MONSEFÚ CONQUISTA

RUTA DE SABOR NORTEÑO

 

Si hay un lugar que destaque por el calor de su gente y el espíritu festivo que se traduce en una gastronomía de polendas, ese es Monsefú, ubicado a solo 20 kilómetros de Chiclayo. Hasta allí llegamos para disfrutarlo.

 

 

Escribe: Gabriel Valdivia

Llamada también la ciudad de las flores, a Monsefú se puede llegar desde Santa Rosa, Eten o del mismo Chiclayo por la carretera Panamericana. Este destino es reconocido por su gastronomía y las manos hábiles de sus artesanos, diestros en la confección de tejidos de paja y bordados. Destacan, además, sus finos trabajos de orfebrería, los que suelen participar en las fiestas populares.

Una de ellas es el Fexticum que se acaba de celebrar en estos días, y donde la población mostró sus mejores trabajos y hasta dio rienda suelta a sus vocaciones literarias. Sin embargo, más allá de la feria, la creatividad del poblador monsefuano constituye hoy una importante fuente de ingresos para sus familias y en toda época del año, es posible adquirir su producción de ponchos y alforjas con motivos típicos, pasando además por sombreros, blusas, faldas, manteles, mantos bordados en hilo de algodón, oro y plata, cestas y diversos artículos de madera.

Está demás señalar que cada encuentro sirve para rearfimar la calidad de la comida monsefuana, quizá una de la más esquixitas del norte peruano. Ahora, si uno se pregunta a qué se debe la calidad gastronómica que exhibe el lugar, diremos que es la mixtura de ingredientes, propios de sus riquísimos suelos y la destreza y bien gusto de la mujer monsefuana, que ha logrado que su cocina sea apreciada por el visitante que llega hasta esas cálidas tierras.

El pepián de pava, arroz con pato, causa monsefuana, el hornado de pavo y el espesado, son algunos de sus platos emblemáticos, pero habría que señalar que ese sabor sin igual se debe, en el caso del pepián a la harina de garbanzo y maní molido; y en el caso del arroz con pato, al zapallo loche que le da color y sabor a esta delicia.

El pescado salado acompaña la causa que es preparada con papa batida, yuca, platano, camote, choclo sancochado y el encebollado.Hay que decir que detrás de esta rica expresión culinaria está la agricultura, la principal actividad de los monsefuanosm que en muchos casos conservan sus ancestrales técnicas para trabajar y producir verduras, hortalizas, pastos y flores.

Este destino se puede visitar todo el año, y además de su oferta puntual se puede acceder a toda la zona norte, con sus playas y otros atractivos.

ATRACTIVOS

Las campiñas de Callanca se ubican en Alicán Grande. En el lugar se siembran claveles, rosas, pompos, margaritas, saritas y margaritones.

Playa Hermosa. Muy cerca a los terrenos de la Comunidad San Pedro se encuentra esta playa de aguas mansas, arena blanca y brillantes. Es muy visitada en verano.

El Cerro San Bartolo, una elevación de 25 metros de altura, presenta petroglifos grabados en las piedras, en forma de peces y animales . En la cima hay una pequeña capilla con la imagen de San Bartolo y la mejor vista de Callanca.

Las dunas de Monsefú se encuentran alrededor del kilómetro 4.5 de la carretera a Santa Rosa cercando la playa.

 

Publicado en El Peruano el 5 de agosto del 2015