EMPRESARIOS POR LA ÉTICA

 

La empresa puede y debe contribuir a levantar el nivel humano, cultural y social de su entorno. La búsqueda del lucro no debe de ser el único motivo que justifique a una empresa ni la actuación de los directivos.

 

 


JOSÉ RICARDO STOK
Director del Senior Executive MBA

Hace unas semanas decíamos que lo normal en las personas debería ser actuar éticamente. Sin embargo, la realidad muestra que muchas vece se percibe lo contrario. Y, probablemente, son muchas las que no salen a la luz pública pero sí las conoce un pequeño entorno o no son noticia por lo reducido de la falta.

¿Es lo mismo robar millones que cientos? ¿Y estafar a docenas que a tres? Ciertamente, no. Pero no hay ninguna duda de que se empieza por poco y, si no se alcanzan esas cifras, a veces es por falta de oportunidad, de tiempo o de talento (para el mal, obviamente). De ahí la enorme importancia de la educación familiar, primera e insustituible escuela, forjadora de valores. Luego aparece la educación primaria, secundaria o universitaria, donde cobra relevancia la formación de docentes y la vigilancia paterna. Con razón se ha afirmado que el Dr. Ejemplo es el mejor maestro.

La empresa es un ámbito especialmente importante, ya que por su misma razón de ser coopera para consolidar la formación en valores. Sin embargo, hay productos que son rechazables por sí mismos (pornografía, drogas, abortivos), o bien por la forma como se comercializan (permitir su acceso a menores).

Se habla mucho de la importancia de la empresa para cuidar el medio ambiente o la sostenibilidad social, pero poco de cuánto se deteriora el nivel humano de la sociedad al fomentar, patrocinar o sostener alternativas de distracción o esparcimiento que lo único que hacen es incentivar bajas pasiones, violencia o irresponsabilidad.

Por falta de adecuada formación en sus directivos, se pueden generar situaciones poco éticas o decididamente contrarias. Por ejemplo, auspiciar con publicidad programas televisivos de bajo nivel cultural o que denigran a la mujer, que promueven antivalores o son evidentemente inmorales, es hacerse cómplice. Sin publicidad estos programas no se emitirían. ¿Cómo puede una empresa decir que actúa éticamente si los patrocina? El rating o la excusa de que eso es lo que vende no es justificación.

La empresa puede y debe contribuir a levantar el nivel humano, cultural y social de su entorno. La búsqueda del lucro aunque legítimo no debe ser el único motivo que justifique a una empresa ni la actuación de los directivos. Utilizar como principal remuneración el anzuelo y la carnada del dinero o del beneficio, ya sea en forma de premio, incentivo o exigencia de cuotas, es una sutil forma de ceder a la idolatría del dinero. El papa Francisco señala que «la tarea de los cristianos es volver a descubrir, vivir y anunciar a todos esa unidad, inapreciable y original entre beneficio y solidaridad». Es muy tenue la pendiente que lleva a la mentira, al engaño, a la estafa, a la corrupción.

Por eso, aun cuando se entienda el deseo de establecer controles y candados para evitar la corrupción, esas medidas no serán eficaces si no hay virtud. La empresa puede y debe ser una auténtica escuela de virtudes, de seriedad, de responsabilidad, de exigencia. No podemos quejarnos de falta de ética en otros si no comenzamos nosotros mismos por exigirnos en nuestro comportamiento diario, en la familia, en la vida social, en los negocios: la coherencia de vida nos lleva a ser íntegros en lo pequeño porque si no tampoco lo seremos en lo grande. Cerramos con unos versos de Machado: «¿Tu verdad? No, la verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela… La verdad es lo que es aunque se piense al revés». Es el momento de mostrar que la empresa y los empresarios sí saben ser éticos.

 

Publicado en Gestión, 28 de febrero de 2017