EL G7 PUEDE PONER FIN A LA PANDEMIA


El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, prometió vacunar al mundo para finales del próximo año diciendo que "sería la mayor hazaña en la historia de la medicina". Lamentablemente, una promesa no es lo mismo que un plan y me temo que una iniciativa que parece centrarse en quelas naciones compartan dosis estará muy lejos de brindar la inmunidad colectiva mundial necesaria para que todos estemos a salvo nuevamente.

Habiendo asistido a 12 reuniones del G7 como primer ministro de Hacienda, sé como funcionan. Prosperan en la informalidad, lo que, por supuesto, permite que se hable con sencillez, sin sutilezas diplomáticas.

Pero las conversaciones abiertas alrededor de una mesa, a menudo sin una agenda formal, también pueden convertirse en una excusa para la inacción y evitar decisiones difíciles.

Puedo recordar tantas de estas reuniones cuando el presidente se reclinaba y preguntaba a cada uno de los líderes lo que pensaban.

Cuando el G7 actuó, como en la crisis financiera del 2008, el mundo se benefició.

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Puedo imaginar lo que pasará el viernes. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dirá, a su favor, que ya ha ofrecido 80 millones de dosis para los países en desarrollo y que se está preparado para entregar cientos de millones más. Gran Bretraña, que pidió vacunas en exceso, ofrecerá 100 millones de dosis.

Otros países proporcionarán cifras ambiciosas de las dosis que también ofrecerán. Se felicitarán mutuamente por su generosidad.

Pero incluso una oferta del G7 en el comunicado final de proporcionar voluntariamente 1,000 millones de dosis, alcanzan para 500 millones de adultos, no será suficiente.

Se necesita un total de 11,000 millones de dosis para lograr la promesa de Johnson de vacunar al mundo.

De las 2,000 millones de dosis ya administradas, el 85% se ha destinado a los países más ricos. Aproximadamente la mitad de los adultos estadounidenses han recibido al menos una dosis de la vacuna, y un 60% en el Reino Unido, pero solo el 1% de las dosis del mundo han aterrizado en África subsahariana, y solo 1 de cada 500 de los 1,000 millones de personas del continente han sido completamente vacunadas.

Ayuda urgente

Países africanos ahora han ordenado 400 millones de vacunas de una dosis, pero los países más pobres enfrentan dos problemas que tal vez solo el G7 se pueden resolver.

En primer lugar, sus necesidades urgentes no pueden satisfacerse si tienen que esperar hasta después del otoño para recibir las dosis occidentales sobrantes, cuya mayor parte no llegará hasta el próximo año. Y, en segundo lugar, simplemente no pueden alcanzar los niveles occidentales de inmunización sin apoyo financiero. No es una exageración decir que la reunión del viernes del G7 decidirá quién vive y quién muere, quién estará vacunado y seguro, y quién permanecerá sin vacunar y en riesgo de morir.

ACT-Accelerator Alliance, una asociación internacional creada en los primeros días de la pandemia, y el mecanismo global Covax, su entidad de vacunación, proporcionan un vehículo para los pedidos y la distribución global equitativa de vacunas, diagnósticos y apoyo terapéutico para cubrir a los 92 países más pobres. Esto incluye las pruebas y los equipos de protección que se necesitan con urgencia mientras los países esperan las vacunas. Pero, para cerrar la enorme brecha financiera de estas agencias de este año se necesitan ahora US$ 16,000 millones más y más de US$ 30,000 millones el próximo año.

Rol de G7

Gran parte de ese dinero debe provenir del G7. Las decisiones de vida o muerte no pueden ser abandonadas por el G7 como si estuviera en un evento de caridad donde se pasa la canasta de la ofrenda. Esto no sustituye a un plan de reparto de la carga, como el de una propuesta presentada por Noruega y Sudáfrica.

Ese plan en cuenta los ingresos, la riqueza de cada país y los beneficios diferenciales que recibiría de la reapertura de la economía mundial. Se basa en una fórmula similar a la que se intentó una vez para la erradicación de la viruela y a al que se utiliza hoy para pagar el mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. Funciona.

EE.UU. pagaría 27%, Europa 22%, el Reino Unido 5% y Japón 6%. Canadá, Corea del Sur y Australia, el 2% cada uno. En total, los asistentes al G7 pagarían el 67% del total. El resto de los países del G20, incluidos China, Rusia y los Estados petroleros, se harían responsables del resto.

El mundo necesita crear el mismo círculo virtuoso, con financiación garantizada para la generación de nueva capacidad de fabricación y entrega de suministros adicionales de vacunas, que se hizo con precisión militar en Gran Bretaña y EE.UU. cuando preordenaron las vacunas meses atrás.

Y necesitamos una decisión el viernes. En los últimos seis meses, cuando las vacunas fueron monopolizadas por los países ricos, 2.25 millones de personas en todo el mundo perdieron la vida, un número mucho mayor que en todo el 2020.

Bien común

Vacunar al mundo no es solo un acto de caridad: es de nuestro propio interés. Ayudar a vacunar el resto del mundo requerirá que EE.UU. y Europa paguen alrededor de US$ 4,000 millones más este año, pero una población más saludable generará US$ 200,000 millones en producción adicional.

En el caso de EE.UU., la factura de las vacunas sería de menos de un 0.5% del costo de su estímulo económico de US$ 2 billones. Es la mejor póliza del mundo y, tanto en términos humanos como económicos, los beneficios superan con creces los costos.

Veamos al G7 dar un paso adelante una vez más.

 

 


Fuente: Gestión, 10 de junio del 2021.