Acuicultura: qué es y en qué consiste

Por Alex Fernandez Muerza

El crecimiento de la acuicultura es imparable y podría ser vital frente a la sobreexplotación pesquera o para producir medicinas o biocombustibles

La acuicultura es el sector productivo alimentario con el mayor crecimiento en todo el mundo: casi un 10% medio anual desde 1984. Mejillones, ostras, rodaballos, tilapias, truchas, pulpos, espirulinas y un etcétera cada vez mayor engrosa la lista de especies criadas con diversos sistemas. La sobreexplotación de los caladeros, el aumento del consumo de productos pesqueros o la búsqueda de nuevos mercados, como el farmacológico o el energético, abren a este sector un futuro de gran potencial. Para ello, una gestión sostenible y respetuosa con el medio ambiente es fundamental.

La Unión Europea (UE) define la acuicultura como el cultivo de organismos que viven en medios acuáticos, como peces, moluscos o algas. Es el sector productivo alimentario con el mayor crecimiento en todo el mundo (casi un 10% medio anual desde 1984, frente al 3% de la carne de bovino). En la actualidad, proporciona más de la cuarta parte de la pesca total en España, según el Observatorio Español de Acuicultura (OEA), un organismo bajo el protectorado del Ministerio de Medio Ambiente.

La acuicultura es también el sector que más se ha diversificado: se crían especies tanto de río como de mar en países de todo el planeta. Además de peces como el bacalao, el rodaballo, la dorada o la lubina, se cultivan otras menos conocidas en España como la tilapia, que se ha convertido en la mayoritaria en países de aguas tropicales y subtropicales. A medida que la tecnología y los medios lo permiten, el número de especies cultivadas aumenta, como el pulpo o el besugo.

En la actualidad, la actividad acuícola se centra en satisfacer las demandas alimentarias de los consumidores. No obstante, cada vez más se piensa en otras posibilidades que podrían aumentar en los próximos años. Productos para la elaboración de complementos vitamínicos, para combatir enfermedades como el cáncer, para la producción de cosméticos, para la elaboración de biocombustibles de segunda generación (como las microalgas) o para la recuperación de espacios naturales degradados.

Por ello, sus impulsores subrayan su enorme potencial presente y futuro, en especial en el actual contexto de sobreexplotación de algunas especies y de crecimiento de la demanda y del consumo de proteínas de pescado. "Solo la acuicultura permitirá dar respuesta a este requerimiento, al proporcionar productos saludables y respetuosos con el medio ambiente y al favorecer la recuperación de los stocks de las poblaciones salvajes más amenazadas", según el OEA.

No obstante, "El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2010", un informe de la FAO que reúne a expertos de todo el mundo, señala como improbable que se mantenga el reciente ritmo de expansión de la acuicultura, pero considera que los recursos no explotados de ciertas regiones suponen un considerable potencial.

Diferentes clases de acuicultura

Los sistemas de producción son variados, desde sistemas integrados en el propio medio acuático hasta otros que recrean y controlan en una instalación las condiciones óptimas. Cada especie tiene sus propias características, hasta el punto de que algunos cultivos reciben nombres propios: salmonicultura (salmones), carpicultura (carpas), truticultura (truchas), camaronicultura (camarones) o alguicultura (algas).

El cultivo de mejillones, almejas u ostras se realiza de forma directa en el mar, sobre fondos arenosos, en estructuras apoyadas en el fondo o flotantes, como las famosas bateas de las rías gallegas (Galicia, tras China, es el segundo mayor productor de mejillón cultivado del mundo). En estos sistemas, sus responsables "siembran" a los animales y las condiciones naturales favorables hacen el resto. A veces se utilizan balsas de agua a las cuales se añaden nutrientes minerales, como la espirulina, una especie de alga utilizada en alimentación y cosmética.

En otras ocasiones, se aprovecha también el medio natural pero con un mayor control. Las jaulas flotantes en el mar o en lagos mantienen a los peces en un recinto en el que se aportan alimentos y se mantiene el crecimiento poblacional. La truticultura emplea estanques y canales con corrientes de agua para reproducir el hábitat de las truchas.

Las piscifactorías son unos grandes acuarios aislados del entorno. Estas instalaciones disponen de la tecnología suficiente para hacer circular el agua y mantenerla en buenas condiciones, y para controlar el crecimiento de las especies de cultivo. Las piscifactorías requieren una inversión mucho mayor que los otros sistemas, pero ofrecen a cambio una producción mucho más controlada y no dependen de los cambios del medio natural.

Los denominados cultivos acuapónicos son un sistema de producción de vegetales y animales acuáticos de forma conjunta. Al aprovechar esa simbiosis, el coste y el impacto ambiental es menor que por separado