Agrovision, una empresa con sede en Los Ángeles, comenzó su trayectoria en el desierto del norte del Perú, en la zona transformada por el Proyecto de Irrigación Olmos en Lambayeque. Inicialmente no estuvo enfocada en el negocio del arándano, y su fundador, Steve Magami, llegó al país con una visión distinta. Criado en California en una familia que valoraba la salud, creció rodeado de campos cítricos y adquirió desde joven hábitos de alimentación saludable. Tras estudiar biología y trabajar como inversionista en el rubro financiero, visitó el Perú atraído por un proyecto de biotecnología, y allí identificó las condiciones excepcionales del país para la agricultura: tierras fértiles, clima favorable, disponibilidad de agua y mano de obra.
En un inicio, Magami buscaba establecer una empresa de biocombustibles basada en la caña de azúcar, pero la crisis financiera mundial de 2008 interrumpió el proyecto. Para cuando el capital volvió a fluir en 2013, el negocio del etanol ya no era rentable, por lo que decidió cambiar de rumbo. Aprovechando la infraestructura del Proyecto Olmos, que habilitó tierras antes estériles, fundó Agrovision en 2012 con el objetivo de dedicarse a la fruticultura.
La empresa adquirió mil hectáreas de terreno en tres etapas (2014, 2016 y 2020), centrando su producción en el cultivo de arándanos de las variedades Biloxi y Ventura, que se exportaron rápidamente a mercados como China, Europa y Estados Unidos. Gracias a una inversión de más de 300 millones de dólares, Agrovision ha convertido casi 3,000 hectáreas de desierto en tierras agrícolas fértiles en tan solo una década, generando miles de empleos y promoviendo el desarrollo de comunidades en zonas donde antes no existían. Esta transformación evidencia cómo un cambio estratégico bien orientado puede tener un impacto económico y social profundo.
Autor: Historias Empresariales. Fuente: Diario Gestión - pag.24, 31 de marzo del 2025.