PLAYAS E HISTORIA

UN BALNEARIO CON MAGIA

 

En las playas de Pimentel parece que el tiempo se hubiera detenido. A diario,los caballitos de totora se hacen a la mar junto a modernos surfistas, mientras el pueblo chiclayano llena sus canastas con pescados y mariscos. El verano continúa en el norte.

 

Playa de Pimentel


Y como entonces, ahora también el mar de Pimentel rebosa de recursos marinos que han hecho del mar peruano una leyenda mundial. Los caballitos son construidos a base de la totora que crece en los humedales de la costa. En el pasado, estos abarcaban miles de hectáreas, pero hoy se reducen a su mínima expresión.

Las naves de totora poblarían, en tiempos prehispánicos, toda la costa. Incluso se cuenta que uno fue encontrado en la huaca que se encuentra dentro de la universidad de San Marcos. Imágenes de ellos están en frisos, vasijas de todo orden y delicadas piezas de cerámica de más de 1,000 años de antigüedad, que los muestran rompiendo las olas, con su conductor y su carga, como precursores del surf, casi idénticos a como funcionan en la actualidad.

Están identiicados con la herencia mochica. Desde tiempos inmemoriales, hacen su rutina diaria: salen temprano, en la mañana, para regresar en la tarde con la pesca del día.

Sería en la vecina región La Libertad, exactamente en el sitio arqueológico Pampas de Gramalote, en Huanchaco, en 2014, donde se habría encontrado la evidencia más antigua del caballito de totora. Los estudios la fecharían en 1,500 años a. C. Es decir, surcaron los mares hace 3,500 años.

Y todavía están. Nada más característico en las playas de Pimentel que los caballitos de totora. Usados, como siempre, para la pesca artesanal, actividad en que los descendientes de los antiguos mochicas son diestros. Se hacen a la mar con la agilidad y destreza propia de quienes han casi gateado en el mar.

Ahí están. Alrededor de 80 embarcaciones tradicionales bebiendo el ocaso en las playas de Pimentel. El caballito puede transportar a un navegante más sus aparejos de pesca. Se usa para las faenas de pesca en el Perú y también en Bolivia. Su proa es curvada hacia arriba y es más ancha en el lado posterior.

Mide entre 4.5 y 5 metros de largo y tiene un ancho de un metro. Y aunque su peso varía entre los 47 y 50 kilogramos, puede soportar 200 kilos de carga. Su diseño es el mismo desde hace 3,000 años.

El muelle más largo

Pimentel cuenta, además, con un amplio muelle de más de 100 años de antigüedad, considerado el más largo del Perú y declarado Patrimonio Histó- rico Cultural de la Nación. En la actualidad luce totalmente renovado, pues ha sido puesto en valor para los turistas nacionales y extranjeros. Considerado por muchos el mejor balneario de la costa norte del Perú, sus largas avenidas permiten pasear frente al pacíico mar norteño. Posiblemente los atardeceres más hermosos pueden observarse desde él.

Y aunque carecen del color azul turquesa de las playas piuranas, como Máncora o Punta Sal, el rumor del mar siempre es sanador para quien busca descanso y solaz. Compuesta por largas playas públicas, quizá las últimas del país, cuenta con hermosos malecones y posee ediicios antiguos, algunos de ellos monumentos nacionales, que
funcionan como hoteles o restaurantes.

Balneario amigable

Es un balneario único donde pueden observarse casas, edificios, hoteles pequeños, un espacio donde la gente aún puede caminar. Pero además es cercano, pues se ubica a 40 minutos de Chiclayo. Desde él se puede observar cómo, a las 7 de la mañana, los pescadores de Pimentel entran al mar en sus tradicionales caballitos de totora para regresar al mediodía con su cargamento de pescados y enormes cangrejos lisas. Si el turista tiene dónde cocinar, puede hacer como los vecinos de la zona y adquirir los pescados y mariscos recién salidos del mar que venden en las tardes los hombres del Pacíico.


 

Publicado en El Peruano el 13 de abril del 2016