LA VERDAD SOBRE EL EMPLEO EN EE.UU.

Autor: Paul Krugman



LA ESTADÍSTICA PUBLICADA RECIENTEMENTE MUESTRA UNA MEJORA DE LA ECONOMÍA ESTADOUNIDENSE, Y ESO ES LO QUE LA DERECHA NO PUEDE SOPORTAR.

Si alguien tenía dudas sobre la locura que se ha apoderado de gran parte del espectro político estadounidense, la reacción que el viernes generó el informe del Buró de Estadísticas Laborales (Bureau of Labor Statistics – BLS), debe haber zanjado el asunto. Como los resultados fueron mejores de lo esperado, la respuesta inmediata de muchos en la derecha fue exclamar que existe una conspiración. Y no solo estamos hablando de figuras marginales.

Quien lideró la carga de los que rápidamente fueron apodados los “escépticos del BLS” fue nada menos que Jack Welch, el ex presidente de General Electric (GE), que tuiteó que los datos habían sido cocinados con el fin de impulsar la campaña de reelección del presidente Barack Obama. Su mensaje fue rápidamente recogido por los expertos de la derecha y personalidades de los medios.

Por supuesto que fue un sinsentido. La estadística laboral es preparada por servidores civiles profesionales en una agencia que no tiene directivos designados por el gobierno. Quizás Welch no sabe lo difícil que sería cocinar los datos laborales —cabe recordar que cuando estuvo al frente de GE, la corporación reportó un crecimiento sostenido de sus ganancias, sin las fluctuaciones de corto plazo que suelen ocurrir, las que reaparecieron luego que dejó el cargo—.

Además, los métodos que usa el BLS son conocidos y cualquiera que esté familiarizado con la data entiende que son “ruidosos”, es decir, que meses especialmente buenos (o malos) serán reportados como una simple consecuencia de la aleatoriedad estadística. Y eso significa que no se debería otorgar demasiado peso a los resultados de un solo mes.

En ese caso, ¿cuál es la tendencia del largo plazo?, ¿está mejorando el panorama del empleo en Estados Unidos? La respuesta es sí.

Algunos antecedentes: el reporte mensual del empleo está basado en dos encuestas. Una indaga en una muestra aleatoria de empleadores el número de personas en sus planillas. La otra pregunta a una muestra aleatoria de familias si sus miembros están trabajando o buscando trabajo. Si observamos la tendencia del último año, ambas encuestas sugieren que el mercado laboral se está recuperando gradualmente, y que la creación de empleos está excediendo consistentemente el incremento de la población en edad de trabajar.

Por el lado de los empleadores, los números indican que la economía ha agregado 150,000 empleos mensuales durante el último año y las actualizaciones de la información probablemente elevarán dicho número significativamente. Esa cifra está bastante por encima de los 90,000 empleos que se requiere añadir cada mes para estar a la par con la población. Este número solía ser más alto, pero el crecimiento subyacente de la fuerza laboral ha caído fuertemente pues ahora muchos baby boomers (los nacidos entre las décadas de 1940 y 1960) están alcanzando la edad de jubilación.

En tanto, la encuesta a las familias genera estimados del número de estadounidenses que tienen y que no tienen empleo, estos últimos definidos como aquellos que actualmente no tienen trabajo pero que están buscando. El número llamativo del informe del viernes fue una repentina caída en la tasa de desempleo —de 8.1% en setiembre a 7.8%— pero como ya señalé, no debe ponerse demasiado énfasis en un solo mes. El punto más importante es que el desempleo está mostrando una tendencia sostenida a la baja.

¿No será que la gente simplemente ha dejado de buscar trabajo y, por tanto, ya no es considerada como desempleada? En realidad, no. Es cierto que el ratio empleo-población (el porcentaje de adultos con empleo) ha estado más o menos estancado en el último año, pero recordemos a esos baby boomers: la fracción de adultos estadounidenses que se encuentran en su pico de productividad está descendiendo con rapidez. Una vez que consideramos el efecto de una población que está envejeciendo, los números muestran una mejora sustancial en el empleo desde el verano (boreal) del 2011.

Nada de esto debería tomarse para implicar que la situación es buena o para negar que pudiéramos estar mejor —un atraso mayormente atribuible a las tácticas de tierra quemada del partido Republicano, que ha bloqueado todos los esfuerzos dirigidos a acelerar la recuperación—. Si la Ley de Empleos Estadounidenses, propuesta por el gobierno de Obama el año pasado, hubiera sido aprobada por el Congreso, la tasa de desempleo estaría probablemente por debajo del 7%.

La economía estadounidense aún se encuentra lejos de donde debiera estar y el mercado laboral tardará mucho en recuperar el terreno perdido durante la Gran Recesión. Pero la data laboral sí sugiere que la economía está sanando lentamente, que la deuda de los consumidores está en declive y que hay una reactivación inmobiliaria, todo lo cual nos ha colocado en el camino hacia el pleno empleo.

Y esta es la verdad que la derecha no puede soportar. El furor desatado por el informe del BLS reveló la existencia de un movimiento político que alienta el fracaso del país, que está tan obsesionado con tirarse abajo a Obama que las buenas noticias para los trabajadores, que han estado sufriendo demasiado, produce en sus miembros una furia ciega. También reveló que existe un movimiento que vive en una burbuja intelectual, que se enfrenta a una realidad incómoda —ya sea por las encuestas o por la data económica— no solo negando los hechos sino además planteando locas teorías conspirativas.

Es sencillamente aterrador pensar que un movimiento así de trastornado posea tanto poder político.

 

 

Fuente:Publicado en Diario Gestión (Octubre 2012)