2 Febrero, Día Mundial de los Humedales. Humedales Sanos, Gente Sana
30-01-08, Por Proteger *

 

Para el Día Mundial de los Humedales del 2 de febrero de 2008 el tema sugerido por la Convención Ramsar destaca la importancia de estos ecosistemas para la salud humana con el lema “Humedales Sanos, Gente Sana”. Este será también el tema central de la décima reunión de la Conferencia de las Partes de la Convención Ramsar, COP10, que tendrá lugar en octubre-noviembre de 2008 en la República de Corea.

 

 

 

El Día Mundial de los Humedales (DMH), 2 de febrero de 2008, se va acercando rápidamente. “Como ha sucedido desde hace una década, PROTEGER invita también en esta oportunidad con antelación a todos los interesados en el mundo de las ONGs, medios de prensa escrita, radio, TV y páginas web, así como a organismos académicos y de gobierno de diferentes niveles, a preparar actividades para el DMH 2008”, dijo Julieta Peteán, del programa agua, humedales y pesca de PROTEGER.

“El DMH 2008 reviste una importancia fundamental, ya que las necesidades en materia de salud se multiplican de la mano de los altos niveles de pobreza en los países en desarrollo y los impactos del cambio climático global, y precisamente los humedales cumplen funciones irremplazables tanto para enfrentar enfermedades como para brindar soluciones sanitarias a la vez que asegurar bienes esenciales como agua dulce, pescado o plantas medicinales”, aseguró Peteán.

La Convención Ramsar ha preparado una serie de materiales informativos, educativos y de difusión de enorme utilidad para el DMH 2008. También brinda ejemplos de actividades muy diversas y también muy efectivas que en diferentes países se han llevado a cabo para los DMH en los últimos años y que pueden servir como fuente de motivación e inspiración”, consignó por su parte Jorge Cappato, punto focal no gubernamental del Programa de Comunicación, Educación y Concienciación Pública (CECoP) de la Convención Ramsar sobre los Humedales.

Para el 2 de febrero 2008 la Convención destacó, a través de casos concretos, los beneficios directos y positivos para la salud humana de mantener humedales sanos -por ejemplo, provisión de alimentos, agua limpia, productos farmacéuticos, etc- y los efectos negativos directos de un mal manejo de los humedales, lo que se traduce en el deterioro de nuestra salud e incluso en la pérdida de vidas -por ejemplo, debido a enfermedades relacionadas con el agua, incendios en áreas húmedas, inundaciones o contaminación del agua.

Un objetivo del DMH 2008 es hacer hincapié en la fuerte relación que existe entre los ecosistemas de humedales que funcionan en forma adecuada y la salud humana, así como poner de relieve la importancia de contar con estrategias de manejo que apoyen tanto la salud de los ecosistemas de humedales como la salud de las personas.

El costo de la falta de manejo de los humedales o de un manejo deficiente pueden ser muy altos: las enfermedades relacionadas con el deterioro de los humedales, por ejemplo, cada año se cobran las vidas de más de tres millones de personas y llevan el sufrimiento a muchas más, informó la Convención.

En el cartel del DMH 2008 preparado por la Convención se ilustran los temas fundamentales de la relación entre humedales y salud humana, mientras que las hojas temáticas ofrecen elementos de información sólidos sobre cada uno de los temas que se relacionan con el lema “Humedales sanos, gente sana”.

Principales temas para el DMH 2008

Alimentos de los humedales

Un requisito para que las personas gocen de salud es contar con alimentos adecuados y de buena calidad, y en ese sentido la contribución de los humedales es fundamental, pues nos suministran pescado (incluido marisco), frutas y plantas comestibles. Mil millones de personas dependen del pescado como su principal o única fuente de proteínas, y muchas más lo consumen habitualmente. En términos de plantas cultivables de los humedales, el arroz es el más importante a nivel global, proporcionando un 20% del suministro mundial de energía alimentaria. La recolección de vegetales en los humedales, si bien no llega a la misma escala que las capturas de pescado, es una importante fuente de alimentos para su empleo local y para los mercados internacionales. De forma indirecta, las plantas de los humedales a menudo desempeñan un papel esencial como alimento para el ganado del que depende la salud de otras miles de millones de personas.

Bien manejados, nuestros humedales seguirán proporcionando alimentos que nos mantengan sanos. Pero hay muchas actividades humanas que afectan negativamente la capacidad de los humedales para seguir proporcionándonos bienestar. La contaminación, la extracción excesiva de agua, el saneamiento deficiente, la sobreexplotación de sus recursos y, por supuesto, la destrucción de humedales, son factores que reducen o destruyen la capacidad de los humedales de brindar alimentos para el consumo humano.

Agua limpia

Llevamos años transmitiendo el mismo mensaje: los humedales continentales (ríos, arroyos, lagos, esteros, bañados, pantanos, etc) cumplen una función vital al filtrar y purificar el agua dulce, devolviéndola “limpia” para el consumo humano. Este servicio jamás había sido tan valioso para las poblaciones humanas como lo es hoy día, cuando más de mil millones de personas carecen de acceso al suministro de agua limpia. Pero los humedales tan sólo pueden ofrecernos agua limpia si los mantenemos sanos mediante un manejo eficaz. Es obvio lo que ocurre cuando destrozamos nuestros humedales: perdemos esa fuente de agua limpia y segura, al igual que todos los demás servicios de los ecosistemas que éstos ofrecen. ¿Y qué le ocurre a nuestro suministro de agua limpia cuando introducimos demasiados subproductos de la actividad humana en los humedales? En los párrafos sobre contaminación, abajo, le ofrecemos información al respecto.

Contaminación del agua

A pesar de que los humedales de agua dulce tienen capacidad para purificar el agua, ésta realmente es limitada. Sólo son capaces de tratar una cierta cantidad de residuos agrícolas, una limitada afluencia de desechos domésticos e industriales. Y, por supuesto, la especie humana es capaz de añadir mucho más: productos químicos tóxicos (como bifenilos policlorados como PBC, DDT o dioxinas), antibióticos procedentes de la ganadería, aguas residuales humanas no tratadas, plaguicidas que actúan como ‘disruptores endocrinos’. . . y más. Somos capaces de sobrepasar rápidamente, y de hecho lo hacemos, la capacidad de purificación de los humedales de forma que esas fuentes de agua dulce, y los alimentos que suministran, se vuelven inapropiados para el consumo y se convierten en un peligro para la salud humana.

Particularmente preocupante es el hecho de que todavía hoy existan 2.600 millones de personas que carecen de acceso a un saneamiento adecuado; y cuando al saneamiento deficiente se añade la contaminación microbiana del agua potable que proporcionan los humedales, sobrevienen enfermedades y, a veces, pérdidas de vidas.

Los humedales funcionan como filtros o trampas para muchos patógenos: cuando el paso del agua a través de los humedales es suficientemente prolongado, los patógenos pierden su viabilidad o son consumidos por otros organismos. Se están construyendo humedales artificiales en zonas urbanas y rurales con objeto de que ejerzan precisamente esa función y de este modo eviten que las aguas residuales no tratadas lleguen a humedales naturales que se utilizan como fuente directa de agua potable.

Enfermedades relacionadas con el agua

En muchas partes del planeta la salud humana está estrechamente amenazada por enfermedades relacionadas con el agua. El paludismo, debido a que mosquitos se crían en áreas húmedas muchas veces degradadas por acción humana, y las infecciones diarreicas (incluido el cólera), debido a la presencia de aguas residuales contaminadas, son las peores en el mundo en cuanto a la gravedad de su impacto: en 2002 fueron la causa, respectivamente, de 1,3 y 1,8 millones de víctimas, y afectan a la salud de muchísimas personas más. Las muertes sobrevienen casi en su totalidad en niños de menos de cinco años de edad. Las enfermedades diarreicas afectan tanto al continente africano como al asiático, mientras que el principal impacto del paludismo se produce en África, aunque también es significativo en muchas partes de Asia y América.

Si bien el paludismo y las enfermedades diarreicas son las enfermedades que tienen mayores repercusiones en el ser humano, a éstas podríamos añadir los efectos debilitadores de otras enfermedades relacionadas con humedales y aguas contaminadas, como esquistosomiasis, encefalitis japonesa, filariasis, oncocercosis y otras.

Las enfermedades diarreicas se pueden controlar mediante el abastecimiento de agua potable, buenas prácticas de saneamiento y educación en materia de higiene. Las aguas residuales humanas deficientemente tratadas contienen patógenos que son una causa principal de infecciones diarreicas, y los humedales (tanto continentales como costeros) pueden ser un importante mecanismo de transporte para esos patógenos cuando el saneamiento es deficiente.

En el pasado, una idea impulsora para la destrucción de humedales fue controlar el paludismo, especialmente en Europa, pero ello ha conducido a la pérdida de servicios esenciales de los ecosistemas, como son proporcionar agua y alimentos, y hoy en día ya no se considera una opción. Las soluciones que funcionan actualmente, al menos en algunas zonas, van desde el empleo de peces que consumen la larva de los mosquitos y larvicidas bacterianos que los matan sin afectar a otros organismos, hasta unos mejores diseño, manejo y reglamentación de represas y sistemas de riego y sistemas de drenaje de aguas que reduzcan sus sitios de cría.

Inundaciones

Las inundaciones y las tormentas afectan a las vidas humanas desde los albores de la civilización, pero todos los tipos de inundaciones -crecidas y tormentas ribereñas y costeras, fusiones de nieve repentinas, inundaciones tras intensas precipitaciones- han pasado a ser más destructivas en los últimos decenios, debido a que cada vez se construye más infraestructura humana en zonas expuestas a inundaciones, y es probable que su impacto vaya a ser más pronunciado en el futuro, incluyendo los efectos del cambio climático. Todos estamos al corriente de ello por las informaciones que nos llegan por los medios de comunicación y, quizás, de nuestra propia experiencia.

Los impactos directos e inmediatos sobre la salud humana incluyen la pérdida de vidas, lesiones e incluso la falta de agua potable y la destrucción de los sistemas de saneamiento, lo que se traduce en otro conjunto de amenazas a la salud humana -diarrea, cólera y otras enfermedades mortales relacionadas con el agua. Las recientes inundaciones en algunos países también ofrecen un entorno perfecto para los mosquitos portadores del paludismo.

Finalmente, están los efectos a largo plazo para la salud mental, como son la ansiedad y la depresión que sobrevienen frecuentemente tras las inundaciones importantes.

Si bien no podemos impedir las inundaciones de gran magnitud, lo que sí podemos es asegurarnos de que aprovechemos los servicios de protección contra inundaciones que nos suministran gratuitamente los humedales. Los ríos, lagos y marismas frenan y contienen las aguas de crecida, pero ello sólo es posible si no construimos nuestros centros urbanos en llanuras de inundación naturales y meditamos más sobre las consecuencias de canalizar los ríos y drenar y secar las marismas y otros humedales.

Disponibilidad de agua

Si la extracción de agua es más rápida que la reposición natural los humedales, pueden sufrir un colapso, produciéndose una pérdida completa de los servicios de los ecosistemas. El efecto de esos casos extremos es costoso en lo que a salud humana se refiere. Un ejemplo bien documentado es el mar de Aral, donde la extracción de agua para regar cultivos redujo un palpitante humedal a polvo -causando la pérdida de medios de vida a corto plazo y dañando gravemente, a largo plazo, la salud de las comunidades que vivían alrededor del mar por culpa de los efectos ocasionados por las tormentas de polvo, la erosión, la pérdida de la pesca y la deficiente calidad del agua para beber y para otros propósitos.

Aunque éste pueda ser un ejemplo extremo, existen muchos casos en que una reducción dramática en la disponibilidad de agua tiene como consecuencia importantes efectos negativos en la salud humana. En el lago Chad, lago compartido por Camerún, Chad, Nigeria y Níger, el cambio climático, la demanda de agua para el riego corriente arriba y las malas decisiones de manejo en la cuenca han reducido en un 90% el tamaño del lago en los últimos 40 años. El efecto neto sobre 20 millones de personas, principalmente pescadores y agricultores que dependen directamente del lago, ha sido unos crecientes niveles de malnutrición, lo que a su vez ha dado lugar a una vulnerabilidad mucho mayor ante las enfermedades. Se está llevando a cabo un proyecto importante para tratar de revertir la situación.

Medicinas de los humedales

Muchas plantas de humedales y especies de animales se han utilizado desde hace milenios como medicinas tradicionales, y aun hoy se siguen utilizando. También se emplean en la medicina complementaria, un sector que no deja de crecer en el mundo desarrollado, y desempeñan una función importante en la elaboración y producción de medicinas modernas. La sobreexplotación, las técnicas de recolección destructivas y la pérdida y alteración de hábitats ponen en peligro la capacidad de las especies de humedales de continuar cumpliendo esas funciones.

Bienestar mental

La población mundial se va concentrando en las zonas urbanas, especialmente a lo largo de las costas, y los habitantes urbanos cada vez son más inactivos desde el punto de vista físico. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la depresión y sus enfermedades conexas llegarán a ser la causa más importante de mala salud antes de 2020.

Además los efectos sobre la salud de la inactividad física de las poblaciones urbanas cada vez resultan más onerosos en lo que se refiere a tratamiento médico. Utilizamos los espacios verdes, incluidos los ríos, lagos y estanques y sus riberas y áreas de humedales asociados, para recrearnos, educarnos y relajarnos. El valor de los espacios verdes para mejorar la salud mental y física de las poblaciones urbanas está adquiriendo mayor reconocimiento y los estudios actuales indican que del contacto habitual con espacios verdes urbanos se obtienen beneficios cuantificables físicos y psicológicos. En ese aspecto, los humedales urbanos tienen un papel muy importante que desempeñar. www.ecoportal.net

 
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