La industria atraviesa una seria crisis en el Perú. El crecimiento es magro en los últimos años; sin embargo, su contribución es fundamental para la generación de empleo y riqueza.

 

EL AGUA Y LA INDUSTRIA

 


AUTOR: DIEGO CALMET
AMBIENTALISTA

 

Dentro de la industria peruana, la industria textil merece una especial atención, pues es un eslabón fundamental en la cadena algodón/textil/confecciones, que da empleo directo e indirecto a aproximadamente 400,000 peruanos. Esta industria produce los hilados y las telas que luego son convertidas, por nuestros confeccionistas, en prendas de vestir que se exportan y se consumen localmente.

Para la industria textil, el agua es un insumo fundamental, sobre todo en el proceso de teñido de hilos y telas. El agua que Sedapal le suministra vía la red, se la cobra a S/ 5.21 por m3; sin embargo, producir y entregar esa agua le cuesta a Sedapal S/ 3.66 por m3. Así, la industria subsidia a los sectores de menores recursos que pagan S/ 1.29 por m3. La tarifa para el Estado también está subsidiada.

Sin embargo, Sedapal no puede suministrar a la industria textil toda el agua que esta requiere. Por ello esta, con autorización de la Autoridad Nacional del Agua – ANA, ha perforado pozos y extrae y procesa agua del subsuelo de Lima, por la cual paga una tarifa a la ANA.

Durante el último año del gobierno de Humala, mediante D.L. 1185 se creó la tarifa por “monitoreo y gestión de uso de agua subterránea” a favor de Sedapal, que reemplazó al inconstitucional cobro que hacía dicha empresa, derivado del DL 148. La mencionada tarifa, que solo pagarán los industriales (formales) que extraigan agua del subsuelo, debe usarse para ejecutar obras para mantener el acuífero de los ríos Rímac y Chillón. La Sunass debe aprobar dicha tarifa.

Respecto del estado del acuífero de Lima, es necesario remitirse al estudio de la ANA del 2016. La conclusión final fue: “Los estudios y evaluaciones realizados por la ANA y Sedapal han determinado que los acuíferos Rímac y Chillón se encuentran en estado de equilibrio”. En dicho informe también se reporta que la descarga del acuífero de Lima se da por el fl ujo natural del agua subterránea hacia el Océano Pacífico (por gravedad), estimada en 57.33 MM de m3 por año, y por el drenaje de los ríos Rímac y Chillón al mar, que se estima en 102.55 MM de m3, entre otros.

laborar con las acciones necesarias para mantener el acuí- fero de Lima que, al 2016, estaba en estado de equilibrio. Suponemos que después de las lluvias en la sierra de Lima por El Niño costero, la situación del acuífero debe haber mejorado. Sin embargo, Sedapal presiona fuertemente, aprovechando el temor a la escasez de agua en Lima producto de los huaicos y la imposibilidad transitoria que tuvo la Atarjea para procesar el agua, para imponer a la industria una tarifa por “monitoreo y gestión de uso de agua subterránea” de S/ 3.20 por m3 de agua de pozo extraída.

La industria textil no está en capacidad de pagar dicha tarifa. Si se le impone, muchas industrias cerrarán y aún más agua terminará filtrándose al mar. La industria textil no está aislada del mundo, compite con China, India, Vietnam y muchos otros países que tienen costos de producción mucho menores. No hay capacidad para trasladar mayores sobrecostos a los compradores, ni a locales ni del exterior.

Resulta necesario que la tarifa por monitoreo y gestión de uso de agua subterránea se fije técnicamente, teniendo en cuenta no solo las obras que se tendrían que hacer para infiltrar agua al subsuelo en las cuencas altas, sino también tomando en cuenta la capacidad de pago de la industria, sobre todo la industria textil, que sería la más afectada con una tarifa como la prepublicada por Sunass.

No cometamos el grave error de pensar que la industria textil puede mantener su relativa y cada día más menguada competitividad internacional asumiendo dicho sobrecosto. El costo de ese error puede ser muy elevado en un país altamente desindustrializado.


Publicado por: Diario Gestión (31 de Octubre del 2017)