SUDAMERICA: DE DESPENSA DEL MUNDO A MOTOR DEL PROGRESO

 

Durante años, Sudamérica ha sido percibida y en muchos casos, ha asumido ese rol como un mero proveedor de materias primas al mundo. Ha exportado minerales, alimentos, energía y su riqueza natural sin lograr traducir esa abundancia en un desarrollo económico sostenido o en estructuras productivas sólidas. Esta dependencia de factores externos, como los precios internacionales o la demanda foránea, ha impedido que la región desarrolle plenamente su potencial. Para cambiar esta situación, se requiere una inversión decidida en el capital humano, en la infraestructura regional y, sobre todo, en una visión colectiva de desarrollo. El autor sostiene con firmeza que Sudamérica debe aspirar a más: a ser protagonista del progreso mundial. La región cuenta con lo necesario recursos, talento, diversidad y ubicación, pero carece de la voluntad política y de un liderazgo con mirada continental.

Desde esta perspectiva, se destaca un avance concreto en Perú: la reciente inauguración del puerto de Chancay, que representa un punto de inflexión al constituirse en un nodo moderno del comercio entre Asia y Sudamérica. Esta infraestructura, junto con la modernización del puerto del Callao, una legislación más favorable al cabotaje y la creación de Zonas Económicas Especiales, posiciona al país como un actor clave en la transformación logística y productiva de la región. Sin embargo, se advierte que no basta con abrirse al comercio marítimo; también es crucial mirar hacia el interior del continente.

El verdadero cambio se dará cuando las capitales y regiones de Sudamérica estén conectadas entre sí mediante trenes de alta capacidad, rutas logísticas eficientes, redes digitales y corredores sostenibles. El autor propone una red ferroviaria moderna que una el norte con el sur y el Atlántico con el Pacífico, promoviendo la circulación de personas, ideas, tecnología y cultura. Esta infraestructura potenciaría el turismo, fortalecería el comercio interno y simbolizaría la unión regional.

Un ejemplo significativo es el sector turístico peruano. A pesar de su inmensa riqueza cultural y geográfica, Perú recibe muy pocos visitantes en comparación con países como México. Esta brecha no se debe a la falta de atractivos, sino a una evidente carencia de infraestructura que dificulta el acceso y la conexión entre regiones. Una red ferroviaria moderna podría revertir esta situación y convertir al país en un destino turístico de primer nivel.

El autor cita a Xi Jinping para reforzar su argumento: los trenes son caminos hacia la prosperidad. Desde esta visión, propone comenzar por lo inmediato: construir un tren longitudinal que una Tumbes con Tacna, y otro transversal que conecte la Amazonía con la costa. Esta red debe planificarse con visión de largo plazo, más allá de los gobiernos de turno. Además, anticipa que países vecinos como Ecuador, Chile, Bolivia y Brasil se integrarían a esta red, generando una verdadera arteria de conexión, comercio y desarrollo para el continente.

 

 

Autor: José Ignacio de Romaña., Fuente: Diario Gestión - pag.20. 08 de mayo del 2025.