AQUÍ VIENE EL SUPERJEFE

 

EL CULTO AL DESEMPEÑO FÍSICO EXTREMO ESTÁ ECHANDO RAÍCES ENTRE LOS EJECUTIVOS

 

El culto al hiperdesempeño de los lideres empresariales se nutre de un ejército de instructores personales y de yoga

 

The Economist
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Un firme candidato tuit sobre negocios más absurdo del año fue publicado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), y presenta las "Catorce cosas que la gente exitosa hace antes de desayunar". Se levanta temprano, proclama el artículo promocionado por el tuit, se ejercita furiosamente y dedica tiempo a un proyecto personal (como escribir una novela o hacer arte).

También se conecta con su cónyuge ("¿qué puede ser mejor que tener sexo antes del amanecer para estar energizado el resto del día?"), tiende su cama (supuestamente eso está correlacionado con una mayor productividad), pasa el tiempo de calidad con la familia, construye redes de contacto mientras toma el café, medita para aclarar la mente y así sucesivamente. Encima, tiene tiempo para trabajar en un importante proyecto de negocios.

El tuit cayó rápidamente en el ridículo. Un lector comentó que la lista esquivalía a un ajetreado mes para él y otro notó que, aparentemente la gente exitosa no se ducha ni se viste. A pesar de su inanidad, el tuit enfatiza algo real: un creciente culto al desempeño extremo entre los ejecutivos de élite. Si antaño no era perentorio esforzarse físicamente, el código de conducta de hoy exige alcanzar la superioridad sacándose la mugre: los exitosos se merecen sus triunfos porque se suben a la faja caminadora y sudan.

Todo debe comenzar al alba Laura Vanderkman, experta en "administración del tiempo" que inspiró el tuit del WEF, indica que en una encuesta a 20 ejecutivos, el 90% dijo levantarse antes de la 6 a.m. los días laborales. Indra Nooyi, CEO de PepsiCo, lo hace a las 4. a.m, y Bob Iger, CEO de Disney, a las 4: 30 . En una ocasión, el autor de este artículo desayunó a las 7 a.m. con Michael Milken, el inventor de los bonos de basura, quien acababa de tener un "predesayuno" con un ganador del premio Nobel. Luego viene el ejercicio frenético. Es el caso de David Cush, CEO de VIrgin America, quien se monta en su bicicleta estática poco despúes de levantarse (4:15 a.m.). El entrenamiento puede ser extenuante pero a menudo se combina con otras tareas como hacer llamadas telefónicas, leer correos electrónicos, navegar por Internet o ver televisión.

Todo mientras se escucha música. Un impresionante número de jefes está yendo más lejos y convirtiéndose en devoto de los deportes extremos. John Rost, presidente de Fiesta Insurance Franchise Corporation, ha ascendido a las montañas más altas de los siete continentes; Richard Davidson, CEO de Century 21 Real Estate, escala cumbres, salta en paracaídas, bucea y pilota jets de combate. Otros ponen a prueba su capacidad física en los "CEO Challenges", consitentes en triatlones, bicicleta de montaña y cosas por el estilo.

El culto al hiperdesempeño se nutre de un creciente ejército de instructores personales y de yogam que se ganan ka vida afinando y desestresando a los líderes empresariales. Las revistas de negocios están llenas de artículos sobre cómo entrenar como un marine o alcanzar el "fitness cognitivo". Las escuelas de negocios y las "universidades" corporativas compiten para tener los gimnasios más caros. Por ejemplo, el nuevo centro de capacitación de Deloitte (US$ 300 millones de inversión) en Dallas, tiene una sala da fitness de 1,100 metros cuadrados cuyas clases comienzan al amanecer.

Pero este culto podría esta expandiéndose hacia áreas más preocupantes. Pirmero, y dejando de lado el tema de la privacidad, algunas compañías están experimentando con el uso de dispositivos portátiles para monitorear los signos vitales de sus ejecutivos. Un proveedor de estos sistemas, Peak Health, lista entre sus clientes a Goldman Sachs, Bank of America y varios fondos de coberturas.

Segundo, y de acuerdo con un CEO, varios de sus colegas están incursionando en medicinas que estimulan la concentración como Modafinil y Ritalin. Es probable que esta tendencia se intensifique: sondeos realizados entre estudiantes de universidades estadounidenses sugieren que uno de cada seis utiliza este tipo de medicinas en época de exámenes, un hábito que podrían mantener en sus carreras profesionales.

Una vez más los negocios están aprendiendo de las esferas deportiva y militar. Los deportes de equipo utilizan dispositivos biométricos para supervisar a sus estrellas (y, ocasionalmente, para detectar el uso de drogas que mejoran su rendimiento). Las fuerzas armadas estadounidenses están experimentando con pastillas que ayudan a los combatientes a mantenerse despiertos por mucho tiempo.

Es momento de detener toda hiperactividad, antes que se escape de las manos. Es cierto que muchos jefes soportan enormes cargas sobre sus hombros, ¿pero tomarán mejores decisiones si llegan a la oficina exhaustos y privados de sueño? Trabajar sin descanso probablemente indique la incapacidad de delegar y no que el jefe sea un héroe invencible, y la frenética práctica de muchas tareas al mismo tiempo es una receta para la distracción y no para la buena gestión.

Los jefes que se creen superhombres o supermujeres pueden debilitar sus empresas. Como puntualizó el gurú de la gerencia Peter Drucker: "Ninguna institución puede sobrevivir si necesita genios o superhombres para manejarla. Debe estar organizada de tal forma que sea capaz de funcionar bajo un liderazgo compuesto por seres humanos comunes y corrientes".

 

Publicado en Gestión el 24 de diciembre del 2015