Proyecto Babilonia

 

 

Primera etapa implica a predios en la avenida Aviación

Se utiliza material reciclable y se promueve especies nativas


En la modernidad de la ciudad, la avenida Aviación es la arteria histórica que define San Borja.

La llegada –finalmente– del tren de Lima ha expuesto los techos de sus casas como el ventarrón del metro de Nueva York que alzó las faldas de Marilyn Monroe en la cinta The Seven Year Itch. Por eso, el reto del distrito es convertir sus azoteas en techos jardín.

Se matan dos pájaros de un solo tiro: mejora la vista aérea del distrito y, de paso, se vuelve en un refugio para la flora y fauna hoy que el cuidado del medioambiente pende de un hilo. Mejor dicho, son tres pájaros. El otro valor agregado del proyecto es que sólo se utilizan plantas nativas del Perú, como amarilis, romero, hierbabuena, huacatay, lúcumo, toronjil, ají.

Para este año la meta es que por lo menos 100 de los 306 techos samborjinos a lo largo de la citada arteria (pertenecientes a casas particulares, instituciones y empresas) participen del programa "San Borja + Verde", impulsado por su municipalidad.

El ingeniero Elmer Linares, asesor en gestión ambiental de la comuna samborjina, explica que se ha avanzado por partes. Primero se hicieron dos operativos de limpiezas de techos, que dieron como resultado más de seis volquetes de material.

Luego se empezó con la intervención de los predios inscritos en el programa.

"Hay más expectativas de las que esperábamos. La gente ya ve el cambio: se pasó de los techos como sinónimo de depósito de trastes a techos verdes. Es un cambio total". Para Linares la voluntad es la clave, que los vecinos quieran modificar esos espacios muertos que son los techos, en lugares llenos de vida.

Claro que la propia municipalidad empezó predicando con el ejemplo. Hace medio año convirtió el techo de su comedor en un jardín que cuenta con sistema de riego por goteo y ha hecho simpáticos maceteros a partir de parihuelas, contenedores, inclusive el armazón de una terma, un frío bar, y se impermeabilizaron las llantas para darle cabida a la flora.

Vecinos comprometidos

"Los techos verdes le darán una buena vista al tren eléctrico y la utilidad de vivenciar la naturaleza. Es un gran instrumento educativo", opina la profesora María Luna Ríos, subdirectora del colegio Amado de Dios, donde estudian alrededor de 200 chicos.

Hace un mes que los dos locales de esta institución educativa, en la avenida Aviación, se sumaron al proyecto. En el patio que les servía para caminar en los recreos hay mesas de almácigo hechas de polialuminio de tetrapacks. La municipalidad también les dio asesoría técnica; les trajo envases reciclados para las macetas, plantas y tierra nutritiva de compus y humus. En una esquina brilla la frase de Martin Luther King: "Si supiera que el mundo se ha de acabar mañana, yo aún hoy plantaría un árbol".

La profesora Luna recuerda que "San Borja + Verde" no sólo es económico y práctico (a los chicos de primaria y secundaria les servirán para las clases relacionadas con ciencia y ambiente). "Sobre todo tiene un efecto multiplicador: Los alumnos que tienen en casa techos libres, lo repetirán. También los adultos mayores y los niños que tienen tiempo libre, pueden también dedicarse a la jardinería, a dar vida a las áreas verdes", dice.

Hace doce años que Cecilia Nasario y su esposo son samborjinos. Se animaron a participar del programa porque para ellos "la avenida Aviación es como la sala de San Borja y hay que tenerla arreglada". Como el techo de su casa es un poco ligero, les dijeron que se podía poner sólo un palto, un níspero y un par de plantas ornamentales, además de un pequeño vivero con hierbabuena, romero y algunas flores, que la señora Nasario riega cada día, después de las seis de la tarde, para evitar que el calor queme las plantas.

Claudia Bedón, coordinadora del programa, explica que "San Borja + Verde" se adecua a lo que el vecino quiere hacer, "de acuerdo también con su realidad económica, aunque la inversión no es tan alta". Lo fundamental es el tiempo que se den las personas para el mantenimiento de estas áreas verdes, donde pueden cosechar también lechuga orgánica, romero, perejil, tomate, entre otros.

Sobre compus y humus

Cada mes, en el Kallpa Wasi o casa de las energías renovables, de San Borja, se recuperan 15 toneladas de maleza de los parques. Combinadas y procesadas con guano, se obtiene mensualmente alrededor de 10 toneladas de compus, que se derivan a los almácigos para el programa "San Borja + Verde". Luego se hace un abono más fino, el humus, degradando el compus con hojas y el trabajo de las lombrices rojas. Servirá para los biohuertos que se están implementando.

En busca del verde

San Borja, un distrito tradicionalmente "verde", sufre lo mismo que toda la ciudad: el boom inmobiliario ha cambiado sus residencias unifamiliares por predios multifamiliares, edificios que impactan también los espacios circundantes.

El ingeniero Elmer Linares explica que San Borja ha aprobado una ordenanza "pionera" en el país. Otorga a los "edificios verdes" en zonas comerciales un "bono de densidad". Es decir, aquellas empresas que certifiquen pensar en su entorno, que utilicen eficientemente la energía, ofrezcan ahorro de agua y tengan contenedores subterráneos, entre otros, podrán crecer uno o dos pisos más.

Linares explica que ya varias inmobiliarias interesadas están dispuestas a aplicar las medidas para ganar el bono.

Se brinda a vecinos especies que no necesitan mucha agua como plantas xerófitas, árboles de porte bajo, frutales nativos como lúcumo, palto; hierbas ornamentales como celosías, hiedras, geranios; y también se promueve cultivo de hortalizas.

 

Publicado por el Diario el Peruano (11 de Marzo de 2013)