La inversión pública en saneamiento tuvo un alto crecimiento en el 2017, sumando S/4.351 millones y superó el doble del presupuesto asignado. La calidad del gasto es el gran reto pendiente.


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Autor: Luis Fernando Alegría

De acuerdo con cifras del portal del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), en el sector saneamiento incluyendo todos los niveles de gobierno y unidades ejecutoras se invirtió un total de s/4.351 millones. Este dato es 42% superior registrado en el 2016y superó el doble del presupuesto asignado para el año. Específicamente, se ejecutó 208,2% de lo presupuestado.


El gran motor de este resultado fue la dinámica de la inversión de los gobiernos locales (municipios), que concentran el 80% de la inversión en saneamiento. Estos ejecutaron 37% más que en el 2016 y excedieron su presupuesto en más de cuatro veces.
En tanto, resalta que el gobierno nacional disparó su ejecución de obras de saneamiento en 269%. Con ello, su participación en esta inversión pasó hasta 13,9%. Sin embargo, la ejecución como porcentaje del presupuesto alcanzó 52,5%.


El empuje
De acuerdo con el MEF, los cinco más grandes obras de agua y alcantarillado en la nueva ciudad de Olmos (Lambayeque), Bayóvar (San Juan de Lurigancho) y San Juan de Amancaes (Rímac), en Lima, y la Amazonía rural; además de la planta de tratamiento de aguas residuales de San Martín, Piura.
Flavio Ausejo, profesor de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico, consideró que este fuerte repunte de la inversión en saneamiento estaba programado.

   
“El año pasado la Sunass aprobó alrededor de 16 estudios tarifarios, en los que se consignan proyectos de inversión para mejorar el servicio de agua potable. Eran proyectos que se estaban reactivando luego del frenazo del 2016. El año pasado se han inyectado los recursos para iniciar o continuar las obras”, dijo.


Retos y cuellos de botella
Para este año, la expectativa del MEF es que el sector saneamiento pueda ejecutar unos s/1.955 millones; más que el doble de lo registrado durante el 2017.
Sin embargo, existen riesgos para el cumplimiento de este objetivo.
En este contexto el MEF ha logrado identificar algunos cuellos de botella que son críticos para llevar a cabo las obras. Por ejemplo, menciona el saneamiento físico legal que permita acceder al terreno en donde se ejecutará una inversión, el proceso de elaboración y aprobación de certificaciones ambientales o los procesos de contrataciones de consultores.
Ausejo resalta que tener proyectos bien diseñados y planificados no garantiza que, cuando se ejecuten, se hagan bien o sean bien supervisados.


“El riesgo de la calidad del gasto en adecuada ejecución persiste”, afirma. Agrega que el reto pendiente es mejorar la capacidad institucional de invertir en las unidades ejecutoras.
Explica que una alternativa potente sería que el sector privado opere la infraestructura de saneamiento. “En Lima, hace 6 años procesábamos el 17% de los desagües, hoy el 95% y nunca he tenido un problema cobre mi escritorio con la planta de tratamiento de aguas residuales”, afirma.


Publicado por: El Comercio, 24 de Febrero del 2018.