No han aumentado los sismos, sino que tenemos mejor conocimiento de ellos. En los últimos 10 años crecieron en forma sostenida la inversión en el IGP y el conocimiento de los problemas geofísicos, esto permitió a las autoridades tomar mejores decisiones.

CIENCIA PARA PREVENIR

 

 

AUTOR: José Vadillo Vila

 

El domo es una invitación a pasear por las estrellas. Lo es gracias a los efectos tridimensionales y a una cúpula de 360 grados, y el espectador, como un astronauta en Cabo Cañaveral, está en una cómoda ubicación mirando el cielo.

Junto a una sala, el domo forma parte del Planetario, que cada día recibe hasta 270 visitantes, desde escolares hasta universitarios, en la urbanización Mayorazgo, en Ate.

Los que más lo visitan son estudiantes de los colegios privados, de lunes a viernes. Para el personal del Planetario lo más importante es que muchos colegios incluyen, entre sus planes estratégicos anuales, las visitas al Planetario como complemento a la formación académica. “Estamos contribuyendo al sector educativo con esta información”, dicen.

“La fascinación de la ciencia partió en sus inicios de mirar las estrellas. Por eso los primeros observatorios en el mundo eran astronómicos”, recuerda Hernando Tavera, presidente del Instituto Geofísico del Perú (IGP). Da un dato curioso para los visitantes: se puede conocer qué astros alumbraban el firmamento el día y la hora en que uno nació. “La idea es que los jóvenes estudiantes vean y se enamoren, para en algún momento poder recibirlos con los brazos abiertos e incrementar la comunidad científica en el país”.

Este año, el IGP cumple 71 años, pero también es un año triste porque falleció el investigador japonés Itzumi Ichisuka, quien fue muy importante para la institución, pues por él y la comunidad japonesa se pudo hacer realidad el Planetario del IGP. En la otra parte del instituto trabajan sismólogos, físicos, meteorólogos, matemáticos, electrónicos, que se han especializado en temas como el Fenómeno de El Niño o la alta atmósfera, entre otros.

Inversión

Tavera explica que en los últimos 10 años “el Perú está invirtiendo bastante en mejorar el conocimiento de los peligros geofísicos que afectan al país y en analizar los escenarios de riesgo, como los sismos, el Fenómeno de El Niño, los temas hidrológicos”.

Esta inversión que genera el IGP ha permitido mejorar el trabajo a los tomadores de decisiones del Estado. “La información que generamos cada vez más adquiere un valor social, al servicio del país”, dice el ingeniero geofísico.

El perfil del IGP ha cambiado. En los años anteriores, su prestigio internacional era más académico por la buena producción científica que había logrado. “Era muy poco el valor de la información para la población. Ahora, es distinto: gran parte del presupuesto que recibimos del Estado está volcado a solucionar los problemas de la población”.

Pisco, punto de inflexión

Para este cambio de paradigma sumó cada terremoto que se registró en el país. El punto de inflexión fue el terremoto de Nasca, de 1996, después de este hecho, el Estado apostó por modernizar el IGP y compró las primeras estaciones meteorológicas modernas, que se enlazaban por líneas de teléfono.

“Tras el terremoto de Pisco en el 2007, el Estado comprendió que necesitábamos estaciones modernas con comunicación por satélite. Cada peligro natural que ha ocurrido en el país, ha permitido mostrar su capacidad y las necesidades que tiene el IGP, para servir mejor al ciudadano”, dice Tavera.

Esta inversión constante ha permitido pasar de siete estaciones sísmicas en el 2001 a más de 50 estaciones este año. “Con el apoyo del Estado, estamos creciendo a un ritmo de ocho estaciones por año. Todas están enlazadas por satélite, esto permite que cuando ocurre un sismo, el IGP tenga la información, prácticamente, en tiempo real, para su análisis, su procesamiento y la emitsión de los boletines en el menor tiempo posible”.

“Hemos avanzado –dice Tavera–. Si en el 2007, el IGP se demoró más de 20 minutos en dar el primer reporte sísmico, hoy, eso se hace solo a los dos o tres minutos del hecho. Y eso es vital, más allá del conocimiento del público, para el tema de Defensa Civil, la mitigación del daño, y que la Dirección de Hidrología de la Marina dé las alertas de tsunami. La reducción de la emisión del boletín sísmica va a la par con el desarrollo tecnológico.”

Mejorar el monitoreo

Con las 50 estaciones sísmicas, el IGP tiene mapeado el territorio nacional, pero el objetivo es llegar a mediano plazo a las 250 estaciones sísmicas, lo que facilitaría tener información “con menos errores” para localizar sismos en el país, calcular la magnitud del evento e intentar reducir los tiempos para sacar el reporte o el boletín sísmico. Además, se contaría con información con más detalle para mejorar el estudio de la situación sísmica en el país.

Mejora del mapeo

Cada año se actualiza el mapa sísmico del país. Si se tiene la “falsa percepción” de que cada año aumenta el número de sismo, es porque el sistema de estaciones ha mejorado; ergo, mejora la detección.

En este norte de mejorar la detección, para el largo plazo el IGP se ha planteado disponer de censores en el fondo oceánico. Es una de las brechas que debemos cerrar para cumplir como país. Pero cada censor tiene un costo muy elevado; sin embargo, Japón cuenta con esta “malla” de censores en el fondo oceánico. “Es una tecnología que esperamos en algún momento poder alcanzar”, afirma Tavera.

Tavera sostiene que el IGP continúa mejorando el monitoreo. “Hemos concluido las pruebas de la red de estaciones acelerométricas y ya están 100% operativas los 170 acelerómetros. Si las estaciones sísmicas facilitan conocer el tamaño y las características del sismo, los acelerómetros nos posibilitan saber qué tan fuerte el se ha sacudido el suelo en distintas partes de la ciudad como Lima”.

Hoy, Lima Metropolitana ya tiene acelerómetro por distrito, lo que permitirá al Indeci conocer a cabalidad los distritos más afectados de ocurrir un evento sísmico, con lo que se podrá distribuir mejor la ayuda.

Alerta temprana

Parte de las estaciones de acelerómetros son parte del Sistema de Alerta Sísmica Peruano (SAS Perú), que permitirá a algunas áreas urbanas alertar con segundos de anticipación si les llegará una onda sísmica que causará daño.

Tavera adelanta que ya se instaló la primera fase con los acelerómetros instalados en las islas de San Lorenzo y Hormigas. “La segunda fase se coordina con Indeci para la compra de bocinas de voz y sonido, y esperamos hacer las pruebas de este sistema a fines de año. Esto se colocará en la ciudad. Estamos estudiando dónde. Cada bocina tiene entre 500 y 1,000 metros de acción”.

Capital humano

Hoy, la mayoría de los ingenieros geofísicos de alta especialización se forman en el extranjero. Si bien el país es una región con numerosos peligros geofísicos, hay pocos geofísicos en el Perú: solo 20 especialistas con grados de PHD en el extranjero. “Ahora tenemos jóvenes que están en formación, a los que hemos impulsado su doctorado; pero hay la incertidumbre de cómo los insertamos después en el mercado laboral peruano si no tenemos la capacidad de generar proyectos”, lamenta Tavera. Por ello, dice que urge firmar convenios con universidades extranjeras para sacar adelante investigaciones de este tipo.

Cifra

18.5 millones de soles invierte el IGP en la construcción del laboratorio geofísico en Arequipa.

 


Publicado por: El Peruano, 14 de agosto del 2018.