Si bien el Perú es el primer país sudamericano en contar con un mercado de bonos verdes, la lista de inversionistas aún no es extensa.

UN MERCADO VERDE PERO QUE QUIERE MADURAR

 

 

AUTOR: Daniel Macera

Hacia finales del 2017, el mercado global de bonos que toma en cuenta factores ambientales sumó US$895 mil millones.

Cuatro meses después, en abril, a través de una alianza entre la Bolsa de Valores de Lima (BVL) con la embajada del Reino Unido y MexiCO2 (plataforma de mercados ambientales del grupo Bolsa Mexicana de Valores), el Perú se convirtió en el primer país de Sudamérica en implementar oficialmente un mercado de bonos verdes.

El objetivo de este aún incipiente mercado va de la mano con el compromiso asumido por el Perú junto con otros 194 países en el 2015: reducir emisiones de CO2 entre 20% y 30% para el 2030.

Tal como lo define la BVL, los bonos verdes son bonos regulares con una única restricción: el uso de los recursos que se obtengan deben ser usados exclusivamente para financiar proyectos con impactos ambientales positivos.

Estos impactos pueden tomar forma como reducciones de emisiones de carbono, mejoras en la eficiencia de consumo de agua o en proyectos de energías renovables, etcétera.

Así, entre el 2014 y 2017, el mercado global de bonos verdes creció a una tasa promedio anual de 61,4%, llegando a emitirse más de US$156 mil millones y registrarse más de 239 emisores nuevos en el 2017. En el Perú, con menos de cuatro meses de creación, este nuevo ambiente de comercio financiero ya es visto con buenos ojos por parte de especialistas.

“Aunque aún en pañales, los bonos son una apuesta importante que va a depender del dinamismo del mercado de capitales y del ingreso de fondos extranjeros. Los proyectos en cartera deben ser respaldados por el Gobierno”, señala a Día1 Marco Alemán, analista de Inversiones en Kallpa SAB.

Reputación, el primer impacto

Las empresas peruanas interesadas en principio en la reputación, serán las primeras en mostrarse interesadas en invertir en bonos verdes, afirma Luis Eduardo Falen, analista senior de Inteligo SAB.

Agrega, además, que se trata de un mercado que está creciendo más a nivel global, alineado con lo del cambio climático, pero que sí tendrá acogida entre las empresas peruanas.

“Invertir en bonos verdes va en línea con el tema de la responsabilidad social, sobre todo en empresas interesadas en generar un impacto social positivo, como las mineras. Los inversionistas tienen exposición en proyectos sostenibles, que ya son algunos requerimientos a nivel internacional”, explica Falen a nuestro suplemento.

A nivel local, el banco de desarrollo de América Latina CAF hizo en mayo su primera emisión de bonos verdes por US$52,2 millones. La operación, a cargo de JP Morgan, fue parte de un Programa de Emisiones de Bonos Verdes por un monto total de US$ 600 millones, que financiará proyectos “con alto impacto ambiental y social” en Ecuador, Panamá y el Perú.

De igual manera, entidades como Rímac Seguros y la Corporación Financiera Internacional también se sumaron con iniciativas similares.

La lista, sin embargo, no es extensa, y tal como indica Alemán, la incertidumbre política jugará un rol importante para que lo verde del mercado pueda eventualmente madurar.

Publicado por: El Comercio, 17 de Julio del 2018.