¿QUÉ SIGNIFICA LA EXPRESIÓN 'HECHO EN CHINA'?
Por
Andrew Batson
Una de las soluciones más mencionadas para los actuales problemas económicos de
Estados Unidos es que este país produzca más de los aparatos de alta tecnología
que el resto del mundo desea tener.
Sin embargo, dos investigadores han encontrado que el teléfono inteligente
iPhone de Apple, uno de los íconos de la tecnología estadounidense, en realidad
le agregó US$1.900 millones al déficit comercial de Estados Unidos con China el
año pasado.
¿Cómo es posible? Los investigadores dicen que las formas tradicionales de
calcular el comercio mundial producen cifras pero no captan las complejidades de
los intercambios globales, en los cuales el diseño, la fabricación y el
ensamblaje de productos a menudo involucran a varios países. El resultado es
"una visión distorsionada" que exagera los desequilibrios comerciales entre los
países, aseguran.
Las estadísticas consideran al iPhone como una exportación china a EE.UU., a
pesar de que está totalmente diseñado en este país, es propiedad de una compañía
estadounidense y es fabricado con partes producidas en varios países asiáticos y
europeos. China se encarga del paso final: el ensamblaje y el envío de los
teléfonos inteligentes.
No obstante, la totalidad del costo mayorista del iPhone de US$178,96 se
contabiliza a favor de China, a pesar de que el valor de la mano de obra de los
trabajadores chinos de Hon Hai Precision Industry Co. sólo representa 3,6% de
ese total, es decir US$6,50, según los cálculos de los investigadores.
Una vocera de Apple dijo que la empresa declinó referirse al tema.
El resultado es que, según las estadísticas oficiales, "incluso los productos de
alta tecnología inventados por compañías estadounidenses no aumentarán las
exportaciones de EE.UU.", escriben en el informe Yuqing Xing y Neal Detert, del
Instituto del Banco de Desarrollo Asiático, un centro de estudios de Tokio.
No es un problema que tenga que ver con los productos de alta tecnología, sino
con la forma en que se contabilizan las exportaciones e importaciones, añaden.
El estudio se suma a un creciente debate técnico sobre las estadísticas
comerciales tradicionales que podría tener consecuencias en el mundo real. Las
cifras convencionales sobre comercio son la base de las batallas políticas que
se libran en Washington y Bruselas respecto a qué hacer con la política
cambiaria de China y sus prácticas comerciales supuestamente desleales.
Hay una tendencia creciente a cuestionar la presunción de que cada producto
despachado por un país es enteramente producido en ese país. "Lo que llamamos
'Hecho en China' significa en realidad ensamblado en China, pero lo que
constituye el valor comercial del producto proviene de numerosos países", dijo
en un discurso en octubre el director general de la Organización Mundial del
Comercio, Pascal Lamy. "El concepto de que hay un país de origen para los bienes
manufacturados se ha vuelto paulatinamente obsoleto", observó.
Lamy dijo que si las estadísticas comerciales se ajustaran para reflejar el
valor real que contribuyen diferentes países a un producto, el déficit comercial
de EE.UU. con China, que asciende a US$226.880 millones de acuerdo con cifras
estadounidenses, se reduciría a la mitad. Esto significa, argumentó, que las
tensiones políticas vinculadas a los déficits comerciales son más grandes de lo
que deberían.
Corregir el sesgo es difícil, sin embargo, porque exige un conocimiento
detallado de cómo se fabrican los productos.
Analizar las importaciones y las exportaciones en términos del valor agregado
por diferentes países también puede llevar a algunas conclusiones
controvertidas. Algunos legisladores estadounidenses, por ejemplo, piensan que
China debe dejar que el yuan se aprecie en forma significativa frente al dólar
para reducir la brecha comercial entre ambos países.
Si el yuan subiera 20% con respecto al dólar, el costo en la moneda
estadounidense de producir el iPhone en China subiría en la misma proporción.
Según los investigadores, eso significaría que el costo del ensamblaje
aumentaría de US$6,50 a US$7,80, agregando solamente 0,7% al costo global de
manufactura. Es improbable que eso altere el flujo de comercio entre EE.UU. y
China.
La estrategia de valor agregado muestra que, en realidad, las ventas de iPhones
están añadiendo valor a la economía estadounidense, en lugar de restándole, como
se desprendería del enfoque tradicional.
Basados en las ventas en EE.UU. de 11,3 millones de iPhones en 2009, los
investigadores estiman que las exportaciones chinas de iPhones totalizaron US$2.020
millones. Tras restar US$121,5 millones de importaciones chinas de partes
producidas por firmas estadounidenses como Broadcom Corp., calculan que China
acumuló un superávit, y EE.UU. un déficit, de US$1.900 millones en iPhones. Pero
si sólo se contabilizara la parte que China produjo del valor de un iPhone,
EE.UU. acabaría con un superávit de US$48,1 millones tras descontar las partes
que aportan las firmas estadounidenses.
Algunos economistas sostienen que la metodología de los investigadores los
podría haber llevado a exagerar. El estudio asume, por ejemplo, que Toshiba
Corp., de Japón, y Samsung Electronics Co., de Corea del Sur, que fabrican
componentes para el iPhone, los ensamblan en sus países de origen. Pero
numerosos proveedores de Apple tienen plantas en China, por lo que es probable
que al menos una parte de los componentes también se fabriquen en China.
Los resultados del estudio, en todo caso, son parecidos a los de un análisis del
Centro de la Industria de la Computación Personal, de la Universidad de
California en Irvine, del comercio y la manufactura de otro producto de Apple,
el iPod. Esa investigación también encontró que China sólo representaba unos
pocos dólares del valor de un iPod, aunque las estadísticas comerciales le
asignaban a China el valor total del reproductor de música digital.
En un discurso pronunciado en septiembre en Nueva York, el primer ministro
chino, Wen Jiabao, se apoyó en esa investigación para manifestar que las
tensiones comerciales entre Estados Unidos y China se exageran. Un gran número
de las exportaciones de China a EE.UU. es fabricado por empresas tercerizadoras,
sostuvo, de modo que Washington no debería criticar a China por acumular un
amplio superávit comercial. "Empresas financiadas desde el extranjero,
incluyendo empresas estadounidenses, son los grandes beneficiarios", indicó.
Fuente: Diario Dia_ 1 (20/12/10)