PREPÁRENSE PARA
EL FIN DEL EXCESO DE AHORRO
Por David Wessel / Dow Jones,
El final de la
década de los años 90 fue una aberración, nos han dicho. El dinero fluyó a los
mercados emergentes y luego salió abruptamente, una interrupción que, en ese
momento, parecía una gran crisis.
Los años 2000, nos dicen, fueron una aberración. Primero la burbuja de las
acciones tecnológicas. Luego, los gobiernos de los países emergentes, tras los
problemas que tuvieron a fines de la década de los 90, acumularon enormes
reservas de dólares en lo que el presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben
Bernanke, llamó "el exceso de ahorro global". Junto con el acceso fácil al
crédito y regulaciones laxas en los países desarrollados, esos capitales
alimentaron un exceso de endeudamiento y burbujas inmobiliarias en Estados
Unidos y otros países.
Los últimos años, nos han dicho, han sido una aberración. El final de los auges
de crédito e inmobiliario llegó con una explosión de las que ocurren una vez
cada siglo. Los gobiernos se apresuraron a acudir al rescate y los presidentes
de los bancos centrales llevaron las tasas de interés de corto plazo a niveles
muy bajos. Los inversionistas se fueron en estampida hacia la seguridad de los
bonos del Tesoro estadounidense, ayudando a mantener las tasas de interés de
largo plazo bajas a pesar de que Estados Unidos alcanzaba altos niveles de
endeudamiento y, ahora, la Fed está impidiendo su alza.
¿Qué ocurrirá cuando la economía estadounidense se recupere, como seguramente lo
hará algún día? Un probable desenlace es que se revierta el exceso de ahorro
global y se termine la abundancia de capital barato.
Mirando más allá de los próximos años, McKinsey Globe Institute, el centro de
estudios de la firma de consultoría, proyecta un incremento de las inversiones
en los mercados emergentes, particularmente en China e India, al mismo tiempo
que esos países comienzan a ahorrar menos. Las empresas, los bancos, los
consumidores, los inversionistas y los gobiernos "todos se tendrán que adaptar a
un mundo en el cual el capital es más costoso y menos abundante, y en donde más
de la mitad del ahorro del mundo y de las inversiones va a los mercados
emergentes", dice McKinsey en un informe llamado "Adiós al capital barato".
En su conjunto, la economía global puede solo invertir al mismo nivel del que
ahorra. En los viejos tiempos, un agricultor dividía su cosecha entre el grano
que iba a comer o vender (consumir), y el que iba a reservar (ahorrar) para
plantar al año siguiente (invertir). Lo mismo ocurre con la producción de la
economía global. Contrario a la tendencia histórica, buena parte del incremento
del ahorro en los últimos 25 años ha venido de China y de otros países pobres y
ha ido a los más ricos, especialmente a Estados Unidos.
Los ahorrativos trabajadores y campesinos chinos ponen dinero en el banco. Los
bancos prestan al gobierno, que a su vez presta al Tesoro estadounidense y a
gigantes hipotecarios de EE.UU. como Fannie Mae y Freddie Mac. Esto terminó
financiando hipotecas baratas en EE.UU. antes de la crisis y el gran estímulo
fiscal del presidente Obama. El gobierno, las empresas y los hogares en China
representaron uno de cada cuatro dólares ahorrados en el mundo en 2008.
McKinsey cree que todo esto tenderá a disminuir en los próximos años a medida
que China e India incrementan sus inversiones. "China planea construir nuevos
sistemas de metro, carreteras y trenes de alta velocidad en sus principales 170
ciudades", señala el informe.
Dado el ritmo del crecimiento urbano, China necesita agregar cada dos años
espacio comercial y residencial equivalente al que tiene Nueva York. India
necesita un Chicago anual. Debido a que tantas plantas asiáticas están
produciendo casi al tope de su capacidad, predice Frederic Neumann, economista
de HSBC, es probable que se dé un aumento en la inversión de capital de las
empresas. Basándose en el consenso existente respecto al crecimiento mundial,
McKinsey vaticina que la inversión global —que representaba más de 22% de la
producción mundial antes de la crisis financiera— podría llegar a casi 25% para
fines de esta década.
Pero China, y particularmente, sus consumidores, probablemente ahorren menos, si
la historia y el plan quinquenal chino sirven de guía. Los todavía ahorrativos
japoneses, probablemente ahorren menos, también. Entonces, ¿de dónde vendrán los
ahorros? Si todo va bien, de los consumidores estadounidenses. Esto compensará
parcialmente la caída en los ahorros de los chinos, dice McKinsey. Pero solo
parcialmente. El exceso mundial de ahorro podría transformarse fácilmente en una
escasez global. Eso podría significar tasas de interés sustancialmente más
altas.
Fuente: Diario El Comercio (10/12/10)