Reino Unido y
Holanda amenazan con demandar a Islandia ante los tribunales
Por Walter
Oppenheimer
Lo que los Gobiernos pactan, los votantes lo pueden hacer trizas. Así han
decidido actuar los islandeses, que el sábado rechazaron por segunda vez en un
referéndum el acuerdo al que había llegado su Gobierno con los de Reino Unido y
Holanda para resolver el contencioso que le enfrenta con ellos por la deuda
generada en 2008 por la quiebra del banco Icesave. Con el 90% del voto
escrutado, casi el 60% de los votantes se pronunciaron contra ese acuerdo, por
el que Islandia ha de devolver a esos dos países los 4.000 millones de euros que
les costó garantizar a sus ciudadanos los depósitos que tenían en ese banco
islandés, filial en Reino Unido y Holanda del nacionalizado Landbanski.
El conflicto se debe a que Islandia decidió avalar todos los depósitos bancarios
que había en la isla cuando se desplomó su sistema financiero en la crisis de
otoño de 2008. Pero Reikiavik se desentendió de las cantidades depositadas en
los bancos islandeses que actuaban en el exterior, como Icesave, que en apenas
unos meses captó miles de ahorradores en Holanda y Reino Unido ofreciendo tipos
de interés de entre el 5% y el 6%. Cuando la banca islandesa se desplomó,
Londres y La Haya garantizaron los depósitos de bancos islandeses en su
territorio, pero luego exigieron que el Gobierno islandés les pagara ese dinero.
La obligación legal de Islandia en este caso es discutible. Reikiavik no la
admite, pero británicos y holandeses sostienen que Islandia incumple la
normativa del Espacio Económico Europeo en dos aspectos: porque esta le obliga a
garantizar al menos los 20.000 primeros euros de cada depositante y porque está
discriminando a los acreedores no islandeses.
Pero, sea cual sea el trasfondo legal, el Gobierno islandés cree que es
políticamente necesario llegar a un acuerdo sobre el asunto para garantizar que
el país pueda volver a financiarse en los mercados internacionales. El año
pasado se llegó a un acuerdo por el que Islandia pagaría a Holanda y Reino Unido
4.000 millones de euros entre 2016 y 2024 a un interés del 5,5%.
Tras ser rechazado con más del 90% de los votos en contra en un referéndum, el
acuerdo fue renegociado y hace unos días se recortó el interés a pagar por
Islandia al 3,3% y se amplió el plazo de devolución hasta 2046. Pero los
islandeses han vuelto a decir que no, a pesar de que el Gobierno islandés
recobrará la mayor parte de ese dinero por la venta de activos bancarios
nacionalizados y solo una pequeña parte de la deuda acabará siendo asumida
directamente por los contribuyentes.
Los votantes "han elegido la peor de las opciones", declaró la primera ministra,
Jóhanna Sigurdardóttit, cuyo Gobierno de centro-izquierda podría verse obligado
a dimitir. "Es, desde luego, muy decepcionante", añadió. En términos muy
similares se pronunció el ministro holandés de Finanzas, Jan-Kees de Pager, con
el añadido de que empezó a enseñar el hacha: "El tiempo de negociar ya es cosa
del pasado. Islandia está obligada a devolvernos el dinero. Ahora son los
tribunales los que han de decidir", declaró.
Lo mismo dijo el número dos del Tesoro británico, Danny Alexander. "Hemos
intentado llegar a una solución negociada. Tenemos la obligación de conseguir
que nos devuelvan ese dinero y vamos a seguir persiguiendo ese objetivo hasta
que lo consigamos", declaró.
El voto negativo no solo ha contrariado a los políticos de los tres países.
También amenaza con ser muy mal recibido por analistas e inversores. La agencia
de calificación Moody's ya había anunciado días atrás su intención de rebajar la
calificación de la deuda islandesa si el acuerdo era rechazado por los votantes.
Y numerosos analistas han expresado ya su preocupación por las consecuencias que
puede tener para Islandia. Sobre todo si se tiene en cuenta que el Gobierno
había basado toda su agenda económica en la normalización de relaciones con la
comunidad internacional. Pero si el caso llega finalmente a los tribunales, la
decisión final puede demorarse varios años.
Frente al rechazo de los Gobiernos, el presidente de Islandia, Oláfur Ragnar
Grímsson, considera que los dos referendos que él ha convocado "han devuelto al
país la confianza perdida tras el hundimiento de la economía islandesa" en 2008.
Los resultados, en su opinión, "refuerzan aun más la democracia".
Fuente: www.elpais.com