RUINAS MONUMENTALES DE JIRCÁN

 


En la provincia de Huamalíes, a pocas horas de Lima, se esconden milenarias fortalezas incas. Te invitamos a conocer esta joyita ubicada en Huánuco.

 

El curso natural para llegar a este destino sería por la Carretera Central. Si esta fuera una vía decente, claro, y no se vieran embotellamientos y tráilers que pueden sorprender en cualquier curva. Es incomprensible que se haya construido una Interoceánica que no transporta casi nada y no exista una autopista que nos conecte con nuestro hinterland en la sierra y selva central.

En fin, por eso recomendamos una ruta alterna que ahorra por lo menos cinco horas de viaje. Se toma la Panamericana Norte hasta Paramonga, para luego trepar a las alturas de la laguna Conococha y transitar –bajo imponentes nevados– por una reluciente carretera asfaltada que conduce a Huallanca. Luego se arriba a La Unión y a Huánuco Pampa, el centro administrativo inca más importante fuera del Cusco, según el arqueólogo Craig Morris. De allí se continúa a Tantamayo y posteriormente a Jircán.

No tenemos un registro mental de los paisajes y moradas de este último destino. Todo está por descubrir, aunque lo poco que se ha revelado es ciertamente memorable. Allí está la estremecedora garganta que divide Áncash de Huánuco, en cuyo fondo ruge un naciente Marañón. Allí están las arquitecturas milenarias, admirables, paralíticas, casi en cualquier sitio. La fortaleza de Auga Punta corona un cerro, Soltero Castillo, donde pasta el ganado. Posee enigmáticas figuras.

La ciudadela de Cruzpampa está dentro del pueblo de Urpish, a 6 km de Jircán, y Tarapampa, en medio de campos de cultivo, luce frisos de estilo Chachapoya. Es imposible enumerar todas. Pero allí están, aunque nosotros las ignoremos.


 

Fuente: El Comercio ( 03 junio del 2017)