Ley de Aguas: ¿Dónde esta la gobernabilidad?
 


Por Bruno Barbieri Gambini


Ante la oposición de la Junta Nacional de Usuarios de los Distritos de Riesgo del Perú (JNUDRP) a todos los proyectos de Ley de Aguas propuestos en el Congreso, el tema se ha prolongado por mas de diez años. Como consecuencia de esta oposición sistemática, hoy el Perú todavía se rige por la Ley de Aguas dictada en el Gobierno de Velasco Alvarado, que a todas luces devino en obsoleta y requiere renovarse, debido a que el agua ya no es abundante y cada vez es mas escasa.


Las trabas y piedras de la JNUDRP a la nueva ley son motivadas, sin duda, por el deseo de algunos de sus dirigentes de perpetuarse en sus cargos y gozar de gollerías, sin que les importen los grandes intereses del Perú. Por ello, es que cada vez que el Congreso ha tenido la posibilidad portas de aprobar la ley, los señores de la JNUDRP han paralizado el proceso, utilizando su herramienta más visible de trabajo: marchas, paros agrarios, interrupción del orden social.


Hoy, después de un gran esfuerzo técnico del Poder Ejecutivo, en la gestión del ministro de Agricultura, Ismael Benavides, se lograron tres dispositivos legales que constituyen un nuevo orden legal en materia de manejo de los recursos hídricos del país. Estos son el DL Nº 1081, que crea el Sistema Nacional de Recursos Hídricos, y el DL Nº1083, que promueve el aprovechamiento eficiente y la Conservación de los Recursos Hídricos. Y el DL Nº 997, que crea, dentro de la nueva organización del Ministerio de Agricultura, la Autoridad Nacional del Agua. Al respecto, y continuando con su negativa política de oponerse a todo proyecto de nueva Ley de Aguas, la JNUDRP ha pedido derogar estos dispositivos, y vuelve a amenazar con marchas, paros y otras pataletas, si su pretensión no se cumple. En el colmo, solicitan que se destituya al Superintendente de Recursos Hídricos del Inrena, sin que de por medio medie ninguna explicación.


¿Qué desea la JNUDRP? Traerse abajo los dispositivos, y llevar de nuevo la discusión de la Ley de Aguas al Congreso, para alargar indefinidamente el proceso. Así planteado, y de oposición en oposición, nunca se tendrá nueva Ley de Aguas, estrategia que hasta ahora le ha funcionado muy bien.


Es pues, tiempo de que el Estado peruano ponga orden. No se puede permitir que un grupo de dirigentes que se arrogan representaciones gremiales que todos sabemos que no tienen, impongan la anarquía interponiendo sus intereses personales a los intereses del Perú. Ha llegado el momento de que tengamos una nueva legislación de aguas vigente, y que los dispositivos legales ya emitidos y reglamentados sean inmediatamente implementados, aprobándole su correspondiente Reglamento de Organización y Funciones.


Este Gobierno no debe caer en la trampa que la JNUDRP esta tendiendo en esta oportunidad, que consiste en paralizar la implementación de los nuevos dispositivos, llevar el tema al Congreso a una nueva ronda de discusiones, y si en el mejor de los casos de lograra aprobar la ley, esperar a su reglamentación y posterior implementación (elaboración del ROF). Este proceso puede durar, con las piedras en el camino que le seguirán poniendo, más de dos años, con lo cual este Gobierno se iría sin haber sido capaz de dejarle al país una nueva legislación de aguas. Luego vendrán las componendas políticas de la campaña, creando terreno fértil para que la JNUDRP vuelva a deshacer lo andado, y todo vuelve a fojas cero. (En esto son expertos porque la estrategia ya les ha funcionado muy bien en anteriores oportunidades).


Ojala pues que prime el sentido de la Gobernabilidad, que el Ejecutivo y el Congreso no se dejen manejar por amenazas de marchas y paros de un grupo de dirigentes. En materia de legislación de aguas no se puede esperar, o nos reordenamos o después sufriremos las consecuencias de escasez, racionamientos y conflictos sociales que de ellos se derivan. Si queremos inversionistas, es necesario poner orden.


Si el Congreso esta convencido de que es necesaria una nueva Ley de Aguas que emane de ellos, que se inicie la discusión de un nuevo proyecto, pero en forma paralela a la implementación de los decretos del Ejecutivo. Lo que no se debe hacer es primero derogar estos y después iniciar la discusión en el Congreso, que es lo que la JNUDRP plantea, como si el Perú fuese un país de ingenuos.