LA DESAPARICION DEL BONO DEMOGRAFICO

 

 

Los economistas suelen enfocarse en los datos económicos más recientes, como el crecimiento anual del PBI, que puede fluctuar alrededor del 2.5%. Sin embargo, esta preocupación por la coyuntura inmediata no debería hacer que se pierda de vista el panorama a largo plazo. Es necesario reflexionar más allá de los indicadores trimestrales y considerar factores estructurales, especialmente aquellos que afectan el desarrollo sostenido.

Aunque el economista John Maynard Keynes dijo que "en el largo plazo estaremos todos muertos", esto no significa que debamos ignorar lo que ocurre en ese horizonte. La evolución de la población; es decir, la demografía es uno de los elementos más determinantes para el futuro económico. No es un tema trivial: sin personas no hay economía. Por tanto, el propósito esencial de las políticas económicas debe ser asegurar que la población tenga bienestar y salud.

Un componente clave en este debate es el "bono demográfico", que se refiere a la proporción favorable entre la población económicamente activa y aquella que depende de terceros, como jubilados o niños. Durante las últimas décadas, Perú ha gozado de esta ventaja: la fuerza laboral crecía mientras los gastos en adultos mayores eran bajos. No obstante, esa situación está cambiando. La tasa de natalidad ha disminuido, la población envejece y el equilibrio se está rompiendo, lo que pone en riesgo la sostenibilidad del progreso alcanzado entre 1995 y 2020.

Frente a este escenario, es urgente cambiar de estrategia. Ya no basta con políticas que fomenten la inversión privada en el corto plazo; se requiere un compromiso sólido con inversiones sociales de largo aliento, especialmente en los sectores de educación y salud. No obstante, el país no está dando señales de avanzar en esa dirección.

El autor menciona que está trabajando en un libro sobre las inversiones clave para el Perú. Además de los sectores ya mencionados, destaca la importancia de invertir en vivienda y energía. El déficit habitacional es enorme: se necesitan dos millones de viviendas nuevas para reemplazar construcciones precarias. En el ámbito energético, el consumo aún es bajo y las inversiones han sido escasas, debido a la falta de demanda derivada de la inestabilidad política y económica.

Sin embargo, se debe estar listos para el regreso del dinamismo económico. Un ejemplo de visión a futuro es el proyecto de la hidroeléctrica del Pongo de Manseriche, ubicado en el río Marañón. Aunque plantea controversias ambientales, esta obra podría producir más electricidad que toda la capacidad actual del país, asegurando el suministro energético por décadas. Este tipo de iniciativas ilustran el tipo de planificación que se necesita para preparar al Perú para el futuro.

En contraste con estas necesidades de planificación, el panorama político es caótico. Con 43 partidos inscritos para las próximas elecciones y miles de candidatos, el proceso electoral se percibe desde el exterior como un desorden que amenaza con generar incertidumbre económica. La falta de claridad política puede ahuyentar inversiones y agravar los problemas estructurales.

Finalmente, el autor hace un llamado urgente a pensar en el bienestar futuro de la población en un contexto de confusión política y social. La tarea es inmediata y fundamental: construir un entorno donde la prosperidad sea posible, incluso en medio de la incertidumbre.

 

 


Autor: Pedro Pablo Kuczynski. Fuente: Diario Gestión - pag.12, 21 de abril del 2025.