DE UNA CULTURA CERO ACCIDENTES A UNA CERO COVID-19

 

 

En abril del 2020, propuse que la industria debía apuntar hacia un ambiente laboral "cero covid-19", basado en su naturaleza, experiencia y estándares de seguridad; pareciera que a ello se estaría acercando. La pandemia aún continúa, estamos en una situación de "segunda ola" y con variantes del virus con más velocidad de contagio. Aún el balance final está por verse. Toca sobre todo estos meses tar más cuidadosos que antes. Estas líneas no pretenden ser triunfalistas, pero sí que hasta ahora se han hecho desde el sector minero formal, construidas no de la noche a la mañana, sino sobre bases sólidas existentes.

Las distintas revoluciones industriales trajeron consigo un indiscutible incremento en la productividad y el desarrollo, así como también exposición a nuevos riesgos, pero a la vez una creciente preocupación por la salud y seguridad de los trabajadores. La actividad minera es de alto riesgo ya que para extraer y procesar los minerales se deben hacer trabajos de perforación, voladuras, acarreo y chancado, y utilizar maquinarias y equipos con los que una persona puede resultar lastimada o sufrir un accidente fatal. Desde hace muchos años, la seguridad en el sector minera se ha convertido en un valor y una cultura. Las empresas comprendieron que el "factor de producción" más preciado es el trabajador; los trabajadores, que lo más preciado es su vida. No ha sido, ni es, un proceso fácil, pues la seguridad depende de igualar el pensamiento y comportamientos de muchas personas con distintas experiencias y valores. El liderazgo, acompañado de la tecnología, permite que la salud y seguridad vaya calando en la mente de las personas.

Como resultado, en el Perú, según el Ministerio de Energía y Minas (Minem), los accidentes fatales han caído 40% entre el 2001 y 2019, a pesar de que la producción se multiplicó. Hasta octubre del 2020, se registró, por primera vez desde el 2000, 3 meses seguidos sin ningún accidente. Si ello se mantuviera así, el 2020 marcaría un nuevo récord mínimo tanto en términos absolutos, como porcentuales:-70% comparado con el 2001.

Cuando se habla de sostenibilidad en el sector, los críticos de la actividad no incluyen la buena performance que está teniendo la minería en temas de seguridad. Así como es importante preocuparse que por cada tonelada de mineral que se extraiga se minimicen los impactos ambientales, es importante la vida de las personas. Las mineras sí dan igual importancia a ambos temas, mas no se percibe lo mismo por parte de otros grupos. Por iniciativa sel sector privado y público, en 1998, se creó el Instituto de Seguridad Minera (ISEM). Por parte del Estado, en los 80 y 90, en el Minem las empresas compartían, a través de dibujos hechos a mano, las experiencias de accidentes en sus minas. Hoy las empresas usan fotos digitales y las diapositivas. Este proceso es muy importante pues muchos accidentes suelen volver a suceder, por lo que compartir y aprender de ellos ayuda a no repetirlos, poner los controles adecuados e ir creando cultura.

Hoy en día, no existe empresa minera formal seria que no tenga lemas como "seguridad primero" y "retornar a casa sano y salvo" o en que inicien reuniones sin compartir una experiencia sobre seguridad.

Asimismo, no hay trabajo que se haga sin antes realizar un IPER (Identificación de Peligros, Evaluación de Riesgos y Medidas de Control). Y un trabajador puede parar una actividad si ve que algo no es seguro realizarlo, sin miedo a represalias o amenazas. De ocurrir un accidente, se paralizan las operaciones y realizan investigaciones para buscar la causa raíz. Los pagos de los altos ejecutivos e incentivos de los trabajadores están sujetos a la performance de seguridad. Muchas de las causas de accidentes son atribuidas a actos humanos (descuido, exceso de confianza, negligencia, etc) mas no temas mecánicos, por ello la importancia de crear una cultura uno a uno. El objetivo de las empresas es llegar a la interdependencia: yo me cuido y cuido a los demás.

La coyuntura covid-19 ha sumado a la preocupación por la seguridad, salud ocupacional y medio ambiente (SSOMA), el tema (bio) sanitario. Todo lo descrito anteriormente está sirviendo para que las empresas gestionen mejor la pandemia. Si bien ha habido contagios, la actuación de las empresas mineras ha sido proactiva y rápida.

A los casos que recibieron atención mediática, como los de Antamina y Consorcio Minero Horizonte, lamentablemente luego no se les ha hecho seguimiento para reportar las medidas, controles e inversiones realizadas.

De alrededor de 5,900 contagios acumulados que se habría registrado en el sector minero a inicios de diciembre 2020, alrededor del 90% se concretó en solo 8 empresas y 95% de dichos casos ya se habrían dado de alta. Estos contagios representarían menos del 3% de toda la fuerza laboral minera directa y menos del 0.61% del total de contagios a nivel nacional.

No necesariamente dichos contagios fueron en las operaciones, sino detectados en los cambios de guardia ( es decir, contagios ocurridos durante los descansos), cumpliéndose así los protocolos y evitando mayores contagios.

La empresas que detectaron casos en sus operaciones las paralizaron totalmente, hicieron pruebas moleculares a todos y los aislaron.

Se estima que durante el 2020 las mineras invirtieron más de US$ 120 millones solo en adaptación de campamentos. Todo ellos ha permitido que las empresas estén alcanzando los niveles de producción antes de la pandemia, lo cual permitirá que el Estado siga recolectando los recursos tan necesarios para volver a nivelar las cifras macroeconómicas, pagar el endeudamiento e invertir en salud.

 

 


Publicado por: Gestión, 27 de Enero del 2021.