AMAZONAS: NATURALEZA Y ARQUEOLOGÍA CERCA AL CIELO

 

La belleza escénica del departamento de Amazonas merece ser recorrida. Desde la famosa Kuélap y sus momias intactas hasta sus impresionantes cataratas y sarcófagos, atrapan la atención de los viajeros.

 

Iván Reyna 

Naturaleza e historia definen el viaje a Amazonas, región que debido a su inaccesibilidad y exótico paisaje genera una sensación de magia y aventura entre los viajeros que la visitan.

Ubicado a 3 000 m.s.n.m. en los andes amazónicos, tiene una extensión aproximada de 450 hectáreas. Considerado uno de los mayores monumentos arqueológicos peruanos. Sus murallas de más de 20 metros de altura y sus callejones en forma de embudo, hacen de esta ciudadela fortificada un lugar misterioso y sorprendente. El recorrido dentro de las instalaciones dura alrededor de dos horas.

 

 

Gocta, la del velo largo

Considerada la tercera catarata más alta del mundo. La visita a esta impresionante caída de agua requiere una dosis de esfuerzo y pasión por la naturaleza. Desde el pueblito de Cocachimba se parte por un estrecho camino de trocha en el que se puede contemplar una variedad de flora y fauna. Dos horas y media toma llegar hasta la poza que se forma por las aguas de Gocta y otras dos horas para regresar. Sin embargo apreciar este prodigio natural puede llevar el tiempo que uno desee.

Otra ruta es por el poblado de San Pablo, desde donde se tiene un panorama distinto. Aquí sólo se observa una de las caídas de Gocta. Y claro el paisaje es excepcional.

 

 

Cavernas de Quiocta

Entre los destinos que tiene Amazonas están las cavernas de Quiocta. Como parte de la ruta oeste este recorrido significa un viaje al tiempo viendo estalactitas y estalagmitas. Un paraíso para los amantes de la espeleología.

Se trata de una cavidad ubicada en Lamud, provincia de Luya. Desde la entrada es posible encontrar la importancia arqueológica que contiene. A la derecha e izquierda aparecen pinturas rojas típicas chachapoyas, generalmente amorfas, aunque una de ellas representa lo que pudiera ser un venado y otra parece a una figura humana. También desde la misma boca es posible encontrar restos óseos de animales y humanos y muchas hojas de coca. Son parte de los rituales.

Al ingresar unos trescientos metros se empieza a observar las primeras formaciones. Según se continúa avanzando por la galería estas son cada vez más frecuentes. Las galerías van en descenso y el recorrido se torna sinuoso. La oscuridad también tiene su encanto.

 

 

Molino San José

Cesareo Torrejón Ramos tiene 100 años de edad. Es del pueblito de Lopecancha. En 1955 se fue a vivir al barrio de San Antonio (a 10 minutos de Lámud) y allí fundó el Molino San José, un molino de piedra que actualmente sigue triturando granos de trigo, maíz, cebada y chochoca.

A lo largo de su vida, se dedicó a reciclar materiales que le sirvieron para implementar una ingeniosa sala de máquinas cepilladora de madera, trilladora de granos e, incluso, desvió un cauce de agua en caída. Así tuvo energía eléctrica, energía limpia.

Su invento es único, tanto que lo ha complementado con un horno artesanal, un módulo agroturístico, un trapiche jalado por bueyes, una sala de tejidos a cintura. Hoy, Molino San José, es una experiencia original del turismo vivencial de Luya.

 

Museo de momias

En Leymebamba se halla el museo de sitio que alberga y conserva en salas convenientemente acondicionadas los fardos funerarios de las más de 200 momias halladas en la laguna de los Cóndores. Las salas exhiben todo el proceso de recuperación y estudios de las momias, realizados por el centro Mallqui. Aquí se tiene además la colección de quipus más grande del país.

Cerca del museo está la entrada al bosque de Atuén, donde podrá observar cóndores o visitar en el mismo poblado el taller del artista Miguel Huamán, quien realiza trabajos en madera inspirados en piezas que fueron halladas en la laguna de los Cóndores.

 

 

Ruta: Hay dos maneras de llegar a Chachapoyas, capital de Amazonas. Ambas por tierra. Una ruta va desde Chiclayo, en un viaje de noche que dura alrededor de siete u ocho horas. Y otra, desde Tarapoto, que dura alrededor de seis horas. Ya en Chachapoyas, las rutas se siguen a través de transporte local.


Publicado en La República , 29 de setiembre del 2016