Las tres B de nuestro futuro

 

 

Por Marcel Gutiérrez-Correa*

 

Dentro del contexto actual y con el Perú como signatario de un acuerdo de Libre Comercio con los Estados Unidos, el tema de la competitividad y la innovación resultan fundamentales para poder utilizar esta vía como motor del desarrollo nacional.

 

Pero es necesario tomar una decisión de Estado para ejecutar una política muy seria y acelerada de promoción de la ciencia y la teconología que permita, en el plazo más corto posible, realizar innovaciones tecnológicas basados en nuestros recursos genéticos. En este aspecto, la biotecnología es probablemente la única posibilidad para lograr una competitividad aceptable dentro del contexto global y de la ya en marcha bioeconomía mundial. La biotecnología es extremadamente rica en su oferta de posibilidades productivas, particularmente las relacionadas con la introducción de genes foráneos en plantas, animales y microorganismos, en concordancia con un ambiente saludable como condición para un futuro sostenible. Se calcula que a mitad del presente siglo la totalidad de la industria química a base de petróleo  será reemplazada por la industria biotecnológica.

 

Nuestra enorme biodiversidad constituye uno de los motores para la innovación y desarrollo de nuevos procesos biotecnológicos y para nuestra incersión en la bioeconomía mundial. El mayor valor económico de la biodiversidad está en los genes. A manera de ejemplo sobre el potencial económico basado en los genes de la biodiversidad peruana conocida hasta el momento, hemos calculado la existencia de 283 millones d egenes endémicos.

 

Asumiendo que sólo el 1% de estos genes sean de utilidad y que estos puedan ser considerados como “bonos genéticos” a un valor de 5 millones de dólares por gen (valor referencial sólo por dar un ejemplo), estos tendrían un valor de US$ 14’’000,000’000,000. En un escenario de comercio internacional de genes y en depósitos a plazo fijo a una taza de interés anual de 5%, esto daría un rédito de US$ 700,000’000,000/ año de intereses! (“el mendigo sentado en un banco de oro”). En el contexto del nuevo orden económico denominado bioeconomía, estas reservas genéticas son por demás codiciadas por países altamente tecnificados pero con muy poca biodiversidad.

 

El Perú tiene una muy rica diversidad biológica y recursos genéticos, los que adecuadamente explotados y asociados a la biotecnología le darían al país la posibilidad de desarrollar los sectores industrial, agropecuario, forestal e hidrobiológico.

 

Por ello, es urgente la decisión política que aprueba la ley que promocione y priorice el desarrollo de la biotecnología moderna, que provea de fondos de investigación, de una legislación moderna de propiedad intelectual y de incentivos a las empresas que inviertan en desarrollos biotecnológicos.

 

La bioeconomía es ya una realidad y aún estamos a tiempo de insertarnos en ella, convirtiendo nuestra enorme riqueza de genes en desarrollo y prosperidad nacional con las tres B de nuestro futuro: biodiversidad, biotecnología y bioeconomía.

 

*Director del Laboratorio de Micología y Biotecnología – UNA – La Molina.