Emisión Imposible
 


Por Julia María Urrunaga
Escritora de revista “Somos”

El cambio climático no es algo que va a pasar en 50, 20 o 5 años. Ya esta pasando. Los tifones que azotaron el Asia las últimas semanas e incluso los conflictos armados como el de Darfur (por la extrema escasez de agua), son pruebas concretas anunciadas y verificadas por los científicos de todas partes del mundo, organizados en el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en ingles).

Las negociaciones internacionales en curso no van a evitar el cambio climático ni van a evitar el cambio climático ni va a revertir su impacto. Lo Que se busca es tratar de estabilizar las partículas de carbono en la atmosfera a un nivel que no haga inviable la supervivencia humana. Si los países desarrollados reducen sus emisiones de gases de efecto invernadero en las cantidades indicadas por los científicos, quizás tengamos suerte y la temperatura del planeta solo aumente dos grados centígrados. Ese es el escenario mas optimista al que podemos apostar, aunque dos grados de todas formas traerán graves consecuencias en términos de biodiversidad y desaparición de glaciares para un país como el Perú.

¿Dónde se negocia?

En 1988, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Metereologica Mundial (OMM) crearon el IPCC, abierto a todos los países miembros de las Naciones Unidas. La finalidad del IPCC es nutrir al mundo con información científica independiente y elaborar estrategias realistas para lidiar con el problema.

Con esa base, se creo en 1992 el Convenio Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, que se convirtió en el foro de negociaciones sobre le cambio climático en el mundo. Las reuniones anuales se conocen como Conferencia de las Partes (COP, por sus siglas en ingles). En 1995 se produjo la COP1 y este año, en Copenhague, se producirá la COP15. Las reuniones de Bonn a mediados de este año, las de Bangkok a principio de este mes, y las de Barcelona la primera semana de noviembre son preparatorias para la COP15.

El protocolo de Kioto (en funcionamiento desde el 2005) es hasta ahora el único instrumento que define metas obligatorias de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 37 países desarrollados inscritos en una lista conocida como Anexo I. Tomando como referencia el nivel de emisiones que cada país alcanzo en el año 1990, los integrantes del Anexo I asumieron el compromiso de reducirla en 5,2% para el periodo 2008-2012.

Los avances de la ciencia han permitido demostrar que una de las fuentes más importantes de emisiones de gases de efecto invernadero es la deforestación que se produce principalmente para luego usar las tierras con fines agrícolas o ganaderos. Estas actividades son causantes de alrededor del 20% de las emisiones a nivel global; es decir, generan mas CO2 y otros gases que todos los medios de transporte del mundo juntos. En el caso del Perú, la deforestación es responsable del 48% de nuestras emisiones.

Una de las limitaciones principales del Protocolo de Kioto es que no contempla mecanismos que ayuden a evitar la deforestación de los bosques existentes, mientras si considera proyectos que reforesten o siembren nuevos bosques donde antes no existían.

Con estos antecedentes, en la COP13 del 2007 se firmo el Plan de Acción de Bali, un documento que define la ruta a seguir para llegar a fines del 2009 con nuevos instrumentos para enfrentar al cambio climático.

De acuerdo con el plan, las negociaciones caminan por dos rutas paralelas complementarias: el Grupo de Trabajo Especial del Protocolo de Kioto y el Grupo de Trabajo Especial de Cooperación a Largo Plazo. Mientras en el primero se revisa los avances y resultados de la primera ronda del Protocolo y se busca el establecimiento de una segunda ronda, en el segundo se trabaja en el diseño de un nuevo instrumento que incluya a todos los países bajo la idea de que tenemos “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, dependiendo de las capacidades internas de cada país y su responsabilidad histórica en términos de emisiones de gases de efecto invernadero.

Dentro de este segundo grupo de trabajo, se plantea también la creación de un instrumento que financie la conservación de los bosques existentes, llamado REDD: Reducción de Emisiones de la Deforestación y de Degradación de Bosques, que se ha convertido en uno de los puntos polémicos para Copenhague, generador de un escándalo que ha golpeado fuertemente la imagen de la Unión Europea.
 


Impasse en Bangkok

El Grupo Intergubernamental de Cambio Climático calcula que, para evitar que el clima del mundo se eleve por encima de 2 grados centígrados, los países del Anexo I deben reducir los niveles de emisiones que tenían en 1990 entre 25 y 40 % para el año 2020 y entre el 80 y 95% para el año 2050. Mientras ningún país cuestiona.-al menos no públicamente- la ciencia detrás de estas cifras, son pocos los que han anunciado compromisos serios para cumplir con ellas.

Las negociaciones se atascaron en puntos muertos cuando los países del Anexo I, en vez de hacer compromisos serios (ofrecer porcentajes de reducciones en función de los niveles del año 2000 o 2005 es solo un saludo a la bandera), pidieron a los países en desarrollo que asuman metas, para luego ellos complementar lo que falte. Los países en desarrollo – principalmente reunidos en el grupo conocido como G77 mas China- se negaron a hacer ningún ofrecimiento hasta que los países industrializados asuman su responsabilidad histórica sobre la situación actual del plantea y anuncien compromisos en el rango exigido por los científicos.

Cuando todo parecía estancado, el último día de las negociaciones en Bangkok, Noruega anuncio su meta de reducir sus emisiones en 40%, respecto de los niveles de 1990, para el año 2020. Este es un paso muy importante, que dejo chico a Japón, que andaba a la cabeza con su ofrecimiento de reducir el 25% de sus emisiones a 1990 para el 2020.

La Unión Europea no se quiso quedar atrás, pero tampoco se atrevió a hacer un compromiso claro. Esta semana ellos anunciaron que reducirán sus emisiones entre 80 y 95% para el año 2050 y con año base 1990, pero no asumieron ningún compromiso concreto para el 2020.

En todo caso, lo importante es que la iniciativa de Noruega parece haber “desatorado” el caño de los compromisos y estar forzando a los otros países del Anexo I a ponerse a tono.

Kioto en Capilla

Otro punto de quiebre en las negociaciones ha sido la intención expresada por la Unión Europea de eliminar el Protocolo de Kioto, cuando el plan original siempre fue que los países del Anexo I asuman una segunda ronda de compromisos.

El argumento de la Unión Europea es que no será posible cumplir con las reducciones necesarias si es que Estados Unidos no es parte del acuerdo, EE.UU. no ratifico el Protocolo en su momento y esta claro que no entraría a una segunda ronda de compromisos. El jefe de los negociadores norteamericanos, Todd Stern, declaro al New York Times que el no ira mas allá de lo que su Congreso aceptaría, en referencia al complicado proceso actual dentro del Congreso norteamericano para intentar pasar legislación limitando las emisiones en dicho país. Entonces, la solución planteada por los europeos en reuniones bilaterales es dejar morir Kioto en el 2012 y crear un nuevo y único instrumento que incluya a todos los países del mundo.

El G77 más China se ha opuesto visceralmente a esta propuesta, y ha declarado que sin Protocolo de Kioto no hay acuerdo. Los países en desarrollo no están dispuestos a perder un instrumento que, mal que bien y con todas sus criticas, funciona, por la mera promesa de otro instrumento que todavía esta lejos del consenso.
 


Sospechas Omisiones

El proceso de negociar un texto que eventualmente termine en un acuerdo es largo y engorroso. El texto se va construyendo con los aportes de todos pero, como todo tiene que se aprobado por consenso, cualquiera puede pedir que determinada parte del texto sea puesta entre corchetes (es decir, en suspenso) si es que no le gusta o quiere pensarlo mejor. Así es fácil llegar a un documento con cinco versiones de cada párrafo, ya sea con mínimas variaciones de una palabra o una coma, o planteando exactamente lo opuesto.

Para avanzar, los delegados de los países pueden encargar al facilitador del grupo que “limpie” el texto, es decir, que elimine todo lo que es reiterativo. Eso paso con el texto de REDD sobre emisiones de deforestación durante la primera semana en Bangkok. Pero cuando el texto regreso a la mesa no solo estaba resumido y reestructurado: artículos importantes habían desaparecido misteriosamente. Ante el reclamo de muchos países, el facilitador convoco a dos “drafting sessions” (o sesiones de elaboración de borradores) y aseguro a los preocupados que ahí podrían reinsertar lo que hiciera falta. Algunos países reclamaron por el formato planteado para las reuniones, ya que implicaba la ausencia de observadores, pero el facilitador insistió en la necesidad de proceder de dicha manera para que los delegados pudieran expresarse con mayor soltura y no estar incómodos por sentirse vigilados.

En esas sesiones hubo consenso con reinsertar los textos perdidos, que eran en esencia una salvaguarda para evitar que los bosques naturales sean talados y convertidos en plantaciones forestales, y la responsabilidad de los países por identificar y lidiar con las causas de deforestación.

Sin embargo, cuando el nuevo texto llego a la mesa, las frases en cuestión aun no habían sido reincorporadas. Un gran numero de países –incluido el Perú- reclamo nuevamente en una polémica sesión que se extendió por una hora más de lo previsto. Cuando era evidente que había un consenso por la reinserción de los textos, el vocero ingles de la Unión Europea se opuso argumentando razones de procedimiento.

El escándalo mediático fue tal que al día siguiente la Unión Europea se vio forzada a dar una conferencia de prensa en la que el vocero sueco declaro que se había tratado de una intervención desafortunada y que el ingles ya había recibido “una cachetada” por ello. Si bien el texto aun no ha regresado al documento, este incidente tiene un lado positivo: ahora la Unión Europea esta en una posición tan vergonzosa que tendrá que mostrar acciones y compromisos concretos para intentar lavarse la cara en Barcelona. Mientras tanto, la desaparición de estos textos es una llamada de atención sobre lo que puede estar pasando por debajo de la mesa. ¿Será casualidad que entre facilitadores de los drafting groups sobre deforestación estaban delegados de Indonesia – uno de los países con mayores niveles de deforestación en el mundo- y de Canadá- un país con una larga trayectoria de plantaciones forestales? Quizás cabe revisar el proceso de selección de facilitadores, una desventaja además para los países con delegaciones pequeñas.

Fin del Quinto Mundo


En una entrevista que concedió hace pocos días a CNN, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, dejo entrever su deseo que en Copenhague se arribe a un acuerdo equitativo y balanceado. “Para que eso sea posible los países desarrollados tienen que liderar con ejemplo. Tienen que anunciar metas ambiciosas y tienen que proveer apoyo financiero sustancial a los países en desarrollo. Por ejemplo, la idea de cien billones de dólares al año hasta el 2020 ha recibido mucho apoyo”.

Sin embargo, casi al mismo tiempo, el Secretario Ejecutivo del Convenio Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, Ivo de Boer, declaro que ya no hay tiempo suficiente para terminar con todo, pero mantiene la esperanza de que se apruebe un documento que siente las bases para un acuerdo que se podría ratificar el próximo año. Los expertos ya están hablando de reuniones complementarias durante al primera mitad del 2010. Lo importante, en todo caso, es que no se produzca un vacío cuando termine la primera ronda de compromisos del Protocolo de Kioto, en el 2012.

En medio de este intento por evitar impactos catastróficos en el planeta, de pronto los Mayas recobran vigencia: su calendario termina el 21 de diciembre del año 2012, fecha registrada como 13.0.0.0.0 en la que se produciría el Quinto Mundo y con el un cambio radical en la humanidad. Mientras algunos han tomado este dato como una profecía apocalíptica, otros lo interpretan como el inicio de una nueva era cósmico, de armonía y entendimiento. ¿Habría sabido los Mayas lo que pasaría en Copenhague y no nos lo contaron?