LIMA PROVINCIAS

HUARAL: UN TESORO POR DESCUBRIR

 

Si usted cree que ya conoce Huaral, podría estar equivocado. A las clásicas historias de Huando y Chancay, esta pujante provincia le agrega el atractivo de su producción de vinos, el calor acogedor de los baños termales de Collpa y el interés que despierta la ciudadela de Rúpac.

 

Hacienda Huando

 

A solo hora y media de Lima está Huaral, un pueblo reconocido por su generosa ruta gastrónomica, en la que destacan–¡qué duda cabe!– el chancho al palo, la rica carapulca que lo acompaña y el superclásico local: el pato al ají. La provincia más cercana a la capital guarda múltiples secretos por descubrir, como su ruta vinera, la preciosa casa hacienda Huando, los baños termales y, en sus alturas, la ciudadela de Rúpac, que se unen a los atractivos de la porteña Chancay, con sus playas y un casi olvidado patriotismo durante la infausta Guerra del Pacíico. Sí, señores, Huaral es más que comida rica y abundante.

La casa hacienda Huando, otrora residencia de la familia Graña, sorprende por la belleza de su arquitectura colonial. Firmes leones de mármol reciben a los que desean conocer la capilla de la Virgen de la Inmaculada Concepción. Demás está decir que fue de aquí donde se dio a conocer la naranja Huando, famosa en el Perú y en el mundo.

Siguiendo la tradición, apenas el turista baja del bus en el terminal huaralino, se encuentra con las clásicas naranjas de mesa, las mandarinas, las chirimoyas y las uvas. A esta oferta se suman licores de la región: crema de anís y naranja, vino de tuna, piscos y vinos.

La casa hacienda Huando está a 10 minutos del centro. El crecimiento de la ciudad ha borrado los sembríos y el visitante siente que ya no se sale de Huaral para llegar a ese
paraje pródigo en historias. “En sus buenas épocas, de Huando salían 80 camiones de naranja por día; ahora salen apenas ocho por mes”, explica con nostalgia Amadeo Vía Butrón, el guía de la cooperativa de trabajadores de la otrora hacienda Huando. Cúspide y ocaso En los años previos a la Reforma Agraria, la hacienda tenía 1,450 hectáreas y estaba formada tanto por la casa hacienda como por la zona donde vivían los trabajadores y los sembríos de algodón y naranja.

De los seis hermanos de la familia Graña Elizalde, solo dos se dedicarían al campo: Antonio y Fernando. Hoy, las pocas naranjas que se producen se destinan a laexportación. La producción cayó en grave crisis a partir de 1970, por causa de la reforma. Don Amadeo, quien nacióen la hacienda, aún recuerda las peleas de gallos, las corridas de toros, los caballos de paso y las iestas que se organizaban en la hacienda. La casa de huéspedes de Huando alojaría a estrellas de la época,como Mario Moreno ‘Canti-las’ y el torero Manolete.

En el lugar hay árboles antiguos y no faltan los quesuperan los dos siglos. Aunquelos orígenes de la hacienda seremontan a la Colonia, seríadon Antonio Graña Reyesquien continuaría el tradicional cultivo de algodón y traería naranjas, toronjas y mandarinas de Estados Unidos. Entonces, la naranja Washington Navel prestaría sus mejores atributos para dar paso a la naranja Huando.

La casa hacienda aún conserva los hogares de los hermanos Antonio y Fernando, que eran verdaderos palacios antes de la letal reforma de Velasco Alvarado. Existe un debate sobre las implicancias sociales del modelo de hacienda que, de cuando en cuando, se reaviva en nuestro país.

En su apogeo, la casa hacienda alcanzó unos 20,000 metros cuadrados. En su interior se exponen fotos que muestran cómo era Huaral a inicios del siglo XX. Aparecen la antigua estación de trenes, la tradicional calle Derecha y patrulleros de la Guardia Civil. Y hay también imágenes de la familia que la habitó y que quizá no la quiere dejar.

Don Amadeo y otros trabajadores dicen que por las noches, e incluso de día, se puede ver a un hombre enfundado en un elegante traje negro. La fantasía hace su parte: algunos creen que sería don Fernando Graña.

En crecimiento

La hacienda se convertiría en cooperativa entre 1974 y 1989. Fracasó. Entonces, sus 1,800 hectáreas se dividirían entre los trabajadores.La capilla centenariaestá bien conservada, y sus santos y vírgenes mantienenlos atuendos festivos que tuvieron en épocas de esplendor. Las visitas a la casa hacienda se realizan desde hace 10 años y van en aumento, comenta don Amadeo. Quizá usted no sepa que de los 12 distritos de Huaral, solo tres están en la Costa y el resto en la Sierra.

En las alturas lo espera Rúpac, en Atavillos Bajo. Así que aún tiene mucho por conocer.

Visitando el lugar

Existen diversas alternativas para conocer la provincia.El tour ‘Huaral tradicional’ dura cuatro horas e incluye la casa hacienda Huando, la ruta del vino –con visitas a viñedos, alambiques y degustación– y el mirador con vista panorámica del valle de Huaral.

También están los tours hacia Chancay.El tour de Aucallama permite visitar el Eco Truly Park. Estas dos opciones toman cuatro horas. Hay tours de uno y dos días: a los baños termales de Collpa, a la ciudadela de Rúpac y a los baños termales de Churín.

Chancay es un capítulo aparte. La visita se paga sola, disfrutando de la playa, del famoso castillo y su museo, que alberga la cerámica Chancay y los restos de la goleta chilena Covadonga.

De paseo

-El precio de los tours fluctúa entre los 40 y 150 soles. Ello depende del destino y la duración de la visita.

-Imposible no disfrutar la ruta gastronómica. Diversos restaurantes campestres ofrecen el delicioso chancho al palo, el pato en ají, el chicharrón de cuy, entre otras delicias.

-El tercer domingo de junio se realizará el festival de la Sopa García. Y en octubre, el festival del nutritivo chancho al palo.

-Turismo de miedo’: se efectúa en las casas haciendas Huando, La Huaca y Retes, y en el castillo de Chancay.

 

Publicado en El Peruano el 2 de marzo del 2016