajos de conservación de óptima calidad, que se ajustan cuidadosamente a la teoría y filosofía de restauración.

Los objetivos alcanzados permiten ofrecer al Perú y al mundo la posibilidad de conocer un gran templo antiguo, donde los visitantes encuentran un ambiente cómodo y seguro, para gozar de la belleza y autenticidad de los valores culturales que allí se conservan, y viajar imaginariamente hacia al grandioso pasado del milenario pueblo Mochica.


COMPLEJO ARQUEOLÓGICO HUACAS DEL SOL Y DE LA LUNA

El complejo arqueológico Huacas del Sol y de la Luna incluye dos grandes pirámides truncas, la Huaca Las Estrellas, Huaca del Cerro Blanco, geoglifo de la Araña y otras construcciones ubicadas en la costa norte del Perú, en un paisaje caracterizado por la imponencia del Cerro Blanco, la vegetación que crece gracias a las aguas del río Moche y la cercanía al mar.

Ambas huacas constituyeron el centro del poder del milenario pueblo mochica, que se desarrolló entre los año 100 y 900 después de Cristo. Actualmente el complejo arqueológico, también conocido como Huacas de Moche, abarca unas 60 hectáreas de extensión.

Ambas huacas están separadas por una explanada de unos 500 metros, donde aún se conserva bajo tierra el centro urbano que albergó a la élite moche.
 


Algunos investigadores sostienen que el reino mochica cayó por el impacto generado por el fenómeno de El Niño, que periódicamente causa lluvias torrenciales e inundaciones en la costa norte del Perú.

Al caer el reino Moche, sus territorios fueron ocupados sucesivamente por los pobladores de las culturas Lambayeque y Chimú, descendientes de los Moche. Alrededor de 1470 los Chimú fueron vencidos por los incas, poco antes de que los españoles desarticularan al imperio inca, el Tahuantinsuyo.

El Proyecto ejecutado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo y el Patronato Huacas del Valle de Moche, cuenta con el apoyo incondicional de la Fundación Backus, Robert Wilson Challenge, a través de la World Monument Found, la Municipalidad Provincial de Trujillo, y otras empresas e instituciones.



 

Cosmovisión Moche
Hasta hace poco la etnohistoria era la única fuente de información sobre los comportamientos rituales y las cosmovisiones religiosas de los pueblos andinos antiguos. Sin embargo, los hallazgos arqueológicos de tumbas de élite ocurridos durante los últimos años en la costa norte del Perú han permitido plantear nuevos enfoques sobre el tema.

Las investigaciones actuales indican que en la idiosincrasia de la sociedad mochica, el ejercicio del poder se fundamentaba en rituales que cumplían funciones religiosas, políticas, administrativas y económicas. Estos rituales se realizaban de acuerdo a un calendario ceremonial.

Se considera que el Ai Apaec, o Dios de la Montaña era la principal divinidad mochica, que tuvo variadas representacines, según el rol que se le asignara en cada momento o época.

Sin embargo, los antiguos mochicas también rindieron culto a otras divinidades, a las que atribuían el poder de dominar las fuerzas de la naturaleza.


Artes
Sin duda, los mochicas alcanzaron un gran desarrollo artístico, que se evidencia por la excelente calidad de sus iconografías arquitectónicas (relieves, pinturas murales) pinturas murales, objetos de cerámica, metal, madera, textil y otro materiales que trabajaron.

Cerámica
La cerámica mochica tiene dos colores predominantes: rojo y crema. Ellos utilizaron moldes para fabricar sus objetos de cerámica, tanto de uso doméstico como de uso ceremonial.

Estos últimos generalmente tienen base de forma globular y decoraciones que reflejan la cosmovisión e ideología del pueblo mochica. Analizando la iconografìa de la cerámica, los investigadores actuales también pueden conocer interesante información sobre la vida de los moches: ceremonias funerarias, ceremonias rituales, paisajes, viviendas, guerras, enfermedades, etc. La cerámica de uso ritual demuestra el desarrollo artístico que alcanzaron los mochicas.


Metalurgia
Los mochicas llegaron a ser excelentes metalurgistas. El estudio de las joyas del Señor de Sipán (soberano mochica encontrado en Lambayeque, que fue contemporáneo a los señores que debieron gobernar la Huaca de la Luna) demuestra que ellos desarrollaron técnicas muy sofisticadas para la fabricación de objetos de metal, que los europeos no conocieron hasta los siglos XVIII y XIX.

Un ejemplo de ello son los objetos de cobre dorado. Para fabricarlos los mochicas emplearon aleaciones que contenían un bajo porcentaje de oro, pero usando la técnica tumbaga (parecida al electrólisis), lograban que el oro aflore hacia la superficie.



 


Planificación Urbana
Para considerar como ciudad a un centro urbano arqueológico, allí deben existir elementos básicos como áreas de producción industrial, zonas administrativas, viviendas de elite, zonas de servicio para los residentes (mercados, depósitos, agua, etc.), servidores y templos. Según los resultados de las investigaciones arqueológicas realizadas en el centro urbano ubicado entre las Huacas o templos del Sol y de la Luna, por este motivo lo consideraremos como ciudad.

Según las investigaciones realizadas hasta el momento, la ciudad presenta una planificación ortogonal, donde hay callejones de 1.8 metros de ancho, que separan los grupos de viviendas. Los citados callejones conducen hacia espacios abiertos, de unos 20 metros de lado (en promedio), a los cuales los investigadores llaman plazas.

Resulta interesante observar que además de callejones existió una gran “avenida”, que separó al centro urbano de un área más elitista, donde la arquitectura tuvo una función intermedia entre lo sacro y lo doméstico. Por este motivo, los relieves polícromos que se observan allí están ligados al templo o Huaca de la Luna.

Según los arqueólogos es probable que también existan otras “avenidas” que separan al centro urbano de la Huaca del Sol, pero esa aún es una hipótesis que deberá ser confirmada a través de las investigaciones Arqueológicas.

Es oportuno destacar que la planificación de avenidas, callejones, plazas y la presencia de canales de abastecimiento de agua como los que se han encontrado en la ciudad, demuestra que allí hubo un poder central capaz de definir los trazos y que la sociedad Moche alcanzó un gran nivel de organización.


Vida Doméstica
Las investigaciones arqueológicas realizadas hasta el momento indican que en la Huaca de la Luna no se realizaron actividades domésticas, ya que fue un templo de uso exclusivamente ceremonial.

En la explanada ubicada entre las Huacas del Sol y de la Luna se asentó la población de élite, cuyas actividades estaban vinculadas a los servicios para la Huaca de la Luna (vivían sacerdotes, alfareros, metalurgistas y otros artesanos que fabricaban objetos de uso ritual).

La gente del pueblo vivía en los alrededores de la Huaca de la Luna, y no ingresaba al templo.


 

http://www.huacadelaluna.org.pe/