FMI: LAS DIFICULTADES ECONÓMICAS INTERNACIONALES
Por Ignacio Basombrío
Las incertidumbres persisten en el escenario económico internacional. Algunas
economías, como la peruana, tienen indicadores sólidos y perspectivas
favorables. Pero tal no es la regla en las potencias centrales.
En la reciente reunión del Comité Monetario y Financiero Internacional del Fondo
Monetario Internacional (FMI), las señales de prudencia y de preocupación se han
situado por encima de las manifestaciones optimistas. Sostiene el Comité que "la
recuperación económica está avanzando, pero sigue siendo frágil y desigual entre
unos países y otros".
El FMI no vacila en señalar que existe, como resultado de la situación
económica, una "fuente de tensión potencial".
¿Qué se espera para el corto plazo?
El organismo internacional plantea, como objetivo central de la hora presente,
una meta ambiciosa: "asegurar un crecimiento sólido, sostenible y equilibrado".
En un escenario como el actual, lo importante es que existan coincidencias
básicas y entendimientos fundamentales, para lograr el compromiso de la mayor
parte de países. En tal contexto, se deben evitar, hasta donde ello sea posible,
medidas de ruptura que, lejos de contribuir a resolver la compleja situación,
establezcan nuevos obstáculos.
Por tal razón, el FMI ha reiterado en su última reunión que las políticas se
deben definir y aplicar en diversos escenarios y temas. En primer lugar,
naturalmente, "subsanar la persistente fragilidad en el sector financiero".
La carencia de adecuados mecanismos de regulación del sistema bancario provocó
el desorden generalizado y la quiebra de numerosas instituciones financieras,
parte de las cuales solo han podido subsistir por el masivo aporte de recursos
del Estado.
Aparentemente, en los bancos del mundo industrializado se han fortalecido los
mecanismos de prudencia, pero los supervisores nacionales y organismos como el
FMI deben mantener rienda corta para evitar que se produzcan desbordes
orientados a optimizar los beneficios, poniendo en riesgo los activos
financieros.
Un segundo objetivo del proceso de recuperación consiste en lograr el
crecimiento de la demanda del sector privado, lo cual puede traer consigo el
incremento del empleo.
Debe tenerse presente que un estimado inicial del impacto laboral de la crisis
indica que se han perdido unos 30 millones de empleos formales en todo el mundo.
Revertir tan dramático retroceso y, además, proporcionar empleo productivo a los
jóvenes, parecen una tarea muy difícil que, lamentablemente, trae a la memoria
el libro de Viviane Forrester titulado "El horror económico". En ese libro, de
mediados de la década de los años 90, se presentó un crudo diagnóstico de los
efectos que, en el mundo del trabajo, podrían tener los fenómenos de la
globalización y del acelerado cambio tecnológico. Tal vez sería conveniente,
desde la perspectiva y con la experiencia de la crisis, realizar una relectura
de ese libro, que fue, sobre todo en Francia, un éxito de librería.
Equilibrios perdidos
Uno de los aspectos más complejos de la actual situación internacional, es
lograr, como lo plantea el FMI, "asegurar la sostenibilidad de las finanzas
públicas y de la deuda". Existe una real paradoja en buena parte de las
economías mayores, en particular los Estados Unidos, en donde el gasto y el
endeudamiento públicos, se han incrementado rápida y significativamente, para
atenuar los desequilibrios del desborde anterior.
La gran cuestión parece ser obtener, como lo sostiene el FMI, "una estructura
más equilibrada de crecimiento mundial". La globalización ha permitido reconocer
que, a diferencia del planteamiento de los teóricos del proceso, que aspiraban a
un solo mundo, con un sistema único, persisten varios mundos, con visiones y
concepciones diversas. Tal vez por la existencia de las especificidades
nacionales y regionales ha resultado posible atenuar los perniciosos efectos de
la crisis.
En esta etapa de reconocimiento de errores y de omisiones es posible articular
un proceso de concertación antes que de ruptura para asumir la tarea de la
recuperación de la economía mundial, en la medida en que exista el
imprescindible compromiso político y la serenidad para conducir, sin mayores
sobresaltos, el complejo esfuerzo para superar la crisis.
Fuente: Diario Gestión (19/10/10)